Herick se agachó cerca de ella. La contemplaba allí tirada en el piso, con el vestido blanco, parecía una manta de algodón. La imagen era similar a cuando la había visto llegar al club bar cuando los dos guardias no la habían dejado entrar y ella se había dejado caer en el suelo para dar rienda suelta a la frustración e impotencia que estaba viviendo por no poder acceder al establecimiento. Al notarla de nuevo, así de abatida y quebrada, se sentía molesto y airado. Solo quería protegerla y que estuviera bien. No había experimentado tal emoción por nadie nunca antes. Era considero como un androide, sus emociones que había criado como un príncipe para heredar el reino, por lo que no debía sentir piedad ni ser endeble. ¿Cómo podía describir tal emoción que hacía que se le encogiera el corazón