Capítulo 2. Un regreso inesperado

1753 Words
Dos años más tarde El tiempo pasó y con este la tristeza que invadió el corazón de Isabella, durante mucho tiempo trató de entender las razones por las cuales su esposo simplemente le estrelló los papeles de divorcio en su cara, sin embargo, nunca comprendió sus acciones. En su majestuosa casa colonial, su familia la recibió con los brazos abiertos, ella era la menor de tres hermanos, la niña de los ojos de mamá y papá, quienes durante ese tiempo se encargaron de hacerla feliz, Isabella no era una simple campesina, era la heredera universal de los Feldman. La familia de agricultores más poderosa del país, ¿Quién iba a imaginarlo? Cuando se casó con Charles Anderson, nunca les reveló su verdadera identidad, y mucho menos la inmensa fortuna que le precedía, para ellos, simplemente fue una humilde campesina que conquistó a Charles gracias a sus hermosos encantos, para los Anderson, ella solamente era la empleada de servicio de su mansión. —Hija ¿Qué estás leyendo? —Dora Feldman, le preguntó a su hija sacándola de sus pensamientos, Isabella sostenía el periódico de la mañana y estaba concentrada leyendo un gran anuncio, una gran presentación de empresarios del país se celebraría en un gran baile, y los Feldman estaban invitados. —Acerca del evento empresarial del país que se celebrará en California. —Respondió Isabella —Bueno, nosotros estamos invitados hija, pero no estoy segura si tu padre quiere ir, está cansado, creo que mandaremos a uno de los abogados de la familia para que haga acto de presencia. Isabella cerró el periódico y se quedó viendo a un punto fijo, algo que la desconcertaba en realidad, era que los Anderson también estaban invitados, ellos eran unos grandes empresarios del sector, pero estaban en la quiebra, sería una excelente oportunidad para devolver sus humillaciones. —No tiene que ir ningún abogado mamá, yo misma me presentare en el lugar. Dora abrió sus ojos con sorpresa, y se quedó viendo a su hija. —No es necesario, ya sabes quienes van a estar allí, no quiero que vuelvan a hacerte algo Isabella, porque juro que yo misma acabaré con ellos. Isabella se giró hacia su madre, y le esbozó una tierna sonrisa. —Mamá, aquella Isabella que ellos pisotearon, murió el día en el que Charles me sacó de su casa como si fuera un perro, ¿Sabías que su compañía está en la quiebra? Pues bien, llegaré con una propuesta que no podrán rechazar. —Iré contigo entonces hija, debes saber que no estás sola. Dora abrazó a su hija mostrándole todo su apoyo, sin embargo, Isabella no era la misma mujer que humildemente se entregó a su esposo sin recibir una sola muestra de amor a cambio. Una semana más tarde, las dos mujeres estaban viajando en un avión privado hacia California. El salón destinado al evento se revelaba como un escenario deslumbrante, donde la elegancia y el lujo se fusionaban en una danza armónica. Desde la entrada, una puerta doble de caoba pulida se abría hacia un vestíbulo iluminado por lámparas de araña que lanzaban destellos dorados sobre el suelo de mármol. El suelo, de madera noble, resonaba con la suavidad de los zapatos que anticipaba la elegancia de la velada. La mayoría de los invitados estaban presentes, y solo unos cuantos faltaban por llegar; en una de las mesas principales, los Anderson, estaban llenando el aire con su majestuosa presencia. Por su parte, Elise vestía elegante, con un collar de diamantes que decoraba su cuello y a su lado, Diane vestía similar, John estaba vestido con un esmoquin, pero quien relucía sobre ellos, era Charles, quien se robaba las miradas de todas las mujeres alrededor, y desde hacia un año, era el soltero más cotizado de la ciudad, su sonrisa apenas destellaba cuando saludaba a quien lo señalaba. De repente, todos se quedaron en silencio al escuchar el ruido de los pasos firmes de unos tacones, un par de hermosas mujeres llegaron al lugar, la majestuosa Dora, era reconocida por ser la esposa del agricultor más poderoso del país, pero todos estaban desconcertados por quien iba cogida en su brazo. Con un vestido rojo ceñido a su escultural figura, y un escote en forma de corazón, Isabella estaba siendo el centro de atención, los medios de comunicación se centraron en ellas, y los demás invitados hicieron una venia ante su llegada. Pero quien sintió que estaba viendo un fantasma, fue Charles, que, al verla, no podía creer el parecido que tenía esa mujer con su antigua esposa, de no ser porque estaba perfecta, podría decir que eran la misma persona. —¿Quiénes son esas mujeres? —Pregunto Elise llena de envidia. —Mamá, ¿No sabes quién es esa mujer? Salió en la revista empresarial, se trata de Dora Feldman, una multimillonaria agricultora, pero la verdadera pregunta es ¿Qué hace Isabella con ella? —Diane la reconoció de inmediato. —Esa mujer no es Isabella, ¿Qué te pasa Diane? ¿Acaso no la