—Disculpa, Lisa, voy a llevarte a la habitación que el jefe ordeno para ti. — La chica se había quedado sin decir nada. ¿Cómo sabia su nombre? No recuerda habérselo dicho en ningún momento. Asintió, pero tenía miedo al mismo tiempo, miró hacia atrás y llegaron unas personas con grandes musculaturas, eran aquellos que Steven llamaba “Alfas” pero, más bien parecía todo un personal de seguridad.
“Claro, no quieren que escape de aquí…” Ese fugaz pensamiento paso por la mente de Lisa, si no, ¿para qué más necesitarían a esos sujetos?
—Quisiera saber porque estoy aquí, por favor. —Pidió a Steven y este le vio de reojo, soltando un pequeño suspiro, parece que esta no era la parte más sencilla de su trabajo.
—No debería dar detalles, pero eres especial. La razón del porqué estas aquí solo deben decírtela el jefe, yo solo soy un beta, no puedo darte más información al respecto. — Lisa asintió tratando de asimilar lo que dijo. — El jefe tardo meses en buscarte, cuando creíamos que ya no podía dar más, te encontró en una noche de luna llena. — Sin más Steven no volvió a hablar.
“En una noche de luna llena salí de casa…”
Lisa solo termino con más preguntas que respuestas.
Mientras Steven la guiaba por la que sería su habitación, presto especial atención a los caminos que llevaban a esta, los grandes ventanales eran visibles por todos lados, entonces posiblemente podía acudir a estas si fuera realmente necesario. Lisa se estaba poniendo un poco inquita, pero, al mismo tiempo estaba tranquila, con una sensación ligera de seguridad. ¿Había enloquecido quizá? Empezaba a creer que sí, porque ¿Cómo era posible que se encontrase segura en un lugar del cual no tenía la más mínima idea, donde todos o la gran mayoría de las “personas” aquí la miraban cual bicho raro, para colmo, lo único que sabia era que un tal jefe la había estado buscando por quien sabe cuánto tiempo? Lo más seguro ahora mantener la calma, ser presa del pánico solo causaba desastres.
—Hemos llegado, todo lo que necesitas está aquí. — Steven abrió una de las puertas de caoba, dando paso a una habitación pintada de blanco, todo amueblado, al menos dos ventanales y un pequeño balcón. Era verdaderamente hermoso. Pero ¿realmente todo aquello era suyo? ¿Por qué ese jefe alfa no le daba la cara? Las preguntas le estaban comiendo viva. — Si necesitas algo puedes llamarme, solo debes presionar un pequeño botón, así que creo que es todo. — Steven hizo una leve reverencia, Lisa lo miro extrañada. ¿ese tipo de actos no solo era para la realeza? —póngase cómoda.
La puerta se cerró por completo, haciendo un leve eco en la habitación, Ella se quedó vacilante, dudando en que hacer, Si todo lo que poesía esta habitación era de su propiedad definitivamente no haría ningún cambio, en todos lados se notaba el empeño que se había puesto en decorarla, nada muy llamativo, quizás le pedirían que la decorara como quisiera, algo loco, no sabía dónde está y ya pensaba en decorar la habitación a su gusto. Tomo asiento en la delicada cama tendida de blanco, era suave ahí su cuerpo cayo solo, realmente había dormido muy mal en las últimas semanas. Los mismos sueños recurrentes, cada noche dormía menos que la anterior por lo cual no duda que se vea fatal. Ahora mismo lo que deseaba descansar unas horas.
Pero no fue posible. Miles de cosas llegaron a su mente.
¿aquel jefe trataba de buscarla durante meses? ¿Qué tenía planeado hacer con ella? ¿Y si todo aquello era una especie de telón y en realidad era un secuestro? O aún peor, una trata de personas. ¿De verdad alguien se había tomado la molestia de ir por ella en lugar de simplemente acabar con su sufrimiento? Las personas tenían un raro sentido del humor.
Estaba perdida de ser así.
( . . . )
No sabía decir cuantas horas pasaron desde que estaba en ese lugar, veía como el día acababa tan lentamente, hasta que la noche se apodero del cielo, que antes tenía un sol radiante. En ese transcurso del tiempo Steven volvió unas dos veces a lo largo del día: La primera para para dale comida, y la segunda para darle una muda de ropa. Ya que, Lisa aún se encontraba en pijamas, desde que despertó. Tomo un baño revitalizante el cual le ayudó mucho, en su cama estaba un vestido de aspecto “sencillo” (Como lo llamo Steven) esta venia con diseños realmente hermosos, le llegaba hasta los tobillos, pero al mismo tiempo era ligero de llevar. También unas chicas llegaron para peinarla. ¿era necesario todo aquello? Se preguntaba mirando un punto fijo a la nada. No presto atención a la plática que le hizo el par de jovencitas, solo las escuchaba reír de vez en cuando, y respondía cuando se dirigían a ella, Lisa pensaba en que, toda su vida hasta el día de hoy había sido tranquila, no se metía con nadie, se encargaba de sus asuntos por su cuenta, tampoco era una chica de meterse en problemas, la única vez que paso fue por un malentendido.
