“No cuentes los días, haz que los días cuenten”. —Muhamed Alí
Aquel grito fue ahogado por las gruesas paredes de la habitación del hotel, sin embargo, fue lo suficientemente fuerte como para que despertar a la adormilada agente que custodiaba la puerta quien de inmediato aviso por radio a sus compañeros más próximos, fue cosa de aproximadamente dos o tres minutos que las bisagras de la puerta cedieron ante la feroz patada de uno de los agentes quien entro con la pistola en alto, seguido de tres agentes más, solo para descubrir a una descompuesta Azumi, aun en bata de baño sentada en una de las esquinas de la habitación temblando, un tanto por el entumecimiento, producto del baño que acababa de tomar y un tanto por el miedo.
El agente dirigió la mirada hacia ella que dijo con voz temblorosa, –había un hombre ahí–, señalando con el dedo índice de la mano izquierda mientras que con la derecha acomodaba su bata, acto seguido los agentes inspeccionaron la habitación de manera totalmente minuciosa, el baño, el armario, debajo de la cama, las puertas del tocador, el balcón, cada rincón donde pudiera estar escondida una persona.
Al mismo tiempo el personal del hotel entraba en la habitación, tras un breve interrogatorio a Azumi, comprendieron lo que pasaba, y es que ese tipo de historias no eran ya extrañas o ajenas para ellos, era un hotel con historia, con mas de un siglo de antigüedad, por ello en algunas habitaciones o en los pasillos era común que algunos visitantes se toparan con ciertos espíritus de personas que habían visitado el hotel o incluso que habían muerto en él.
Porque si, había muchas leyendas en torno al mismo, por ejemplo, estaba el caso de la habitación 128, la cual en su tiempo había sido una de estas habitaciones nupciales lujosas, llenas de detalles y decorados románticos, con un amueblado y estructura significativamente erótica, y es que, fue específicamente construida y reservada específicamente para las parejas acaudaladas que contraían matrimonio en la capilla del hotel, por que sí, algo que no le he dicho es que este hotel tenía también una capilla, que para este tiempo era solo una curiosidad del hotel, desde luego abierta a los visitantes mas curiosos, pero en su momento se oficiaban misas, en su mayoría bodas, y muchas de las parejas que contraían matrimonio, pasarían su primera noche juntos en la habitación 128, una de las más grandes y más bonitas, tenía jacuzzi, algo que en aquel entonces era todo un lujo, pero además era un jacuzzi enorme con acabados de mármol, aquello era bonito realmente.
El hecho es que a mediados de los años setenta tuvieron que clausurarla y no se usaría más, de ves en cuando se le daba limpieza y mantenimiento, un tiempo quizá usarse como almacén, pero se opto por que mejor se quedara vacía. La razón, la serie de sucesos paranormales que acontecían en esa habitación era muy fuerte.
Se dice que cierta ocasión, como muchas otras, una chica contraería matrimonio en el hotel, y todo aquello estaba dispuesto, los invitados, el banquete, pero, el novio no se presentaría, en su lugar enviaría una carta pidiendo disculpas y argumentando una serie de cuestiones por las cuales no se casaría.
Al saberlo la novia corrió y se encerró en su habitación, la 128, mientras tanto había que controlar aquello, ofrecer disculpas, dar de comer a los invitados, un largo etcétera de cosas, más tarde irían a buscar a la novia, cuando vieron que no respondía decidieron derribar la puerta, solo para encontrarla colgada, aun con el vestido de novia puesto.
Desde entonces, solía aparecerse a las parejas de recién casados que se hospedaban en esa habitación, los fenómenos podían ser sutiles como jalar las cobijas de la cama cuando estaban durmiendo, hasta que se despertaran en medio de la noche para verla colgada, y que la imagen se desvaneciera poco después, es por esa razón que decidieron no volver a utilizar esa habitación.
La novia era uno de los espectros mas temidos pero no el único, también estaba este caballero de sombrero de copa, si, el mismo que vio Azumi, no se sabe con certeza quien era, alguno dicen que es el fantasma del capitán Jerald que seguía recorriendo su hotel, otros dicen que era algún acaudalado empresario muerto en alguna de las habitaciones, lo cierto es que se aparecía de vez en cuando en los pasillos o las habitaciones del ala este, justo donde estaba Azumi, y a era común recibir reportes a media noche de personas que habían dicho verlo, cuando eso sucedía, bueno, los empleados del hotel sabían perfectamente como lidiar con aquello, se reubicaba al cliente en caso de haber habitaciones y en caso de que no se pudiera, se le otorgaba un r*******o.
En el caso de Azumi el personal dispondría de otra habitación, en el ala Oeste se le pidió que empacara sus pertenencias, en lo que alistaban la habitación, una mucama y su agente de guardia ambas mujeres se quedarían con ella todo ese tiempo para que no estuviera sola, le ayudarían a vestirse y a empacar.
Como era de esperarse Azumi estaba sumamente nerviosa, era como si en cada vuelta, en cada esquina esperara encontrarse de nuevo al señor de sombrero de copa, fue escoltada hasta su nueva habitación y, le pediría a la agente que se quedara dentro, algo que no estaba permitido, pero la agente hizo un par de llamadas, solicito autorización y pasaría esa noche sentada en una silla dentro de la habitación de Azumi, cuidándola.
Como era de esperarse no fue fácil que Azumi conciliara el sueño, asi que estuvieron conversando un rato, se entero que Estela Fuentes, era de padres inmigrantes ilegales provenientes de Venezuela, a corta edad había tenido que trabajar de camarera en un hotel, no en el Harmani desde luego, pero si en un hotel de lujo.
Tras haber contraído matrimonio con un agente de la CIA que había conocido, cuando este se había hospedado en aquel hotel, habría entrado a trabajar por recomendación de este, sin embargo, habría muerto seis años más tarde durante un operativo contra narcotraficantes en la frontera con México.
tras un par de anécdotas más, el sueño finalmente vencería sobre los nervios y el miedo y Azumi quedaría profundamente dormida.