La luz dio de lleno en sus ojos, tanto hasta el punto en el que le molestaba de manera gradual. Se preguntaba ¿tanta luz solía entrar en su cabaña? De verdad que no lo recordaba, tampoco recordaba que su cama fuese tan incomoda, pareciera que se encontraba de espaldas al piso, removiéndose se notaba realmente incomoda, maldiciendo por lo bajo la luz del sol que molestaba directamente en su rostro. Suponía que quizás tras el sueño tan raro que ha tenido la noche anterior, ha caído de la cama sin notarlo, estaba bien con eso, pero mediante iba despertando escuchaba murmullos de personas, eso la puso en estado de alerta.
—Está despertando…— No reconoce a dueño de dicha voz en absoluto, suponía que ahora mismo se encontraba soñando.
—¿Qué deberíamos hacer? — Ahora si estaba entrando en pánico, no reconoce a las personas que hablan.
—Esperar a que llegue el jefe, será lo más sensato. — Esto es lo siguiente que escucha, ahora mismo se preguntaba quiénes eran estas personas y de cual jefe se trataba.
Efectivamente no conocía ninguna de esas voces. No tenía muchos vecinos en kilómetros en la redonda, Lisa logro abrir sus ojos lentamente, incorporándose se espantó al ver a personas las cuales efectivamente no conocía, ahora mismo se preguntaba si es que acaso había sido secuestrada y dejada a su suerte en algún lugar. Bueno, quizás estaba exagerando un poco, no tenía ningún enemigo o al menos eso es lo que pretende saber, nunca ha hecho nada en contra de nadie por lo que supone que no existe ningún tipo de enemistad que la llevara a esto. Poco a poco logra acostumbrar sus ojos a la luz del lugar, levantándose con sus codos
—¿Dónde estoy? — Es lo primero que sale de su boca, ahora mismo era presa del pánico, las personas que estaban a su alrededor la miran con la misma curiosidad. — ¿Quiénes son todos ustedes? ¿Cómo han llegado hasta a mí? — Esta vez vuelve a preguntar, su respiración se vuelve acelerada, constantemente se pregunta ¿Qué está pasando?
—Por favor, cálmese señorita, nosotros nos hacemos la misma pregunta, ¿Quién es usted y como ha llegado a nuestro territorio? — ¿Su territorio? ¿Es que acaso camino dormida sin un aparente rumbo durante la noche?
—Creo que no le estoy entendiendo. ¿Su territorio? — La misma joven asiente en afirmación con su cabeza, diciéndole que la que invadía su “territorio” era ella.
—La verdad, la joven no huele como una alfa. — Mirado en dirección a la persona que dice esto parece mirarla con duda.
—Tampoco como omega. — Otra chica hace la misma afirmación ¿debía tener algún olor en particular?
—Posiblemente sea una beta, pero ¿Cómo llego desde tan lejos? — Todos centran su mirada en mi persona, esto hace que me sienta incomoda.
—No tengo idea, pero podría llegar a ser peligrosa. — Dijo un hombre lo bastante alto con musculatura, hizo una cara un tanto extraña de concentración absoluta mientras le miraba feo, pronto el aire a su alrededor se parecía viciado, logrando que le empezara a doler la cabeza. También a los demás a su alrededor quienes empezaron a quejarse. No entiende como o porqué sigue rodeada de toda esta gente, pero ellos son muchos, y quizás si intenta escapar sea capturada.
—Usar tus feromonas ahora mismo no será útil, hay que esperar para saber que decidirá el jefe con esta extraña. — Le detuvo otro chico a su lado, inmediatamente puso su mano sobre el hombro de aquel fornido hombre, aprecio calmarse y una sonrisa ladina apareció en su rostro, como si le calmara el simple tacto del chico más bajito en comparación a este.
¿Feromonas? ¿A qué se referían con aquello?
Ahora estaba más que confundida, ¿de que hablaban estas personas? ¿Qué rayos era aquello de “Beta- Omega o lo que sea? Aún está sentada en el piso tratando de recordar el cómo es que ha llegad a un lugar como ese, por más que buscara en su memoria no aparecía nada estaba completamente en blanco, lo único que recordaba era como la noche anterior fue a dormir luego de un arduo día.
—Disculpen, permiso. — Su atención ahora cae en un hombre de cabellos rubios y rizados que hizo que todas las personas que le rodeaban se apartaran. ¿sería ese el jefe del que todos hablaban quizá? Debía preguntarlo. — Con que aquí llegaste a parar, no te preocupes ahora estas en buenas manos. — El mismo chico la tomo del brazo de la forma más delicada posible haciendo que se levantará.
