Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: ¡VIVIR! —Robert Louis Stevenson.
Volvemos nuevamente al año 2016, en el aeropuerto de Orlando este todo listo para recibir a Marco Guillen.
De acuerdo con los informes no sospecha nada, al contrario, está muy emocionado, el teniente Williams Rash está a cargo del operativo, él fue quien tuvo la brillante idea de tenderle un anzuelo, después de todo, ¿Qué latinoamericano no quiere la ciudadanía gringa?
El plan es el siguiente, una vez que Marco Guillen baje del avión, será recibido por dos agentes de la CIA de forma muy amable y cortes para que no sospeche, tiene instrucciones de tratarlo como rey, señor estamos a sus órdenes, ese tipo de cosas seria nefasto que protagonizara un escándalo en pleno aeropuerto y llamara la atención de la gente.
Una vez adentro de la camioneta, aprovechando el polarizado de los vidrios abría dos agentes más, de tal manera que entre los cuatro lo someterían, le colocarían las esposas y lo llevarían a dar un paseo por todo Miami, de esos paseos que dan los policías.
Cuando hayan terminado con él tienen que entregarlo a la base militar de Tampa, ¿ya hizo cuentas de los kilómetros que recorrerán? Una vez en Tampa la instrucción es clara, hay que torturarlo para que diga lo que sabe, si hay cómplices, la CIA tiene que estar al tanto, una vez que confiese la información necesaria hay que matarlo y cremar el c*****r, hay que tirar las cenizas al mar para borrar todo rastro, la CIA se encargara del resto, Marco Guillen nunca abordo el avión.
Hacia las tres de la tarde el teniente Rash recibe una llamada, se trata de uno de los oficiales asignados a la custodia del imputado.
–Señor, el criminal escapo–. Es el reporte que da el oficial
Rash estalla en ira, como es posible que un simple sujeto burlara a los 40 elementos desplegados incluyendo los dos de custodia.
–Parece que lo subestimamos, o alguno de sus contactos lo puso al tanto de la operación el hecho es que fugo por la reja del baño del aeropuerto, en cuanto nos dimos cuenta nuestros agentes intentaron detenerlo, pero ya estaba en suelo mexicano–.
Lejos de satisfacer a Rash la explicación lo enfureció más, –¡¿son idiotas acaso?!–, grito por el teléfono.
–No señor–, contesto el agente.
–¡Si eso es lo que son una bola de idiotas, en cuanto regresen se iran de arresto todo ustedes entendieron! –
–Sí señor– respondió la vos.
Rash no colgó la llamada, su rabia era tal que azoto el teléfono contra el piso quedando completamente destruido en el acto ante la mirada atónita de su oficial segundo.
–¡Avise que se cancela el operativo! –, Grito.
–¡Sí señor! –, respondió el oficial con voz fuerte.
Rash azoto la puerta de su oficina, estaba eufórico no se aguantaba el mismo, se sirvió un vaso de whisky para tranquilizarse, derramo un poco el pulso le temblaba, tardaría al menos dos horas en poder pensar con claridad.
Tenía que calmarse, en poco tiempo, tal vez cuestión de minutos recibiría una llamada y tendría que explicar el estado de la misión, se había gastado mucho dinero en el despliegue, asi que tenía que pensar muy bien cómo iba a argumentar que una persona promedio como lo era Marco Guillen se había burlado de medio centenar de agentes de la CIA.
Levanto la foto de archivo que tenía en donde aparecía marco guillen junto a sus padres, dirigiéndose a él como si pudiera escucharlo dijo lo siguiente con vos taimada: –tú crees que estas a salvo, yo te voy a demostrar que no, tarde o temprano cometerás un error y entonces te voy a atrapar y cuando lo haga, tú mismo suplicaras que te mate, pero entonces, no seré tan buena persona como para hacerlo.
Sonia no podía dejar de pensar en su hijo, hacia tres dias que se había ido y no se había comunicado con ella muy a pesar de que prometió hacerlo, la angustia la devoraba por dentro, no había podido probar bocado en todo el día, simplemente no tenía hambre, a pesar de que Ricardo, su esposo le dijo, –Asi son los jóvenes, cuando se acuerde nos hablara–, pero Sonia sabía perfectamente que algo había pasado, lo sentía con ese sexto sentido que solo tienen las madres cuando sus hijos están en problemas.
No podía cerrar los ojos, se imaginaba un avión estrellado, un tiroteo, e infinidad de cosas que pudieron haberle pasado a su hijo, no supo en qué momento se quedó dormida, pero se hayo soñando, que corría en medio de un campo de flores y de repente de la nada salió un hombre a caballo y la perseguía y ella corría y para colmo el sol estaba muy fuerte, y hacía mucho calor y sudaba, pero seguía corriendo jadeando y el hombre del caballo lanzo la soga y ella sintió que se asfixiaba y comenzó a toser y despertó.
Hacia un calor horrible, el humo llenaba la habitación no se podía respirar, Ricardo también se incorporó casi en el mismo instante, todo fue muy rápido, por las pequeñas rejillas del marco de la puerta de la habitación se colaba el humo y algunas llamas, a lo lejos se oía que venía un camión de bomberos y algunas ambulancias.
Ricardo se asomó por el cristal de la ventana, había varios vecinos reunidos, miro que su esposa se estaba ahogando entre el humo y el llanto, mirando desde afuera aquel incendio, la ansiedad se apodero de él, desesperado tomo el pequeño banco del tocador y lo lanzo contra la ventana.
Una explosión instantáneamente catapulto la puerta hacia él, al mismo tiempo que una gran llamarada se abrió paso en todo el cuarto, encendiendo la cama, las cortinas, el tocador de madera, como si se tratara de un monstruo salido del mismísimo infierno.
La gran llamarada no tardo en rodear los cuerpos de ambos que con muecas se observaron el uno al otro, como se encendían las ropas, como se calcinaba la piel, luego todo se oscureció, pero seguían sintiendo el dolor, el ardor intenso, percibían el olor de su propia carne quemarse, no sufrieron mucho, en poco tiempo el dolor había desaparecido y después todo fue oscuridad y luego la nada.