Aburrida de tanto esperar, salió al que era el hermoso balcón de su habitación, era una vista hermosa de la luna y las estrellas, no muy a lo lejos había cabañas iluminadas, más a la distancia una gran ciudad la cual parecía muy pequeña desde donde Lisa, la admiraba, en los alrededores se encontraban arboles de gran tamaño. La atención de Lisa, fue dirigida hacia unos autos que venían del camino, eran al menos 3 de estos y uno en medio de color diferente, ¿Quién sería? Se preguntó, quizás alguien muy importante. Pasado unos minutos, los autos dejaron de verse, por lo que ella continúo mirando a su alrededor. Luego de un momento se escuchó el ruido de voces y una puerta ser azotada estruendosamente hizo que estuviera en alerta. Pensaba que la seguridad de este lugar era muy buena, pero quizás estaba muy equivocada. Adentrándose en la habitación quería lograr escuchar algo, se apegó a la puerta, las voces ahora se escuchaban un poco mejor.
“jefe cálmese, podría asustarla, recuerde que ella no tiene idea de lo que pasa…”
“He dicho que se quiten de mi camino, o lo lamentaran realmente.”
Un fuerte escalofrió le recorrió por completo, su respiración se volvió agitada al tiempo que fuertes pisadas resonaban, Lisa se alejó, de la puerta y busco con la mirada algún objeto en caso de defensa, vio una lampara en la mesita de noche, trato de tomarla, pero parecía estar pegada a la misma, los pasos se escuchaban cada vez más cerca, entonces Lisa se mantuvo pegándose a la pared lo más lejos posible de la puerta, estaba empezando a entrar en pánico.
Finalmente, la puerta de su habitación fue brutalmente azotada. Un hombre de gran altura y musculatura estaba ahí, respirando agitado, las venas en sus manos estaban tan marcadas y su ropa estaba un poco desaliñada pese a que, estaba vestido sutilmente elegante, el hombre que no dudaba que ese era el tan mencionado jefe dio grandes pasos hacia ella, pero Lisa se alejó. ¿Qué estaba haciendo? Grito cuando con sus brazos intento atraparla nuevamente, corría por toda la habitación queriendo alejarse del recién llegado quien la perseguía.
—Mi luna, ¿Por qué huyes de mí? — Su voz logro hacerla sentir otro escalofrió que le recorriera todo el cuerpo, él estaba en un extremo de la cama y Lisa en otro.
—¿Cuál luna? ¡Mi nombre es Lisa! — Dijo pensando que su nombre no era tan difícil de recordar y una sonrisa ladina apareció en el rostro de aquel intimidante y atractivo hombre.
—Oh si, Lisa…— Saboreo su nombre, el corazón de la chica pego con fuerza contra su pecho. ¿Qué fue aquello? Nunca hubiese imaginado que su nombre sonaría de aquella manera tan erótica en la que se escuchó salir de ese hombre.
—¿Por qué demonios estoy aquí? Quiero una explicación, y la quiero ahora. — El hombre frente a ella rio de una manera sutil, mientras ninguno de los dos hacia un movimiento, solo sé que quedaron ahí mirándose fijamente.
Vaya que era guapo, sus ojos tenían un color azul intenso hipnotizante, unos de los mechones de su cabello se escaparon haciendo que quedara frente a su rostro, debía mencionar que su cabello era largo y estaba sujetado lucia bien acompañado de la bien cuidada barba que portaba en su rostro. Pero que con el esfuerzo de querer atraparla estaba ligeramente despeinado. En ningún momento dejo de mirarla, y no sabía que sentir al respecto, Lisa sentía que la miraba como un trozo de carne. No dudaría en darle una buena patada en sus testículos si intentaba algo raro.
—Explicarlo tomara un tiempo para que puedas entender completamente. Pero, la madre luna te ha puesto en mi camino. Te busque por mucho tiempo y por fin estas aquí conmigo. — Hizo lo que fue otro intento de llegar a ella, pero no lo dejaría, nuevamente se encontraba siendo perseguida. Su estruendosa risa se apodará de la habitación.
¿De qué se reía? Para Lisa esta situación no era para reírse.