HIPNOSIS
ALAN
Hemos llegado a la dirección que me dió mi hermano, es una casa ubicada en las orillas de la ciudad, nada lujosa, pero parece bastante hogareña, toco el timbre, mientras Valeria da un vistazo al jardín para calmar los nervios.
— Qué lindas flores — comenta
— Buenos días — abre un señor canoso
— Buenos días, busco al doctor Jiménez — menciono
— Hace tiempo que no soy doctor
— Un gusto, estoy aquí porque mi hermano me dijo que usted nos recibiría
— ¿Su hermano? ¿Quién es su hermano?
— El doctor Ibarra
— ¿Ibarra, dijo?
— Así es
— Tú debes ser… No me digas, no me digas — me mira detenidamente, tratando de adivinar mi nombre
— ¿Alan? Tú eres el pequeño Alan, ¿verdad?
— Ese mero
— Eras un niño cuando te ví por última vez
— Sí, entre mis hermanos mayores y yo hay una gran diferencia de edades
— Pero por favor, pasen, Alejandro me habló de tí y de tu amiga, debe ser esta linda jovencita
— Va- Valeria de- de los A- A- Ángeles, mu- mu- mucho gusto — saluda ella con timidez
— Por favor, tomen asiento, ¿Les ofrezco algo de beber? — miro a Valeria para saber si ella desea alguna bebida, pero niega con la cabeza
— No, gracias, estamos bien — respondo
— La verdad, la pensé mucho para tomar este caso, pues como pueden ver, ya estoy bastante viejo
— Se conserva usted muy bien — menciono
— Eres muy amable, pero no te molestes, el espejo me lo dice a diario. Pero en fin, díganme¿qué es lo que pasa contigo, Valeria? ¿Por qué estás aquí?
— Ella tiene… — trato de explicar, pero el doctor me interrumpe
— Por favor, deja que sea ella quien me lo explique — giardo silencio y a pesar de que ella abre aún más los ojos con sorpresa, se arma de valor.
— Bu- bueno, yo…
— Cierra los ojos y respira — interviene él — piensa en algo lindo, sigue respirando y explícame
— Yo sufro crisis ne- nerviosas — ella habla más lento, pero casi sin tartamudeo — seguido, te - tengo pesadi- dillas y olvido co- cosas
— Bien, muy bien, lo estás haciendo muy bien — el doctor la felicita. Para dignosticarte debo llevarte al consultorio, es aquí mismo, pero en otro cuarto, Alan puede acompañarte si lo necesitas, ¿Vamos?
— Sí
— ¿Quieres que venga Alan? O puede esperar aquí, si prefieres
— Alan, ¿Pondrías acompañarme? — me pregunta
— Será un placer…
VALERIA
Este lugar es muy bonito, el consultorio es un lugar muy sencillo, hay un escritorio, una especie de camilla, un par de sillones y material de oficina, un par de plantas y una ventana que el doctor cierra en cuanto entramos.
— Valeria, tú acomódate allí — dice indicándome hacia la camilla
— Alan tu allá — en uno de los sillones — y yo me quedaré aquí. — en el otro sillón — Vamos a empezar con preguntas de rutina sobre tu vida cotidiana, tu familia y cosas así…
Luego de su cuestionario, me explica que el trabaja con hipnosis, me asusta un poco, pero creo que ya es lo único que me falta.
— ¿Estás de acuerdo con mi técnica de trabajo? — Sí, doctor, cuando usted diga comenzamos
— Muy bien, ¿Eduardo de los Ángeles es tu familiar? — me pregunta
— Es mi hermano mayor, él se fue a estudiar psiquiatría para intentar ayudarme
— Bien, ha estado tratando de comunicarse conmigo, supongo que para lo mismo que Alan, lo contactaré más tarde para hablar de tí
— Muchas gracias, doctor
— Ahora sí, primero dime, ¿Hay algo que hayas olvidado que quisieras saber la razón? Puede ser algo simple
— No sé si se puede, pero hace un mes perdí mi celular, lo tenía conmigo y de pronto ya no supe dónde quedó, ni siq salgo de casa
— Bien, vamos s tratar de averiguarlo, ponte cómoda, cierra, tus ojos, — la luces disminuyen considerablemente — escucha el sonido de mi voz y relájate, cuenta uno, dos, tres y siente cómo late tu corazón, cómo tu sangre recorre por tu cuerpo, cómo viaja de tu corazón hasta la punta de tus dedos, uno, dos…
Siento mucho sueño, la voz del doctor es suave cada vez disminuye más su volumen, es como si me estuviera quedando dormida…
ALAN
Estaba escuchando al doctor y casi me quedo dormido también, sí que es bueno, ahora Valeria está en trance, sigo escuchando.
— …Valeria, ¿Qué estás haciendo con tu celular? — le pregunta
— Estoy leyendo un mensaje de Alan
— ¿Qué dice ese mensaje?
— Que le gustaría conocerme
— ¿Cuál es tu reacción?
— Estoy muy asustada y nerviosa
— ¿Porqué?
— Él es una persona nueva para mí y no acostumbro socializar
— ¿Qué hiciste con el celular?
— No lo sé, no puedo verlo
— ¿Dónde estás ahora?
— Ahora estoy en… En el jardín, leyendo…
El doctor hace anotaciones en una libreta, supongo que es porque ella no puede recordar lo del celular.
— ¿Estas lagunas mentales te suceden seguido?
— Sí, casi a diario
— ¿Puedes decirme a qué le tienes miedo?
— Sí… no, no lo sé
— Inténtalo, recuerda que en este momento nada ni nadie puede lastimarte
— No, no me siento segura
— ¿Hay algo que te incomoda en este momento?
— Sí, pero no sé qué es
— Intenta recordar
— Todo es confuso… todo está en blanco, no hay nada, pero tengo mucho miedo…
Pasan los segundos y no hay respuesta de Valeria, el doctor decide intervenir.
— ¿Valeria?
— Sí
— Es momento de regresar al presente
— No puedo
— ¿Hay algo que te lo impide?
— Sí…
— ¿Qué es?
La respiración de Valeria se vuelve agitada y ella parece asustada, muy intranquila y el doctor no está logrando regresarla al presente a pesar de sus esfuerzos…