El Proyecto Viling

Capítulo 19: En la estación espacial

“La vida es una obra teatral que no importa cuánto haya durado, sino lo bien que haya sido representada” —Séneca

Ya en la estación el equipo se reúne con Jacob, Yuria y el capitán Morne, todos están sorprendidos por la gran cantidad de personas que, para una sola nave, pero también están sorprendidos del tamaño monstruoso del Prometeo III.

Y es que aquella cosa no era lo usual, los pasillos y las cavidades habían sido diseñadas amplias, contaba con una cabina de mando una capsula que serviría como estancia, un pequeño cubículo de descanso, un área de sanitario que también servía como aseo y un cubículo de almacenamiento, además del tanque de agua y almacén complementario y los dos depósitos de combustibles que debían ser montados ahí mismo en la estación.

Básicamente era en Titanic de los cohetes espaciales, o mas bien dicho era la primera nave espacial formalmente construida por la tierra.

Los once meses siguientes serian de arduo trabajo, especialmente para George y Urmacof que con el apoyo de jacob serían los responsables de armar y conectar los tanques, actividad que debía hacerse en gran parte en el exterior, Azumi, Helena y Jenk apoyaban desde dentro en lo que podían, Azumi y Helena se encargaban de mantener todo en orden, mientras que Jenk servía como apoyo llevando y trayendo cosas entre el interior y el exterior.

Aproximadamente al tercer mes recibirían una nueva dotación de tanques de oxigeno para la misión, en todo ese tiempo la comunicación con tierra seria vital y realmente poco sería el tiempo que la tripulación tendría para contemplar la hermosa vista de la tierra.

Oh si, la mejor experiencia que puede tener un ser humano en el espacio es la hermosa vista de la tierra y si bien hoy en día hay innumerables fotos satelitales en muy alta calidad y resolución, nada puede ser comparable con poder apreciar la majestuosidad del planeta.

Mas aun de noche cuando la luminosidad de las grandes ciudades hace visible la distinción entre el área rural y urbana, mucho se cuenta sobre si la gran muralla china puede verse desde aquí, la verdad es que este solo es un mito urbano ampliamente extendido que nació mucho antes de que se inventaran los viajes espaciales.

Lo que sí es posible apreciar con detenimiento son algunos aeropuertos, presas y linead de carreteras, claro no todo es bonito, las grandes nubes de contaminación y cúmulos de petróleo producto de derrames flotando en el inmenso océano empañan aquella visión.

La es estrellas pueden verse nítidamente, a diferencia de en la tierra en la cual pueden verse con luz tenue y un constante parpadeo, acá no hay un fenómeno de refracción que impida verlas y su luz llega de forma directa haciendo de la vista un espectáculo, además es posible apreciar con mayor claridad a los planetas, principalmente a nuestro vecinos venus y marte, pero también a los inalcanzables, insoñables e impensables monstruos del espacio júpiter y saturno, se eriza la piel de pensar que vamos hacia allá.

No obstante, podrá ser el gran sueño imposible de muchas personas y ciertamente puede ser algo fabulosos pero la realidad es que estar allá arriba no es algo fácil, existen muchos riesgos y definitivamente es un medio altamente hostil para la vida.

No solo son los peligros físicos, si no también se pone a prueba la estabilidad mental, veamos pues algunos fragmentos de la bitácora de Helena escritos durante su estadía en la estación espacial internacional.

–“…Siento que llevo siglos en este lugar, la comida no es mala, pero constantemente me siento mas cansada de lo normal, Dios, cuanto no daría ahora por una ducha con agua caliente…

…La relación con Azumi ha mejorado considerablemente, nos hemos entendido bien, aunque me sigue pareciendo bastante extraña, casi no come, casi no duerme, como hará para aguantar tanto estrés…

…han pasado semanas sin ver a Urmakof y a George, creo que duermen en el área común de la estación, pero yo casi no voy para allá, ahora mismo sé que están bien porque tengo que ocuparme de monitorear sus signos vitales…

…Soñé que Jenk moría devorado por un monstruo espacial, se veía tan real, menos mal que esas cosas no existen, ¿o sí?, tengo que calmarme, iré a buscarlo, tiene mucho que no entro a la estación…

…hoy Urmakof me dijo que me veía pálida, que tratara de descansar mejor, la verdad no he dormido bien, esos sueños son tan horribles y reales, estoy tan tensa, no creo soportar mucho tiempo…

…No se que pasa conmigo, escuchó pisadas todo el tiempo, como si alguien caminara detrás mío, sé que es absurdo, no tiene sentido alguno estamos en gravedad cero…

…más de tres dias y la fiebre no baja, no se que tengo, escuche al capitán decir que si no mejoro tendrán que regresarme a la tierra, creo que tal vez sea lo mejor…

…hoy por fin estoy de pie y he amanecido de mejor humor, las pesadillas parecen haberse ido, aunque Azumi está un tanto molesta parece que le deje toda la carga, no se en realidad cuanto tiempo ha pasado…

…Hoy el buen Jenk me dijo que estuve mes y medio inconsciente que pensaron que moriría, me pidió que no los contara, pero dice que Weels pidió mi regreso a tierra y que le fue negado. Pero ¿Por qué? ...”­–

En estos fragmentos se puede apreciar claramente el intenso estrés al que es sometido el astronauta, aunque algunos ya estaban familiarizados, otros la pasarían muy mal, especialmente los primeros meses.

Tal es el caso del Nataly, quien se encargaría de cuidar a Helena mientras estuvo enferma, y quien experimentaría varios episodios de ansiedad.

El mismo capitán Weels parecía agudizar su depresión, cada que veía por la ventana, contemplando esa tierra, aquella hermosa tierra en el que tiempo atrás había tenido tenta felicidad.

Y para Jenk no que decir cada minuto era una eternidad, pensando en cómo estaría su familia, sobre todo cuando la estación sobrevolaba china no podía evitar imaginarse que podría verlas desde ahí a esa distancia.

Tan pronto como terminaron los trabajos, los tripulantes del Prometeo III agradecieron a los de la estación, posteriormente se realizaría el desacoplamiento del modulo para que Prometeo siguiera su curso.

Durante un año más orbitarían la tierra a 500 kilómetros eso son la intención de aprovechar la fuerza gravitacional para acelerar la nave hasta los ochenta mil kilómetros por hora, velocidad necesaria para ahorrar la mayor parte de combustible durante el viaje.