Capítulo 39.

1062 Words
FELICIDAD ALAN Ahora entiendo porqué suele despertar en la madrugada, sus sueños son terribles, debe ser parte de lo que vivió, de lo que no recuerda, aunque me alegra que no se haya alterado, pues no sabría qué hacer. — Calma, mi amor, si quieres puedo llamar a tus psiquiatras, quizá ellos tengan una explicación para ello — sugiero — No, no, por favor, no quiero arruinar ésto, sé que ellos me harán volver de inmediato. Accedo a no cancelar nuestra luna de miel, pero no puedo evitar llamarle a Eduardo, considero que debe estar enterado de que las pesadillas de Valeria le advierten sobre su pasado y que ella es consciente de que las tiene. — Creo que tiene razón, no podemos arruinar su luna de miel, pero si tiene una crisis, por favor tráela a casa. — Así será… SANDY Manuel y yo nos disponemos a poner en orden esta casa como es debido, hasta Renata se ha unido al plan, cuando de pronto suena el timbre. — ¡Yo voy! — Dice Manuel, pues está más cerca de la puerta — Hola — se escucha una voz y Renata sale corriendo — Hola — responde Manuel sin entusiasmo — ¿Papi?— Ay, no, Esteban nos encontró, de seguro mis padres le dijeron dónde vivimos, me dirijo hacia la puerta — ¡Hola, mi niña hermosa, no sabes cuánto te extrañé! — Esteban, ¿Qué haces aquí? — cuestionó — Quisiera hablar contigo, Sandy — No, yo no tengo nada que hablar contigo — Manuel me hace el favor de llevarse a Renata — Yo sé que las cosas no han ido para nada bien y que yo no merezco nada de tu parte, pero tenemos una hija en común y no quiero dejar de verla, por favor, lleguemos a un arreglo. — Esteban, ¿Por qué no dejamos que sean los abogados quienes lleguen a ese acuerdo? — Porque no quiero que terminemos, al menos no como enemigos, nuestra hija siempre nos va a necesitar, ¿Por qué no intentar llevarnos bien? Sólo por ella, aunque estemos separados. — Supongo que tienes razón, pero ahorita no tengo tiempo, estoy muy ocupada — Tú dime cuándo y dónde, yo puedo pasar por tí si quieres — No lo sé, yo te llamo — Entiendo, entonces, permíteme venir mañana temprano por la niña para llevarla al parque, quiero convivir con ella. — No, mañana no puede, tiene que ir a la escuela — ¿A la escuela? — Suspira — Supongo que me perdí su primer día de primaria — Y yo debo ir a la universidad, así que tendría que ser por la tarde — ¿De verdad vas a la universidad? — pregunta sorprendido — Sí, acabo de empezar — explico — Me alegra, realmente, nunca imaginé que querías seguir estudiando — No, nunca me lo preguntaste — Me disculpo por ser tan idiota. Estaré en un hotel por un tiempo, tengo unos clientes por aquí, un importante juicio me espera así que debo prepararme también, pero llámame y haré tiempo para ustedes, lo prometo. — Gracias, Esteban. Él se va y yo me quedo contenta de saber que mi hija aún puede contar con su padre, ahora debo preguntar lo que ella quiere. EDUARDO Las cosas han ido bien desde que Fabi y yo volvimos, es una chica tan increíble, siempre alegre y con ese carisma, me alegra que me haya aceptado de nuevo, aunque debo confesar que no es lo que yo esperaba, pues otra mujer ha comenzado a adueñarse de mis pensamientos, Sandy, ya sé que sigue casada, aunque sé también que su marido es un patán, pero tienen una hermosa hija que siempre los unirá y no puedo contra eso. Así que bueno, ni para qué intentarlo, ¿O sí debería? ¡No, no, no! No puedo hacerle ésto a Fabi y menos luego del sacrificio de Manuel. Salgo un momento a tomar aire al jardín y desde aquia logro apreciar a Sandy hablando con un hombre, ¿Será ese su esposo? Hacen bonita pareja y no parece que estén discutiendo, quizá se reconcilien pronto, él me parece conocido, ¿Dónde lo he visto antes? Si tan sólo pudiera ver mejor desde aquí, pero ya sería todo un chismoso, es mejor que regrese adentro antes de que me vean. FABI Eduardo ha sido tan lindo conmigo, pero no ha sido lo que yo esperaba, no por él, si no por mí, algo cambió en mis sentimientos y no puedo volver a como era antes, cuando me latía el corazón sólo por él, no puedo porque ya no soy la chica de antes, ya conocí a alguien más y creo que debería decirle a Eduardo que no lo amo, que ya lo pensé bien y nuestros caminos no deben continuar juntos. Allí viene, se lo diré, no puedo esperar más. — Fabi, qué bueno que te veo — Eduardo, ¿Estás bien? — lo noto preocupado — A tí no puedo mentirte, hablé con Alan — ¿Le pasó algo a Valeria? — Vamos a sentarnos y te cuento Me lleva a la sala de descanso y allí me plática, está algo nervioso por ello, supongo que debo esperar un mejor momento para hablar con él. — Gracias por estar a mi lado, siempre me haces sentir mejor, eres como mi medicina. — Eduardo, pero qué cosas dices — Es la verdad, no sé qué haría sin ti. No quiero ser una rompecorazones, primero Manuel y ahora Eduardo, y menos ahora que me necesita, ¿Pero por qué me tiene que pasar ésto a mí, Diosito? Y justo ahora que mi Vale no está para aconsejarme, mi mamá me va a regañar por indecisa y con muy buena razón. VALERIA Alan me ha hecho sentir mejor y ya estamos en la playa, la arena del mar en mis pies en una sensación tan maravillosa, siento como si ya lo hubiera vivido, venir a este lugar, es tan hermoso y con Alan a mi lado siento que no quisiera irme nunca. — ¿Te la estás pasando bien? — pregunta él — Sí, mi amor, gracias por traerme hasta aquí y no dejar que se arruinara nuestra luna de miel. — Pienso que nos merecemos ésto. — Es como un paraíso, ¡me siento tan feliz!
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