Tomando todo el aire que le fuera posible ocupar en sus pulmones, ni siquiera entendía él porque estaba tan nerviosa, pero claro, si aquel alfa o lo que sea intentaba algo, sin dudarlo otra vez lo patearía en su entrepierna. Los pies de Lisa la llevaron hasta donde creyó era la sala para comer, era igual de inmensa que toda la casa, al menos los lugares donde ha estado. Los cuales eran pocos, en las paredes cuadros enormes de lobos aullando a la luna. Entonces recordó que la luna era su madre. Era curioso, se preguntaba si la luna se mostraba ante ellos con forma humana o les hablaba desde tan lejos con una boca, ojos y nariz. Quizás hasta tendría maquillaje de señora, con un falso lunar en la mejilla. Una risita escapo de sus labios al imaginar tal cosa. Tomó compostura nuevamente deteniéndose ante el olor de algo, tal olor la hacía sentir ligeramente aturdida. Vio como entonces Benjamín se encontraba con los codos sobre la mesa, sus manos entrelazadas mientras su ceño estaba fruncido, parecía pensar o discutir consigo mismo, increíble que aun luciendo enojado seguía siendo muy atractivo. Inmediatamente sus ojos se posando en Lisa, para entonces tomar una postura derecha. La mesa era mediamente grande, pero con bastante distancia entre ellos. La chica opto por sentarse en el final de la cabecera.
El silencio era bastante incomodo, pase a todo Lisa tenía mucha curiosidad sobre lo que sería de ellos de ahora en adelante. Algo le decía que toda aquella incomodidad entre ellos seria para largo, pero no todo era malo, haciendo caso a las palabras de Steven bien podría esperar un año hasta entonces, si no había armonía la cual dudaba podría entonces volver a su mundo.
—Piensas tomar asiento o prefieres tomar la cena estando de pie. — Una voz profunda la sacó de sus pensamientos. La bestia o mejor conocido como Benjamín miraba a Lisa con atención, pero su ceño no dejaba de estar fruncido. Se encogió de hombros tomando asiento justo delante del hombre presente a ella.
—No es como si yo quiera estar aquí. — Respondió haciendo una mueca de disgusto, solamente se dedicaron a mirarse, ninguno decía nada y si había algo que a ella no le gustara eran los silencios incomodos. Esto pareció notarlo Benjamín quien empezó una plática o el intento de esta.
—Tienes una apariencia apetecible, para ser una simple humana. — El hombre comentó de la nada, Lisa no sabía cómo tomarse esto. ¿Apetecible? ¿acaso quería comerla? Dicho comentario no le gustó para nada.
—Bien gracias, supongo. Te ves bien a pesar de ser una bestia. — Dijo ignorando que en su rostro una sonrisa torcida se hizo presente. Unas personas llegaron para dejarles lo que suponía era la cena, varios platos con tapa y una copa en cada extremo de la mesa.
—No soy una bestia o algo parecido. Soy un alfa, no uno común y corriente, nada más que el jefe de aquí. Soy tu alfa también. — Había algo en su voz que logró que algunas de las personas que les trajeron la cena bajaran la cabeza en muestra de respeto. ¿Por qué hacían algo como eso? Si bien era el jefe no era ningún tipo de rey en la jerarquía de la realeza o eso era lo que Lisa creía.
—No les prestaba atención ni siquiera a mis jefes cuando estaba en el trabajo. ¿Qué te hace pensar que te hare caso a ti? — Una notable mueca yacía en su rostro. Detestaba a quienes se sentían superiores a los demás solo por tener más facilidades en la vida.
—¿Debes ser tan respondona siempre? — Ahora la que sonreía era ella. —Debo suponer que todas las humanas son iguales. — Lisa no pudo evitar torcer los ojos ante su suposición. — Igual debes comer porciones exactas de comida, ustedes los humanos tienen la tendencia de morir debido a consumos exagerados de comida. — Comentó mientras cortaba la carne con un cuchillo. Debía admitir que Benjamín poseía pulcros modales en la mesa.
—¿Siempre estas acostumbrado a que todos hagan lo que tu digas y dispongas? — Ladeando la cabeza e imitando la acción de este empezó a cortar la carne para llevarla a su boca. Lisa mentiría si dijera que no estaba deliciosa. Encima de que luego de que Steven le llevo comida no probó ningún otro bocado más.
—Por supuesto que sí, soy el jefe. Todos hacen lo que yo les ordeno. — Nuevamente en su rostro portaba una de esas sonrisas de superioridad, juraba que sus ojos brillaron en autosuficiencia y arrogancia.
“¿A dónde he llegado a parar?”
La siguiente media hora solo se escuchaban los sonidos de los cubiertos contra los platos, ninguno dijo otra palabra en lo que restaba de la cena. Al acabar la cena (muy rica, por cierto) Lisa estaba dispuesta a levantarse para ir a su habitación, puesto que estaba lo suficientemente agotada, el día de hoy fue muy pesado para ella (o irreal) pese a todo ser verdadero. Lisa esperaba que todo fuera un sueño lo bastante real para que finalmente cuando volviera a quedarse dormida despertara en su cabaña.
—¿Ya te vas? — Pregunto Benjamín. Ella no respondió y simplemente hizo un asentimiento con su cabeza en respuesta a la obvia pregunta. — Es de buena educación que respondas cuando se te habla. — Agrego, Lisa hizo un gran esfuerzo para no levantarle su dedo corazón.
—Ya me retiro, Alfa. — Hizo un reverencia a ver si así estaba más satisfecho. Él por su parte negó con la cabeza. Una pequeña sonrisa estaba en su rostro. Con pasos rápidos fue a la escalera que llevaba hasta el segundo piso, esperaba poder irse a dormir sin ninguna otra interrupción, pero una mano la detuvo.
—Espero que un día realmente me consideres tu Alfa, yo estoy aquí para protegerte, a mi gente también. — No sabe porque había dicho aquello, pero realmente era como se sentía, en sus palabras había una gran carga de seriedad significativa.