SENSACIÓN EXTRAÑA
TINA
Acabo de preparar esta agüita fresca para los muchachos, me encanta que Valeria cuente con tan buenas amistades, Manuelito y Alan son muchachos de bien y a leguas se ve que el Alan la quiere para bien, ojalá que mi niña pueda hacer una vida con él, ¿y del Manuelito qué puedo decir? Si es tan lindo, mi yernito, ya se me cuecen las habas para hacer el casorio de él con mija.
— Ándale, mija, ayúdame a llevar éstas bebidas para el jardín donde están mi niña Valeria y el joven Alan.
— No, mamacita, ahorita no es un buen momento — me responde
— Ay, ¿Pero por qué no, mija?
— Si el Alan y la Valeria se están dando tremendo beso, mamá, de esos como de telenovela
— No, pues asi ni para qué molestarlos
— Hay que darles su espacio — sugiere Manuelito
— Así, pues sí, mijo, entonces, vamos a tomarnos nosotros las aguas que no es por nada, pero están bien ricas.
ALAN
Este beso me deja en claro que sí le gusto a Valeria, que lo que ocurrió aquella noche no ha sido ningún error ni ningún amor de una sola noche, aunque quizá en esa ocasión las bebidas le ayudaron a dejar su timidez a un lado, pero es la misma, no tengo ninguna duda.
El beso termina inesperadamente tras una reacción de ella a la situación.
— ¡No! — me mira avergonzada por lo que ocurrió y prosigue — Ésto no - no - no - no está bien — vuelve el tartamudeo
— Perdón, no quería perturbarte, es sólo que no me pude resistir
— Por favor, que - que no se - se vuelva a repe- petir
— De acuerdo, — aunque no le aseguro nada — para que estés más tranquila, vamos a donde están los demás
— Sí, va- va - vamos
Llegamos a donde están todos y nos miran con demasiada alegría, supongo que vieron la escena del beso, espero que no hagan comen al respecto o me tendré que ir y no quiero.
— ¿Todo bien? — pregunta Manuel y enseguida le hago una señal para que se calle
— Sí, todo bien, — respondo, mientras Manuel les hace la seña de silencio a Fabi y a Tina para que al igual que él omitan comentarios del beso — tenemos un poco de sed
— Aquí tengo agua fresca, ésta recién hechecita
— Se antoja…
VALERIA
Cuando Alan me besó sentí algo muy raro, no es que no me guste, es sólo que… no lo sé, todo iba bien y de pronto ya no. Sentí melancolía, pues la última vez que tuve un novio a nadie de mi familia le agradaba y luego de que terminamos, mis padres tuvieron ese trágico accidente y todo cambió para mí, me convertí en ésto que soy ahora, la chica con problemas mentales a la que todo el mundo intenta salvar, en una carga, mejor dicho. Sí, debe ser que por eso me sentí tan extraña con el beso, deberé hablar con Alan del tema para que no vuelva a hacer algo así jamás.
— Nos tenemos que ir — anuncia Alan
— Muchas gracias por todo, Tina, — expresa Manuel — mi princesa, es hora de ir a trabajar, pero vendré mañana para verte
— Está bien, mi corazón, por favor cuídense mucho y mañana antes de venir duerman bien, no queremos que se nos vayan a enfermar, ¿Verdad, Vale?
— Sí — ¿Porqué Fabi me pregunta eso? Qué pena
— Mañana aquí los esperamos — comenta Tina
— Muchas gracias
— Mis niñas, acompañen a sus galanes a la salida, no sean maleducadas — nos dice Tina
— Sí — respondo
Caminamos hacia la salida despacio, Fabi y Manuel se adelantan para romancear un último minuto, entonces me dispongo a hablar del beso, respiro profundo y me armo de valor.
— Respecto al beso — ambos reímos al notar que hablamos al mismo tiempo
— Perdón, te escucho — menciona Alan
— Es que quiero hablarte del beso
— ¿No te gustó?
— No, sí, bueno — este hombre me pone muy nerviosa y así no se puede
— Me preocupaba que no te hubiera gustado tanto como a mí, pero qué bueno que sí
— No - no… — él interrumpe inesperadamente
— ¿No te gustó, entonces?
— No, no era eso lo que quería decir
— Qué alivio, pensé que ya no era un buen besador, ¿Crees que lo sigo siendo?
— Sí, espera, ¿Qué? — qué cosas tan extrañas dice
— Al menos no he perdido mi toque, hacía tanto que no besaba a alguien así
— ¿Así?
— Sí, así, bueno, ya le tengo que ir, ¿Hay algo más que me quieras decir? — pregunta
— Sí
— Te escucho — ¡Vaya! Al fin me dejará hablar
— Respecto al beso, yo quiero pedirte que…
— ¡Valeria! ¡Valeria! — Se escucha la voz de Tina — Córrele Valeria que tu hermano Eduardo está al teléfono
— Me tengo que ir — la llamada que tanto esperé, al fin
— Hasta mañana, descansa y sueña conmigo
— Hasta mañana.
Corro y me dirijo hasta el teléfono para hablar con Eduardo, Fabi se mete tras de mí.
— Eduardo, al fin llamas
— Perdóname, he estado muy ocupado con los exámenes finales
— ¿Éstas comiendo bien?
— Claro que no, he tenido que comprar mucha comida de la calle
— Eduardo, tienes que cuidarte, ¿Al menos si estarás durmiendo bien?
— Lo siento, pero de verdad he tenido que estudiar mucho, todo se ha puesto muy difícil, pero te prometo que pronto volveré a mi ritmo normal
— Prometido, ¿Eh?
— ¿Y tú qué tal?
— Todo bien, no te preocupes, también ya presenté mis exámenes y hasta tuve que exponer uno de mis trabajos
— No me imagino — lo escucho reir un poco
— Aunque te rías, lo hice bien
— ¿De verdad?
— Sí, bueno, no es como pararse frente a otros y hablar, fue en línea, a través de la cámara
— Eso es un gran avance y me siento muy orgulloso de tí
— Yo también me siento feliz conmigo misma
— ¿Por eso? ¿O por tu nuevo galán? Porque ya un pajarito me dijo que traes loco al vecino de enfrente...