estás viendo? —¡Ay, mamá! Te juro que es Isabella, la ex esposa de Charles, pero me confunde, porque no se que sentido tendría que estuviera al lado de esa mujer. Charles por su parte estaba hipnotizado, a medida que Isabella recorría el pasillo de brazo de su madre, él estaba extasiado con sus pasos. >Gritó en sus pensamientos Cuando Isabella pasó por el lado de los Anderson, ni siquiera se inmuto para darles importancia, pasó tan cerca de Charles, que él pudo sentir como su perfume embriagador inundó su nariz, y sintió flaquear…Era el perfume que su exesposa usaba para una ocasión especial. Ella ni siquiera se giró para verlo, aunque sabía que estaba a su lado, pues desde lo lejos lo primero que hizo fue divisar su paradero. —¡Charles! ¡Charles! ¿La has visto? —Diane lo tomó por la chaqueta y empezó a jalarlo —¿He visto qué? —Preguntó confundido —A Isabella ¡Tonto! ¿Qué le pasó a tu ex esposa ?¿Por qué está vestida de esa manera ? ¿Por qué esta con Dora Feldman? —Insistía Diane — Ella no puede ser Isabella —Charles estaba nervioso —¡Ella no es Isabella! Porque ella era una simple campesina que conocí a las afueras de la ciudad, yo nunca conocí su familia, ni sus orígenes, no creo que tenga algo que ver con Dora Feldman. —¡Tú lo acabas de decir tonto! Ni siquiera sabías de dónde venía tu mujer, es Isabella ¡Es ella! — Diane en el fondo sonrió por verla, ella en algún momento conservó una amistad con su cuñada, pero sus padres la separaron por completo, al considerarla simplemente la empleada. Charles palideció, si era cierto lo que su hermana le decía, debía averiguar qué estaba haciendo la mujer allí. Pero no sabía que todas sus dudas iban a ser resueltas en un momento, puesto que el anfitrión del evento invitó a todos a sentarse para felicitar a los empresarios del año. Las palabras del hombre detrás del micrófono eran como susurros sin importancia para Charles, pues él estaba concentrado en la recién llegada, y en cómo todos sus cercanos la alababan. > Se repetía —¡Señoras y Señores! Y el gran premio para la empresa agricultora del año, es para Industrias Feldman—El hombre señalo a Isabella y Dora, quienes, sin poca sorpresa, se abrazaron y rieron juntas, ambas se subieron al escenario, llamando todavía más la atención. Dora se acercó al micrófono para tomar la voz y en ese momento fue que Charles prestó atención. —Bueno, muchas gracias por este reconocimiento, pero nuestra compañía no hubiera podido florecer de esta manera, sin la gestión de la gran administradora de nuestro negocio, mi preciosa hija Isabella Feldman. ¡Isabella Feldman! Ese nombre retumbó en la cabeza de Charles, no era el mismo apellido de su exesposa, pero si se trataba de la misma persona, a él se le bajó por completo la tensión y empezó a sudar en frío, su ex esposa no era una simple campesina, era la hija de unos prestantes agricultores y él nunca lo supo. Pensó que iba a desmayarse, sus manos se resbalaron de las barandas de su silla y quiso vomitar, pero él no era el único lleno de sorpresa, su madre estaba en shock. —No me digan que es cierto, ¡No me lo digan, que es la arrastrada! —¡Así es mamá! Es ella —respondió Diane complacida —No, no puede ser ella, ¿En qué momento se convirtió en la hija de los Feldman ¿Saben cuánto dinero tiene esa gente? —Se cuestionó Elise Charles seguía atónito, no razonaba, había abandonado a una mujer muy especial por un capricho, y nunca se imaginó que regresaría y menos convertida en ella, simplemente quería que se abriera un hueco en la tierra y se lo tragara entero. —¡Vámonos! —dijo Charles —¿Qué? No nos vamos a ir Charles, ahora es cuando menos vamos a irnos, ¿Estás viendo lo que hay frente a nosotros? —Elise señaló hacia el escenario mientras que Isabella hablaba. —¿De qué estás hablando mamá? —preguntó Charles confundido —Yo no veo nada, solamente una ostentosa mujer y ya está, no me siento cómodo, me quiero ir ya, si ustedes no se van pues lo haré yo solo. —¿Eres idiota o que Charles? Esa mujer te amaba con su vida, es la oportunidad perfecta para que le hables y regreses con ella, puede ser la oportunidad perfecta para que nos salve de esta quiebra. Charles se giró y se quedó viendo a su madre fijamente, eran increíbles los alcances de Elise. Él negó con la cabeza y puso su mano en la frente. —¿Qué te pasa mamá? Eso nunca va a pasar ¿Se te olvida como fue que me divorcie con ella? —Hijo , todos cometemos errores —Dijo Elise esperanzada —Debemos acércanos a Isabella, es nuestra última oportunidad. Charles suspiro apenas, y siguió mirando hacia el escenario, su compañía estaba en la bancarrota inminente y necesitaba una inyección de capital, pero nadie se arriesgó a ayudarlos por temor a perderlo todo, y frente a ellos parecía estar su salvación, ¿Sera que Isabella aun sentía lo mismo por él y podría ayudarlos?
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