“El pasado es como una lámpara colocada a la entrada del porvenir”. —Félicité Robert de Lamennais
Helena avanzo por el pasillo, era bastante largo cuando llego a la escalinata se oían las pisadas de otros de sus compañeros que venían bajando doble sin importancia, fue la primera en llegar al comedor, el mismo se encontraba cerrado al publico y las mesas se habían dispuesto de tal manera que formaban una sola rectangular.
No había mucha gente hospedada en ese momento, de hecho, no había nadie lo cual era raro, la extraña enfermedad que azotaba el mundo había impedido los periodos vacacionales y sobre todo estaban prohibidas las aglomeraciones, incluso la junta que iban a celebrar tenia ciertas limitaciones, cada una de las sillas estaba dispuesta a dos metros de distancia una de la otra y el cubrebocas era un requisito obligatorio.
Tomo asiento en el lugar que se le indico de la misma manera no tardo en entrar el siguiente, un chico de bermudas, después una china y luego un c***o, el chico de bermudas se sentó frente a ella y la guiño el ojo seguido de una sonrisa, ella no pudo evitar sonreír, fue una reacción involuntaria. La china era se sentó a su lado, se veía demasiado seria, y el c***o parecía mas bien asustado como si no perteneciera a ese lugar.
–En un momento más comenzamos– dijo uno de los agentes que los habían acompañado y sin dar tiempo a la respuesta salieron todos y cerraron la puerta detrás suyo dejándolos solos.
Por unos instantes todos se miraban con curiosidad sin decir una sola palabra, hasta que Urmakof acostumbrado a romper el hielo dijo:
–¿Es cierto que China creo el Virus?–. dirigiéndose a Azumi.
Azumi no pudo evitar fruncir el ceño, no profirió ninguna palabra, pero si dirigió una de esas miradas que parecen querer asesinar al toque.
Lejos de corregir su error Urmakof prosiguió, –Vamos es lo que dicen en las noticias–.
Azumi de manera cortante entonces dijo: –no lo sé, no vengo de china–.
Aquello cayo como balde de agua fría a Urmakof, no estaba acostumbrado a que la gente y mucho menos las chicas le contestaran fríamente, hizo una mueca difícil de describir pero que a Helena le pareció graciosa y no pudo aguan la risa.
Mientras tanto Jenk sabía que hablaban de su país y comenzó a incomodarse, pero permanecía serio como si estuviera distante.
Mientras tanto Urmakof recompuso y restándole importancia a Azumi, volteó a ver a Helena quien aun tenia la sonrisa y se había sonrojado un poco, –Vermish me dijo que tendría una compañera rusa– lo dijo en el idioma ruso.
–Si, también me hablo de ti, tu debes ser Urmakof–. Respondió, –me dijo que debería…
La platica fue interrumpida por la apertura de la puerta entrarían dos personas una mujer de traje otro hombre de aspecto militar y detrás de ellos tres más, una mujer afroamericana y un hombre y una mujer americanos, todos con un aspecto profundamente serio, mismos que tomaron un lugar en la mesa, mientras que los dos primeros avanzaron al frente.
El militar comenzó la intervención.
–Bien, veo que se van conociendo, permítanme presentarme soy el General Eduard Simons estoy a cargo del proyecto Viling y me acompaña la directora de la agencia central de investigaciones la oficial Gina Haspel. Como ustedes saben están asignados a la misión Prometeo III, la intención de esta reunión es presentarlos entre ustedes para que se conozcan, y para conocerlos también nosotros asi que sin más que agregar me gustaría que cada uno se presente y nos diga de donde vienen, nos cuenten algo sobre ustedes y que función les fue encomendada. Si les parece bien comencemos por este lado de la mesa–. dijo señalando a Helena.
Helena tomo aire se puso de pie, no pudo evitar pasar saliva pues esta se le arremolinaba en la lengua.
–Me llamo–, dijo con voz firme –Helena Yarikova tengo veintiséis años vengo de Rusia, soy Edafóloga, me gusta la cocina francesa, mi misión será buscar muestras de minerales y realizar el análisis para enviar la información a la tierra–.
Tomo asiento al mismo tiempo que Azumi se levantaba. Dirigió una mirada de odio hacia Urmakof acto seguido hizo una reverencia ante los que presidian la junta y dijo:
–soy Ia Azumi Tsubaksa, vengo de j***n me especializo en metales, no me gusta hablar mucho de mí, mi misión es analizar muestras de metales para identificarlos y enviar información a la tierra–.
Las miradas se posaron en Jenk.
Se levanto del asiento y dijo con mucho nerviosismo, –Soy Jenk Lee soy biotecnólogo vengo desde China y quiero aclarar que no estoy enfermo de nada, mi gobierno me solicita poner mis conocimientos a su disposición.
Se sentó, Urmakof dijo con voz burlona –que bien, quizá nos enseñe kung fu–, ni Helena ni los americanos pudieron evitar sonreír, Azumi permaneció seria e imperturbable, Jenk frunció un poco el Ceño en señal de que no le había hecho gracia.
Urmakof se levantó y dijo –soy Joseph Urmakof vengo de ucrania, soy muy esporádico espero no ofender a nadie, soy ingeniero en electrónica les apoyare con el mantenimiento de la nave–.
Llego el turno de los americanos
–la primera fue la chica Afroamericana, una mujer de gran porte y belleza, soy Nataly Being, seré su piloto y segundo oficial al mando, espero que hagamos un buen equipo–.
