ENTRE COLEGAS
EDUARDO
Fabi evadió por completo el tema de sus sentimientos por mí, la entiendo, pues le rompí el corazón, aunque nunca fue mi intención hacerlo y no he tenido oportunidad de averiguar lo que ocurrió realmente, si los dos nos amábamos limpiamente.
No obstante, ella me explicó lo que el psiquiatra cree haber descubierto, tengo que verlo para hablar sobre ello, pero primero debo darme un baño y descansar, el viaje fue largo y mi pierna no está al cien todavía. También me pusieron al tanto, entre Fabi y Tina sobre lo sucedido con el tal Alan, ya quiero conocerlo, pues tengo mucha curiosidad de saber cómo es la persona que logró sacar a mi hermana de su escondite. Iré a buscarlo.
Luego de un buen baño, me planto afuera de la casa del tal Alan, hago sonar el timbre en repetidas ocupaciones son obtener respuesta alguna. Fabi, desde la casa, me hace señas para que regrese.
— Es raro, no hay nadie — indico
— Claro que no, Alan rara vez ésta en casa a esta hora
— Entonces, ¿Es verdad que está casado? No entiendo, tu me dijiste que…
— No, el sólo está casado com su trabajo, en este momento debe estar atendiendo en changarro
— ¿A esta hora? ¿Pues, qué clase de negocio es?
— Un antro, así que tendrás que esperar a mañana para conocerlo
— Como tú digas.
Ambos nos metemos a la casa y nos dirigimos a la cocina donde Valeria y Tina ya nos esperan, ambos nos miran como si estuviéramos cometiendo algún crimen.
— ¿Pasa algo? — cuestiono
— No, ya siéntense a comer, mijo — responde Tina
— Pasa que ustedes tienen una historia que terminar por la paz, — señala Valeria — antes de que alguien más resulte lastimado
— Tiene razón, Eduardo, yo ya tengo novio, será mejor que no demos pie a malas interpretaciones
— Lo sospeché, ¿Sabes? Aunque esperaba que… olvídalo, cenemos ya porque miero por comer los platillos exquisitos de Tina
— Te preparé tu comida favorita, mijo — expresa Tina.
Me duele confirmar que Fabi pudo sacarme de su corazón, pero en fin, no podía pedirle que me esperara por tanto tiempo y menos después de lo que pasó, un terrible mal entendido.
Luego de dormir largas horas en la comodidad de mi habitación, me despierto abruptamente luego de un confuso sueño en el que mi hermana corre peligro, es una sensación muy fea, pues temo que se repita su desaparición, pero respiro e intento controlar mis temores por el bien de todos.
Rápidamente me alisto, pues debo ver al doctor Jiménez, me urge sentarme a conversar con él del caso de mi hermana, ayer me llamó para decirme que había importante que decirme.
Llego a la dirección indicada y él ya me espera, es un señor cincuentón muy atento, me abre la puerta sin necesidad de que toque el timbre y me invita a beber café, qué bueno porque con la prisa ni siquiera me dí tiempo de ello.
— Doctor de los Ángeles, un placer conocerlo, he escuchado mucho de usted — expresa
— La mala fama, ya sabe como son los hermanos. Pero el placer es todo mío, es usted una inminencia.
— Nada de mala fama, su hermana habla maravillas de usted y además, algunos colegas suyos me dieron referencias
— ¿De verdad? No me lo esperaba
— Pero por favor, llámeme Alfredo, ya estamos en confianza y trabajaremos juntos, ¿No?
— ¡Pero por supuesto! Aunque sería muy extraño llamarte por tu nombre si tú no haces lo mismo.
— Eduardo, tú y tu hermana tienen ese mismo carácter sencillo y humilde, eso les abrirá muchas puertas
— Herencia de mis padres, ellos siempre fueron así.
— Pero bueno, hablemos de tu hermana, creo que ayer hice un descubrimiento respecto a su caso…
Él me explica sus conclusiones y las respuestas de la hipnosis.
— Te voy a contar con detalle todo lo que pasó aquella tarde
— Espera, espera, ¿Crees que pueda ser bajo hipnosis? Ya sabes, para los detalles — me pide Alfredo
— No se me había ocurrido, pero desde luego que sí, confío plenamente en tí.
Me acomodo, ahora ya sé lo que se siente, ja, ja, pero sé que, como él dijo, así tendrá más detalles, pues han pasado años y comprendo que pude haber olvidado cosas. El pone el ambiente necesario y comienza.
— Cierra los ojos y… — me saltaré esta parte para no aburrir. — Ahora dime, ¿qué está sucediendo en este preciso momento?
“— Ha sido una semana muy complicada, estoy agotado físicamente, luego de haber enterrado a nuestros padres mi hermana desapareció y no hemos sabido nada de ella, por favor, ¡si alguien la ha visto le suplico que me llame! Estoy desesperado y recompensaré a quien me diga dónde encontrarla.
— Oficial, dígame que ya tiene noticias de mi hermana
— Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos, joven de los Ángeles, las condiciones climáticas lo dificultan todo
— ¡Por eso mismo! ¡Ella podría estar en peligro!
— Entiendo su preocupación, joven, pero por el momento no hay nada más que podamos hacer.
— Agradezco su esfuerzo, oficial, por favor, llámeme en cuanto retomen la búsqueda.
— Cuente con ello.
Regreso a casa y Tina me recibe con la esperanza de haberla encontrado.
— ¿Ya saben algo de ella?
— No, nana, Valeria no aparece por ningún lado
— ¡Dios mío de mi vida, por favor, te lo suplicamos, devuélvenos a nuestra niña!
— Mamita, deberías calmarte, el joven Eduardo no necesita más preocupaciones — señala Fabi
— Tienes razón, hijita, pero es que mi niña Valeria me tiene con el alma en un hilo
— A todos, mamita, a todos
— Eduardo, hijo, — me dice Tina mientras trata de secarme la ropa con una toalla — te me vas a enfermar, ve a cambiarte, ándale, te prepararé un té calientito que te hará muy bien
— Está bien, nana..."