Capítulo 38.

1060 Words
CONVIVIENDO CON LOS SUEGROS VALERIA Durante la celebración, que por cierto, se lleva a cabo en un bello jardín adornado naturalmente con sus flores, al fin he conocido a los suegros, son amables, aunque noto que me miran como bicho raro, mientras no me arruinen el día… — Vamos a saludar a los invitados de la mesa de la orilla — sugiere Sandy tratando de librarme de sus padres — Sandra, Tengo la garganta seca, ¿Por qué no me traes un poco de agua? — dice mi suegra y Sandy le hace el favor y yo me quedo con ella — He escuchado hablar sobre tu familia — dice la señora — Lo lamento mucho, no ha sido nuestra intención — digo preocupada — En Real, he escuchado que tú familia es dueña de una cuantiosa fortuna, ¿Es eso verdad? — Mis padres fueron muy inteligentes en su admiración — Y tu hermano y tú no parecen derrochar su fortuna —Apreciamos el esfuerzo que hicieron por asegurar nuestro futuro — Escuché, también, que tus padres fallecieron en un terrible accidente — Sí, fue muy lamentable — Y mi hijo me comentó que necesitabas a un psiquiatra — Ehmmm, sí, debo admitir que desde la muerte de mis padres todo ha sido muy difícil para mí — Debió se muy duro, lo comprendo, y, afortunadamente, Alfredo — dice refiriéndose a mi psiquiatra — es muy discreto, un excelente doctor — Sí, he sentido un gran avance, — debo mentir para evitar un mal momento — ahora comprendo que todo fue un estúpido accidente, nadie es culpable, sólo sucedió y ya. — Pareces una joven muy madura, en realidad — Trato de serlo… ALAN Oh, no, mi madre ya está interrogando a Valeria, de seguro la ha hecho sentir incómoda, y mi, ahora esposa, tan insegura que es, debo evitar una catástrofe. — Mamá, ¿Verdad que mi esposa es encantadora? — Debo admitir que es mucho más de lo que esperaba, — responde, mientras Valeria se sonroja — mi hijo solía salir con mujeres poco inteligentes, sin dignidad y además, vulgares, llegué a pensar que terminaría casado con alguna de ellas. — Mamá, pero no es verdad, — replicó — todas fueron muy lindas — trato de aclararlo — Tú siempre un caballero, por eso te adoro, hijo — Alan siempre es adorable — expresa Valeria y supongo que ahora soy yo el que se sonroja — Mamá, hay algo que deben saber, ¿pueden reunirse todos en el centro del jardín? — Traeré a tu padre y al resto de tus hermanos — Gracias Mi madre se aleja y yo me quedo con Valeria planeando cómo darles la noticia de su embarazo. — La panza comenzará a notarse pronto, así que es mejor hacerlo de una vez — sugiere ella — ¿Lo crees de verdad? — cuestiono nervioso — Claro, así que hay que darnos prisa — Como tú digas, madame — beso su mano y sonríe — Tu familia te ama, estaremos bien — Sólo prométeme que no dejarás que te hagan sentir mal, ¡nunca! — Lo prometo, además no tengo de qué preocuparme, tengo a un valiente caballero que me defenderá de todo. — Eso es verdad, vamos que ya nos esperan. La gente en el centro del jardín espera ansiosa por saber lo que tenemos que decirles, y por gente me refiero a mi familia, mis padres y hermanos. Todos nos miran deseando adivinar la noticia, pero nadie se atreve a decir algo asertivo. — Buenas tardes, primero que nada, mi flamante esposa y yo queremos agradecer que estén hoy aquí, acompañándonos en este día tan importante en nuestras vidas. Sé que todos quieren que vaya al grano y me deje de rodeos, ya los conozco, así que seré tan breve como pueda serlo, y sé también que, últimamente, hemos tenido ciertos roces por situaciones que no deberían separarnos como familia, pero no estamos aquí para hablar de eso, pues de verdad quiero que estemos todos unidos, ya que al nuevo integrante de la familia le harán falta sus tíos y sus abuelos. — Todos están tratando de asimilar lo que acaban de escuchar, pero creo que debo ser más directo — Así es, Valeria y yo estamos esperando un hijo. — ¿Otro nieto? Eso es maravilloso — expresa papá, rompiendo el silencio incómodo — Muchas felicidades hermano — expresan mis hermanos y el festejo continúa. VALERIA Es la noche de bodas, Alan me ha traído a un súper hotel, mañana partimos a la playa, pero estoy tan nerviosa, aunque no debería, pues se supone que ya lo hemos hecho antes, por eso estoy embarazada. — Mi preciosa esposa, ¿Estás nerviosa? — Sí, sí lo- lo estoy — Yo también, pero es normal, ya que somos dos seres que se aman con el alma. Él dice cosas tan lindas que mi temor comienza a esfumarse entre cada uno de sus besos, la pasión crece a cada instante y las caricias se extienden, y así, la noche pasa desapercibida. ALAN La noche de bodas ha sido increíble, ella es insaciable, estoy agotado, pero quería despertarme temprano para verla dormir y preparar el desayuno, quiero consentirla todo lo que pueda. Regreso a la cama con una taza de café y rico desayuno para ella, pero noto que ella ha empezado a decir cosas raras. — No, no. Déjame ir, no me hagas daño. Por favor , no me encierres, déjame salir, ¡Déjame salir! Ella despierta asustada y sudando, tomo su mano y la noto temblorosa, también. — Estoy aquí, amor, nadie puede lastimarte. Siento que ella no me escucha y sólo sé levanta directo al baño, escucho el ruido de la regadera e, incluso, creo escucharla llorar, luego unos minutos regresa envuelta en una bata, busca su ropa, pero no la encuentra, está tan perdida en su pensamiento que no se ha dado cuenta que la tiene justo enfrente, así le ayudo a encontrarla, me mira y rompe en llanto. La abrazo y le doy mi consuelo, ¿Será que habrá recordado algo? Ella no deja de llorar, pero me cohibo de mencionar pala para no decir algo que no debería. — ¿Por qué tengo estás pesadillas, Alan? Todo parece tan real en ellas que me lleno de miedo y…
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