George no pudo evitar mirar con odio a Nataly, ¿Que hacia una N-g* en un proyecto de la NASA?, pero aun ¿Cómo era posible que se le hubiera dado un cargo tan alto?, ella debería ser la encargada de limpiar el baño o algo asi
–señor George, su turno–
La voz de Simons lo saco de sus pensamientos
–¡Si señor! –, Respondió de forma viril
–mi nombre es George Shutz voy a ser su supervisor y encargado de mantenimiento y reparaciones de la nave, trabajare en conjunto con ustedes para resolver cualquier problema que se les presente–
La mirada de todos se posó ahora sobre Richart.
–Les saludo cordialmente–, dijo, siendo muy cuidadoso en las formas, seré su Capitán, Richart Weels, he dirigido ya otros equipos y será un placer trabajar con ustedes durante los siguientes años, quiero que sepan que aunque de primera vista somos desconocidos, y quizá no estemos acostumbrados a las formas de cada uno, tenemos que empezar a vernos como miembros de una familia, pues en lo adelante comeremos juntos, estaremos juntos y sobre todo viviremos juntos por lo que es indispensable que no existan asperezas entre nosotros y en caso de haber algún conflicto, créanme que como su líder estaré para escuchar, atender y resolver a fin de que sea la mejor experiencia para todos.
Helena y Urmacof Aplaudieron, tímidamente se unió Jenk le siguieron el resto, solo Azumi permaneció imperturbable, no por grosería, sino que esa no era una costumbre para ella y no sabia como reaccionar. Jenk por su parte tampoco estaba acostumbrado, pero decidió seguir la corriente.
Una vez pasada la Euforia Gina tomo la palabra.
–bueno, pues ya que hemos dejado de ser extraños quiero hacer unas puntualizaciones y precisiones, primeramente como ustedes lo saben hay una pandemia y es necesario apegarnos a las medidas sanitarias, si no han visto mas personas es simple, por que este hotel esta reservado en este momento para ustedes y personal que trabaja en el proyecto, pueden pedir lo que quieran y se les traerá pero deberán evitar salir del mismo, tampoco se podrán reunir entre ustedes, se les harán pruebas diariamente, se les informara el día del lanzamiento, es muy importante que sean conscientes que la información de este proyecto es confidencial, por lo que todas sus líneas telefónicas están intervenidas, cualquier violación o filtración de información será fuertemente sancionada, ¿alguna pregunta?–.
–¿Podemos usar la alberca? –, se apresuró Urmakof
–No–, la respuesta fue mas cortante que una motosierra
–¿alguien más? –, se hizo silencio
–Bueno, esta reunión a concluido que tengan excelente semana–.
Azumi se levantó hizo una reverencia, los dos oficiales correspondieron, las cinco personas salieron dejando nuevamente solos a los cuatro extranjeros, no seria por mucho pues acto seguido entraron los agentes de resguardo para llevarlos a sus cuartos, Helena y Urmacof se despidieron con un gesto, Jenk salió pensativo, Azumi parecía mas un robot que una persona. Cada uno fue escoltado hacia su habitación.
Todos sin excepción sentían una profunda incertidumbre, pero más Jenk, recuerde usted que Jenk no tenía tan clara la información, no sabía lo que era el proyecto Viling, ni la misión Prometeo III, no tenía la menor idea de lo que hablaba la gente en esa sala y, acaso ¿había escuchado bien? ¿el capitán Richart había dicho “Años”? ¿volvería acaso a ver a su familia nuevamente?
Durante el trascurso de los siguientes dias no volverían a verse, respecto a la reunión helena escribiría en su bitácora:
“12 de abril de 2020
Tuvimos una reunión poco a mena, uno de los chiscos Urmakof bajo en bermudas, de ver sabido yo hubiera ido en traje de baño, aquí hace mucho calor tengo el aire acondicionado a todo lo que da, he perdido la cuenta de cuantas limonadas he tomado, me han asignado de 16:00 a 18:00 para ejercitar en el gimnasio, no se si este encierro me vuelva loca o ya lo esté.
La verdad quería jugarle una broma al tipo, pero no tuve tiempo, ya el doctor Vermish, nuestro director me había hablado de él, dice que es muy buena persona y además muy sociable, a mi me ha dado la impresión de que le gusta romper las reglas, eso es bueno, creo que hará mucha falta alguien que amenice el viaje.
Hay una mujer japonesa es muy seca y arrogante, al parecer tendré que hacer equipo con ella, espero que podamos trabajar bien y tenga problemas, también hay un señor c***o, ¿Por qué todos los chinos se apellidan Lee?, es algo que siempre me ha dado curiosidad, se ve que es muy tímido e inseguro, apenas hablo.
El capitán parece buena persona y la piloto es una chica n-g*, se ve muy joven parece muy seria, es bueno saber que este país esta superando sus limitantes raciales por otra parte, el otro tipo, el de mantenimiento no me inspira nada de confianza, a lo mejor son ideas mías.
Muero de ganas por que esto avance rápido, me pregunto que se sentirá ver a júpiter de cerca, siempre me ha gustado ese planeta, es grande, bello, imponente, digno de ser un Dios Supremo y también ¿Qué será esa tal luna Viling de la que han hablado? ¿habrá vida ahí? No, ¡que tontería! Ya me parezco a los señores esos que salen en la televisión.
Bueno, pues me temo que tendré que descubrir lo que sigue.