Capítulo 29, Después de la reunión

1053 Words
“Nuestra mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”. —Confucio Nataly hubiera deseado que la nave fuera más grande, habría querido salir corriendo y perderse un rato, tenia deseos en ese momento de abrir la escotilla y salir, de haber podido hacerlo, el espacio le habría quedado pequeño en comparación con el tamaño de su frustración. Pero permaneció erguida, muy a pesar de que su dignidad y su orgullo acababan de ser pisoteados, no se derrumbó, no enfrente de George, no le daría eses gusto. Azumy fiel a su estilo y costumbre hizo un gesto de reverencia y salió del cuarto de mando, Helena quien hubiera querido en ese momento dar una palabra de aliento a Nataly pensó que lo mejor sería esperar, asi que tampoco pronuncio palabra alguna, se limito a salir, Urmakof dio una palmada en la espalda a Weels y salió detrás de Helena, George dijo; –con su permiso capitán–, y se retiró, el ultimo en abandonar la sala fue Jenk. Nataly se sentó en su posición, no hizo comentario alguno a Weels, quien comenzó a revisar algunos papeles que contenían cartas de navegación y cálculos realizados por Nataly. La cabina de control estaba en total silencio. Nataly pensaba que ya no podría confiar en nadie ni en Weels, ¿Qué sentido tenia estar ahí?, hubiera sido mejor que le hubieran propuesto regresarla como a Helena, habría aceptado al momento, sin apenas meditarlo, se sentía tremendamente incomoda. Weels sabía que la decisión tomada por Simons había sido muy radical, pero correcta, porque resolvía y evitaba muchos problemas tanto presentes como futuros, sin embargo, también lo dejaba en una situación muy comprometida pues ahora no tendría en quien apoyarse para la toma de decisiones y toda la responsabilidad de la misión recaía en él. Jenk sabía exactamente como se sentía Nataly, sabía de primera mano lo que era vivir atropellos autoritarios, toda su vida los había pasado, pues el gobierno c***o tiene la costumbre por tomar decisiones por cada uno de sus habitantes sin importar sus planes, sus sueños o sus metas, ahora mismo el estar ahí, en esa misión había sido un atropello. Había hecho grandes planes con su esposa para salir del país, irse a vivir a México, allá montarían un pequeño restaurante de comida y se ganarían asi la vida, podrían tener una mejor casa para sus hijos y tendrían más libertad. Claro eso de momento ya no era posible. Para Urmakof la situación era ajena, la llevaba bien con George, asi que prefería no meterse, además recordaba que Nataly había sido muy grosera con él, ciertamente no la odiaba, simplemente le era indiferente. Helena sabia muy bien que Nataly se esforzaba bastante por el equipo, pero no podía intervenir por ella, no tenía ningún elemento para abogar a su favor, esta situación le hacía sentir mal por ella, sabia que tal vez era tonto, finalmente Helena jamás había hecho algo a Nataly ni viceversa, pero le constaba también que de repente Nataly tomaba malas actitudes para con el equipo, por otra parte George no le terminaba de caer bien, también era testigo de cómo este molestaba a Nataly, sin embargo habría ayudado mucho que Nataly tuviera más temple para manejarlo. Azumy, por su parte, veía muy normal ese tipo de cosas, son parte de la disciplina y las ordenes se tienen que acatar, igual no había tenido mucho contacto con Nataly solo que le parecía que era muy indisciplinada y poco capaz como para liderar la misión, asi que para ella la decisión tomada estaba mas que justificada. A ninguno, salvo George le molestaba su tono de piel, incluso Urmakof la encontraba bastante atractiva, pero el caso era que Nataly no cohesionaba con el equipo de la manera en la que un líder debe hacerlo, en el fondo a todos les molestaba algo de ella, asi que para todos fue bueno saber que ya no estaría a cargo, pues eso quizá abriera la posibilidad de mejorar las relaciones. En cuanto a George, como usted imaginara, estaba que rebosaba de alegría pues se había salido con la suya, aunque en realidad apenas estaba en el calentamiento, quería destruir moralmente a Nataly y esto era solo el principio, aquello le producía un placer extraño, lo había hecho por años con su esposa y ahora podría divertirse un poco, era como un niño con juguete nuevo. Un poco más tarde Azumy se presentó ante Weels, hizo una reverencia, llevaba en la mano un frasco con píldoras azules trago una con un sorbo de agua, hizo otra reverencia, Weels correspondía la segunda reverencia, Azumy salió para dirigirse a la zona de descanso. A Weels le gustaba la actitud de Azumy, no se metía en problemas, hacia lo que se le pedía, y nunca tenia queja alguna, encontraba en ella un atractivo inusual, casi místico. Ciertamente, aunque Azumy carecía en gran medida de carisma, lo que le hacia bella, era esa excelente disposición que mostraba hacia cualquier actividad, se aburria tanto sin tener que hacer que cualquier pretexto era bueno para ayudar o trabajar en algo, no importaba si eran labores de limpieza, documentos, cuestiones mecánicas, Azumy jamás tenía un “no” por respuesta y eso a Weels como a los demás les parecía perfecto. Aquella visita de Azumy a sala de controles lo había hecho percatarse de la hora, no había muchas indicaciones que dar, quizá algunos detalles que afinar en las coordenadas, pero nada que fuera urgente, asi que se despidió de todos fue al área común tomo su píldora azul y se fue a dormir. El área de dormir comprendía tres camas individuales dispuestas en litera, asi que había un rol de turnos para ello, dormían Azumy y Weels dormían de las 0 a las 8 horas, Helena dormía de las 4 a las 12 horas, Urmakof y Nataly dormían de las 8 a las 16 horas, George dormía de las 12 a las 20 horas aunque este último solía pararse aun con la píldora a las 17 horas, y Jenk dormía de las 16 a las 24 horas, aunque muchas veces le tocaba que lo despertaran antes para las juntas, pues el tiempo de la nave estaba alineado con el horario de Greenwich.
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