—¿Tú eres ese jefe del que ellos hablan? — Pregunto, necesitaba urgentemente que alguien le explicara que pasaba. El chico solo dejo salir una pequeña risa. ¿Qué era tan gracioso? Estaba dios sabe dónde rodeada de gente que no dejaba de verla cual bicho raro.
—Oh, no. Yo no soy el jefe aquí, yo soy su mano derecha y beta. El jefe es el líder alfa de aquí. — Lo mira sin entender, el chico suspiro pausadamente. — Te lo explicaré todo, solo sígueme. —Empezó a caminar, tratando de seguirle el paso al nuevo personaje, este chico le causaba curiosidad.
—¿Sabes cómo llegue aquí? — El chico asintió varias veces, eso era un alivio por así ponerlo. Luego se tomó la libertad de verla de arriba hacia abajo, esto logro hacerla sentirse un tanto incomoda, muy pocas veces era el foco de atención de alguien más.
—Claro que lo sé. Pero ¿Traerte en estas condiciones? Los alfas son unos estúpidos cuando se lo proponen. — Soltó un gruñido, cual bestia. Aquello la dejo sorprendida, más porque él no parecía diferente, aparentemente.
Eso no era algo que un simple humano podría hacer, no, ningún humano podría hacer cosa semejante, ahora mismo se preguntaba porque si todos se veían aparentemente normales, se referían a ellos mismo con esos términos como “Alfa, Beta u Omega” que extrañas eran estas personas.
—Por cierto, y más vale que quede claro: Desde ahora te digo que será imposible que te niegues a hacer caso a lo que se te dice, ya que no encontraras la manera de llegar a tu mundo. — ¿Qué acaso no estaban en el mismo planeta?
Desconfiada, no sabía si iba a terminar saliendo con vida, pero no tuvo otra manera de negarse. Vería la manera de escapar inmediatamente tuviera la oportunidad. El chico que resulto por tener de nombre Steven, le estuvo explicando donde se encontraba y aquello que no entendía de esas personas. Entonces eso explicaba porque había personas más pequeñas y grandes que otras, algunas de tamaños normales. (Como Steven) Bueno, en todos lados era así, pero aquí era incluso mucho más diferente de lo que hubiera llegado a pensar. Sentía que con cada nueva información que llegaba su cerebro colapsaba, pero trata de mantener la calma, aun cuando todas las personas en ese pueblo le miraban con caras extrañas, si, aquel hermoso lugar solo era una extensión más de una gran ciudad, donde estaban ahora mismo era el lugar que se encontraba más cerca del inmenso bosque.
—Entonces… ¿eres un beta? — Pregunta con temor de equivocarse durante el trayecto del camino Steven le estuvo explicando las cosas en este mundo.
—Es correcto. — Respondió guiando a ambos a una gran casa, mejor dicho, una mansión de tres pisos tenía un estilo rustico y al mismo tiempo moderno, nada comparado con su pequeña cabaña.
—¿Y esas personas más bajitas son omegas? ¿Lo dije bien? — Nuevamente Steven asintió en respuesta, él pensaba que para ser una humana la chica aprendía rápido, Quizás en poco tiempo se acostumbraría a la vida aquí. Igualmente, no era difícil de entender todo aquello, pero aún le parecía irreal que esas personas no fueran del todo humanas y a aparte los hombres de rango omega podían tener hijos. ¡hijos! Era tan increíble que dudaba si estaba despierta. Por suerte lo comprobó varias veces al pellizcarse, y saber que no dormía, en verdad estaba despierta. Steven se acercó a lo que era una cerradura de metal, pronto una voz robótica se escuchó con un “Bienvenido Beta Steven” luego las puertas se abrieron revelando el interior de la gran residencia.
Estaba amueblado, parecía una cabaña (mansión) pertenecía a alguien con mucho dinero. Tenía miedo de siquiera tocar algo, en las paredes fotos colgadas, la mayoría pertenecían a una pareja con algunos 5 hijos, a los alrededores delicadas estatuillas de lobos incluso delicadas flores en el centro. El olor que tenía este lugar era difícil de describir para ella, pero tenía algo le que gustaba quizás por el hecho de estar en el bosque, era posible. Tenía curiosidad de ver más, pero sería mejor que se detuviera.
Ni siquiera sabía dónde estaba y sentía una gran curiosidad por el lugar.