PROBLEMA FAMILIAR
VALERIA
Fabi y yo hemos venido por Eduardo a casa de Alan, estoy muy nerviosa y la cabeza ha comenzado a dolerme, quizá sea el estrés de tener que volver a ver al mentiroso.
— Valeria, no era necesario que vinieras por mí — dice Eduardo en cuanto me ve
— Mira nada más cómo estás, — respondo y luego me dirijo a Alan y a Manuel — no debieron permitirle beber tanto, él no está acostumbrado
— Sólo fueron unas cuantas copitas, no pensamos que se fuera a poner así — responde Alan
— Vamos, Eduardo
— Por favor, nosotros lo llevamos — pide Alan
— Sí, Vale, deja que sean ellos quienes lo lleven, nosotras ni lo podemos, que tal si nos herniamos — sugiere Fabi
— Está bien
Durante el camino hasta la habitación de mi hermano, Eduardo dice un montón de barbaridades.
— Vale, sólo prométeme que hablarás con Alan mañana, ándale, ¿Sí?
— Lo siento, Eduardo, pero no puedo prometer eso — Alan me mira y luego agacha la mirada
— Entonces, déjenme aquí, no me iré hasta que lo prometas — dice, sentándose a media calle
— Eduardo, estamos a media calle, no puedes ponerte en ese plan
— Sí, sí puedo y será mejor que te apresures a prometerlo porque viene un auto hacia acá
— ¡Eduardo, no hagas ésto!
— Viene, viene
— Eduardo, no
— Si, ya está muy cerca
— Eduardo, ¡Basta!
— No te escucho
— Ay, está bien, lo prometo, pero ya vámonos
— Ya vámonos, muchachos, no queremos que me accidente de nuevo, mi pierna aún debe reposar, ja, ja
— Estás muy borracho.
FABI
Eduardo logró lo que nadie pudo, ahora Vale tendrá que cumplir su promesa, sé que ahorita está muy molesta con su hermano, pero mañana luego de saber la verdad, se lo agradecerá eternamente.
A estas alturas, Eduardo ya debe saber que Manuel es mi novio, al parecer no tuvieron ningún enfrentamiento, eso me deja tranquila, pero, ¿Y si Manuel se entera que él y yo fuimos pareja? Quizá deba contarle, es mejor que lo sepa por mí y no por alguien más. Qué feo es cuando se juntan el ex y el actual y peor aún, ahora que según ya son tan amigos, ¿Por qué a mí?
VALERIA
Alan ha venido a verme, supongo que está aquí para hablar, su insistencia me hace pensar que realmente le importo, eso debe ser bueno, ¿O no?
— Hola, Alan
— Valeria, gracias por aceptar escucharme
— Pasemos al jardín
— Te traje un pequeño detalle — él me entrega una linda rosa roja, percibo su aroma y continuamos.
ALAN
Hoy Valeria ha escuchado la verdad de mis labios, le costó un poco de trabajo comprender el actuar de Brianda, pero ya está conforme con la explicación, incluso le mostré la orden de restricción que solicité para que ya no pudiera molestarme. Ella se ha portado tan dulce como siempre, supongo que el haberse sentido engañada la hizo reaccionar tan… diferente, pero sea como sea, ya somos novios de nuevo.
Luego de mi reconciliación con Valeria, pasamos gran parte del día juntos, mi cuñado sí que es una gran tipo, se nota cuánto adora a Valeria y ella a él, son tan unidos, ya quisiera yo tener una relación así con mis hermanos, pero no, la diferencia de edades no ha sido de gran ayuda, por eso fue que adopté a Manuel.
EDUARDO
Mi hermana y Alan sí que son una bonita pareja, ella se ve radiante en compañía de él y él la mira como bobo, ¿Así nos vemos todos los enamorados? ¡Qué asco! Incluso Manuel y Fabi se ven así, creo que la perdí para siempre y debo dejarla ser feliz, nunca podría ser egoísta con ella, sólo quiero verla sonreír, es tan hermosa cuando lo hace, aunque si ella me diera una señal, una pequeña aunque sea, de que aún siente algo por mí, no dudaré en luchar por recuperar su amor.
FABI
Manuel es tan lindo, lo quiero tanto, el tiempo con él pasa siempre volando y no quisiera que se fuera, es tan detallista y siempre me hace reír. Pero por otro lado está Eduardo, debo aceptar que aún me pone nerviosa y hasta me sudan las manos cuando está cerca de mí, pero eso no puede ser, yo no quiero dejar a Manuel ni mucho lastimarlo, él no se lo merece, además, nadie me asegura que Eduardo no volvería a lastimarme, como lo hizo antes.
MANUEL
Quiero tanto a Fabi, pero empiezo a sentirla diferente, no sé, como si algo hubiera cambiado en ella, como si quisiera decirme algo sin atreverse aún, tal vez sólo sean ideas mías, por mis inseguridades.
ALAN
Manuel y yo fuimos al antro para cerciorarnos que todo estuviera bien, algún que otro imprevisto, pero esos ya son rutinarios, además, estoy muy contento porque me informaron que Brianda no se ha presentado en todo este día y ruego a Dios porque así sea siempre, que ya me deje en paz. Pasamos un par de horas allí y luego nos fuimos a casa a dormir.
Al día siguiente, nos preparamos para salir cuando una llamada de mi madre me pone de mal humor.
— Hijo, — se oye en el teléfono — tu hermana perdió los estribos
— Mamá, ¿Por qué dices eso?
— Quiere dejar a Estebancito, pobre hombre
— Mamá, yo creo que no deberíamos meternos en sus asuntos, realmente no sabemos cómo viven
— ¿De qué hablas? Él es un amor de persona, cualquier mujer estaría feliz de estar con él
— Mamá, por favor, deja a mi hermana tomar sus propias decisiones, ya es una persona adulta
— Mira, Alan, yo sólo te digo una cosa, si tu hermana se divorcia, que se olvide de nosotros
— Pues habla por tí, porque yo nunca le daré la espalda sea cual sea su decisión
— Alan, ¡Te prohibo que la ayudes! ¿Escuchaste?
— Lo siento, dejé de escucharte por unos segundos, tengo que colgar, te quiero.
Cuelgo el teléfono e intento volver a mis cabales, no quiero que Valeria me vea así, ¿Cómo se le ocurre a mi mamá pedirme tal barbaridad? Primero debería estar la integridad de mi hermana, además, siempre he tenido mis dudas respecto a ese tipo, algo tiene que no me inspira confianza.
Luego de ver a Valeria, recibo una visita muy inesperada.
— ¿Tú, aquí? — expreso sorprendido