“La desaparición del sentido de responsabilidad es la mayor consecuencia de la sumisión a la autoridad”. —Stanley Milgram
Todos se reunieron en cabina de mando muy temprano para tomarse la foto del recuerdo, que fue enviada a tierra.
Aquel 12 de mayo del 2022 cerca de las 23 horas Weels abrió la intercomunicación.
Weels: –Prometeo III a Houston, ¿me reciben?, cambio–.
Houston: –Saludos Capitán, un placer escucharlo, Cambio–.
Weels: –A nombre de la tripulación expreso nuestras mejores intenciones, solicito permiso para abandonar la órbita a reserva de sus indicaciones cambio–.
Houston: –Verificando que todo este en orden espere… …su trayectoria, velocidad y Angulo son correctos, tiempo para liberación menos de 5 minutos–.
El silencio en la cabina recordaba a todos el mismo silencio del día del despegue.
Houston: –tiempo para la liberación 4 minutos–.
Todos los tripulantes parecían hipnotizados por el reloj y este parecía cambiar cada vez mas lento, aquello no era tan emocionante como el despegue, pero ciertamente transmitía una sensación extraña, como la de un niño cuando va por primera vez a la escuela y tiene que separarse de su madre.
Houston: –Tiempo para la liberación 3 minutos–.
Los únicos que estaban sentados eran Weels y Nataly, el resto permanecía de pie.
–Dios, que nervios–, dijo helena en voz alta sin querer.
Urmakof la tomo de la mano, ligeramente fuerte como si fueran novios y con la otra mano sujetó de la misma forma a Azumy.
Helena no dijo nada, solo volteo a ver a Urmakof y comprendió enseguida de que se trataba, asi que sonrió y sujeto de la mano a George a quien tomo tan desprevenido como Urmakof la había tomado a ella.
Azumy en un principio se sobresaltó y se sonrojo al mismo tiempo, para ella no era normal que alguien la tomara de la mano, mucho menos un hombre, pero cuando vio a Helena tomar a George con tanta familiaridad, se relajo un poco y volteo a ver a Jenk y con un gesto lo mas parecido a una sonrisa nerviosa le ofreció tomar su mano.
Jenk la tomo de la mano inmediatamente, manteniendo la vista al frente, Azumy recupero su gesto de seriedad y giro su cabeza en la misma dirección que todos.
Houston: –Tiempo para la liberación 2 minutos–.
Weels también tomo la mano de Nataly, a lo que ella correspondió con cierta seriedad, aun estaba un tanto molesta por lo acontecido, pero comprendía que ese gesto era mas que un protocolo, finalmente que importaba ella, ella era una única persona, pero era parte de un equipo y por ende tenia que permanecer en unidad y armonía.
Houston: –Tiempo para la liberación 1 minuto–.
Los cinco integrantes rodeaban a la pareja de conducción de la nave, era una foto digna de ser tomada.
Houston: –Prometeo III les deseo buena suerte quedan autorizados para liberarse en 10, 9, 8,–…
Todos apretaron sus manos. Weels hizo un movimiento de cabeza en señal de asentimiento hacia Nataly quien libero su mano de la de él y comenzó a mover interruptores.
Houston: –4, 3, 2, 1; Prometeo III ahora.
Nataly encendió de golpe los ocho turborreactores que catapultaron al Prometeo 3 en línea recta, alejándolos de la influencia gravitacional de la tierra.
Un grito de júbilo y emoción llena el ambiente tanto de la nave como de la central de control, la intercomunicación hacia sentir como si todas esas personas en tierra estuvieran en ese momento festejando ahí dentro de la cabina.
Cuando los corazones recuperaron su ritmo la conversación se reanudo:
Weels: –Aquí Prometeo III, estamos en marcha, cambio–.
Houston: –Recibido y liberados, los felicito, cambio y fuera.
La comunicación se cortó, los focos del circuito cerrado se apagaron al mismo tiempo. Cuando alcanzaron los primeros mil kilómetros de distancia Natali apago los turborreactores, en lo adelante el impulso de la nave los llevaría directo a su destino.
Ver a la tierra alejarse tan rápido, les causaba una mezcla de emociones, nostalgia, melancolía, amor y evocaba grandes recuerdos, nadie se atrevió a recitarlo, pero en las mentes de cada uno de los tripulantes resonaban las míticas palabras de Carl Sagan y su punto azul pálido que inspirara que lla fotografía del Voyager tomada en 1990.
A esa velocidad no tardaron mas de dos dias terrestres en alcanzar la luna, ninguno podía despegarse de la ventana, era una visión única, ciertamente desde la tierra es majestuosa, pero tenerla tan cerca los hipnotizaba, los tenía “babeantes” la liza superficie amarillenta de textura arcillosa, los cráteres milenarios y aunque en efecto no estaban tan cerca para ver las huellas de Armstrong ni la bandera americana colocada por este, pero vaya si intentaron divisarlas.
A quien le importa si estuvieron en la luna o si todo fue un montaje para ganar la carrera espacial, ellos estaban ahí en ese momento y eso era lo importante.
Algo le llamo la atención a toda la tripulación, Helena fue la primera en notarlo, ahí en la cara oculta de la luna había una luz brillante, parpadeante parecida a los faros de los puertos o a las torres de vigilancia de las prisiones, Weels fue al tablero de control y dirigió la cámara de la nave hacia ese punto, tomo una grabación, y la envio a la nasa.
No pudieron distinguir ninguna estructura además de la luz, esta si bien parpadeaba era fija, no presentaba movimiento aparente como para afirmas que era una nave espacial, la observaron ahí durante poco mas de una hora hasta que desapareció en la distancia.
–¡¿Serán extraterrestres?!– dijo Helena, con preocupación.
–¡Para nada! –, dijo Urmakof con sarcasmo, –conociendo a los compatriotas de George, seguro es un McDonald’s–.
Todos rieron al unisonó, –o un Seven-Eleven–, dijo George.
–Puede que sea algo peor–, Dijo Azumy con seriedad y todo desconcertante.
Las risas callaron y todas las miradas se giraron hacia ella quien ya hacía en un rincón oscuro con una lampara de mano, dirigiendo la luz hacia su cara dijo con tono de murmullo y misterio.
–una planta de coca-cola–.
Lar risas se desbordaron, era una faceta de Azumy que todos desconocían en lo absoluto, pero sin duda alguna anunciaba que todo estaba cambiando y que quizá y solo quizá las cosas irían mejor para todos.