VIEJOS SENTIMIENTOS
FABI
Valeria ha estado dormida toda la tarde, Manuel tuvo que llevar el auto al taller, ya Alan lo trajo de regreso, mi mamá y yo hemos escuchado tratando de comunicarnos con Eduardo, pero nada, eso también me tiene con el alma en un hilo, será mejor ir a descansar, ha sido un día muy largo y mañana debo cumplir con la petición del doctor.
Ya es tiempo de ir con el psiquiatra, Valeria no tarda en bajar, aunque la noté un tanto dudosa de ir, quizá se siente avergonzada por lo sucedido en la universidad.
VALERIA
Estoy terminando de alistarme para salir, Fabi dice que debemos ir a consulta con el psiquiatra, pero estoy segura que mi cita con él es dentro de tres días, ¿Por qué fue que la adelantó? Y así tan de repente, qué extraño doctor, pero bueno. Más extraño aún es que Manuel nos llevará, supongo que quieren aprovechar el tiempo para estar juntos.
Llegamos a casa del doctor Jiménez y ya nos espera, bien, aquí voy.
— Por favor, pasen
— Muchas gracias, doctor — expresa Fabi, Manuel prefiere quedarse afuera
— Valeria, creo que hoy avanzaremos más de lo que te imaginas
— ¿En serio, doctor? — cuestiono
— Confía en mí, por favor, pasemos al consultorio
— ¿Es necesario que yo también pase? — pregunta Fabi
— Bueno, eso depende de Valeria, — él se dirige a mí — ¿Quieres que Fabi pase contigo o prefieres entrar sola?
Recuerdo que era Alan quien me acompañaba siempre, no será igual, pero ni modo.
— Manuel estará sólo allá afuera, quizá quieras estar con él — respondo
— Aquí lo importante es lo que tú quieras — responde ella
— Entonces, por favor, no te apartes de mí
— Siempre juntas.
Entramos al consultorio y todos tomamos posición, el doctor comienza la sesión de hipnosis.
— Cierra tus ojos y…
DOCTOR JIMÉNEZ
Creo que el detonante es la tormenta eléctrica, me quedó muy claro ayer cuando comenzó, ella cambió por completo, su expresión facial, su conducta, mucho de ella me hizo pensarlo, ahora es el momento de comprobarlo, pues según lo que hablé con el doctor de los Ángeles, ella desapareció una tarde con tormenta, es más que obvio para mí que lo que sea que le haya sucedido, sigue repercutiendo en ella, trataré de averiguarlo.
— Fabi — susurro — pon atención y ayúdame a tomar nota de todo
— Sí, doctor
Aunque esta sesión será grabada, quiero que Fabi tome sus notas para que me indique si sucede algo similar cada vez que hay clima tormentoso, la música en realidad son truenos y lluvia para detonar la conducta que presencié ayer. Ambos observamos cómo Valeria se va inquietando poco a poco, grita y se asusta en repetidas ocasiones, pero a pesar de todos mis esfuerzos por obtener respuestas, no logro mi objetivo, alguna especie de bloqueo le impide revelar la verdad, ésto normalmente no pasa, pero seguiré investigando.
VALERIA
Al fin terminamos, de vuelta a casa Fabi y Manuel intentan persuadirme para hacerme hablar con Alan, pero me niego rotundamente por obvias razones, no quiero ni que me lo mencionen.
— Al fin terminó, ¿Pueden llevarme a casa?
— Claro, — responde Manuel — aunque creo que podríamos hacer una parada
— ¡Ni lo pienses! Y ya, por favor, dejen presionarme, yo no quiero volver a ver a esa persona y no me interesa escucharlo, sería muy malo que rompiera mi relación con ustedes dos por esa necedad.
FABI
Ella es muy directa, aunque nunca antes se había comportado tan así, es como si estuviera hablando con otra persona, además de que su voz se volvió más ruda y se expresa con mayor intensidad, Valeria siempre había sido cálida y muy linda al expresarse sin importar lo que dijera. A Manuel y a mí no nos queda de otra más que mantenernos a raya.
Al llegar a casa ella ni siquiera se despide de Manuel, sólo corre a su habitación, pero de pronto se detiene y sonríe inesperadamente.
— ¡Eduardo! — Siempre se emociona cuando habla con él — ¿Por qué no me avisaste que llegarías hoy?
— ¿Qué? ¿Eduardo está aquí — comento
— Sí, mija — mi mamá me responde de repente
— Manuelito, mijo, deberías quedarte otro rato, sirve que nos acompañas a comer
— Les agradezco, pero creo que es un momento muy íntimo — responde
— No digas eso, mijo, ándale
— Mejor en otra ocasión, Alan debe estar esperándome para saber de Valeria
— Bueno, pues, pero llévate algo de comer para tí y Alan.
Mi mamá le sirve comida en unos tuppers y luego de ello Manuel se va. ¡No puedo creer que Eduardo haya regresado! Estoy nerviosa, ¿Será que aún siento algo por él? Ay, no, no quiero lastimar a Manuel.
Espero un momento para que Valeria y Eduardo disfruten su reunión luego de tanto tiempo y luego me acerco para saludarlo, lo miro y…
— Fabi, — dice en cuanto nora mi presencia — también para ti traigo un obsequio
— No tenías por qué molestarte, muchas gracias, me da gusto que al fin estés aquí
— ¿Por cuánto tiempo te quedarás está vez? — pregunta Valeria
— Muy poco, solamente ¡Para siempre! — responde
— ¡¿De verdad?! No lo puedo creer, no sabes cuánta falta me has hecho — expresa Vale
— Y ustedes a mí, pero cuéntame, ¿cómo va tu noviazgo con el galán ese, el tal Alan?
Toso, para indicarle que es un tema que no debe tocar.
— Mejor cuéntale cómo vas con el diplomado ese al que te metiste — cambio de tema
— Sí, cuéntame, ¿Cómo fue que te decidiste a salir de tu cueva? — Eduardo comprende y luego de un rato de conversar sobre el diplomado y el nuevo psiquiatra, Valeria lleva sus libros nuevos a la biblioteca, por lo que él y yo nos quedamos a solas, sospecho que fue intencional, pero en fin.
— Deseaba tanto estar aquí — menciona él
— Ya era hora, ¿No?
— Sí, todo sigue igual, la casa, los muebles, las personas
— Sí, se puede decir que sí
— Sólo hay algo que ya no es igual
— Bueno, ahora tenemos una gatita, se llama…
— No hablo del gato, — interrumpe — yo hablaba de tu amor por mí…