Capítulo 21.

1160 Words
FURIOSA VALERIA Entro a casa con mis ojos llorosos y un gran pesar en mi corazón, Fabi y Tina me ven y comienzan un interrogatorio que no me niego a responder, a lo que ellas insisten. — Mija, ¿Qué fue lo que pasó? — pregunta Tina — Si saliste de aquí tan decidida — Sí, Vale, qué pasó, ya dinos, que no te ves nada bien — insiste Fabi — Es verdad, todo es verdad — respondo desconsolada — Pero, ¿Porqué dices eso? — cuestiona Fabi — Porque los acabo de besándose — ¿Alan te dió alguna explicación? — No, ni siquiera se dió cuenta de que estuve allí — explico — Lo siento mucho, mija. Tina me abraza y luego me ofrece un té que yo acepto, luego de beberlo voy a mi habitación, duermo durante casi todo el día hasta que escuche un altercado en la entrada de mi casa. — ¡Tú no tienes nada que hacer aquí! — grita Fabi — Le suplico que, por favor, se vaya y no regrese nunca, joven — escucho a Tina — Por favor, sólo quiero hablar con Valeria, por favor — Usted no tiene nada de qué hablar con mi niña Valeria, bastante daño le ha causado ya con todaw sus mentiras — me defiende Tina — No entiendo de qué hablan — dice el sinvergüenza Siento mucho coraje por el cinismo de Alan, no lo pienso dos veces y bajo a correrlo yo misma. — Ella no quiere volver a verte — dice Fabi — ¿Pero por qué no me lo dice ella misma? — pregunta el canalla Tina me ve llegar hasta donde están y comienza a tratar de explicarme. — Déjalo, Tina, el joven ya se va porque ahora sí le tiene que quedar muy claro que no quiero volver a verlo — ¿Pero por qué? — pregunta — Ya me aburrí de tí, Alan, tengo a alguien más en la mira así que ya puedes regresar por donde llegaste Él se va sin insistir más, espero que eso le haga rendirse y nunca más volver a buscarme. Regreso a mi habitación en cuanto él se va, Fabi trata de consolarme. — Siento mucho lo que pasó, amiga — ¡Nada! ¡Aquí no ha pasado nada! — expresó camino a mi habitación, me encierro y me quedo allí, luego de un par de horas, Fabi viene a buscarme y se sorprende al verme. — Vale, ¿Estás bien? — Mejor que nunca, Fabi, alístate porque esta noche saldremos de antro — Vale, no creo que sea lo más conveniente — Entonces iré sola — digo mientras me perfumo — ¡No, no, no! De ninguna manera irás sola, yo voy contigo, sólo dame unos minutos para darme una manita de gato… FABI Qué extraña la reacción de Valeria, pensé que estaría llorando desconsolada, pero lejos de eso se arregló como toda una diva, me alegra que esté bien y sobre todo que se haya dado su lugar frente a ese embustero que la engañó, menos mal que no le dejó ver su dolor, ese no se merece ni una sola de las lágrimas de mi Vale y para que le cale más a ese tarado, esta noche le vamos a caer en su antro, que vea lo que se perdió por mentiroso, que vea que ella no le va a llorar, aunque sé que luego me tocará a mí ser el pañuelo de lágrimas. Ya en el antro, Manuel me espera, le avisé que iríamos, pero le pedí que no le dijera s su amiguito para no arruinarle la noche a Valeria, por la reacción de Alan al ver a mi amiga, sé que Manuel cumplió su palabra y me es leal a mí, ¡lo adoro! Valeria lo desprecia como la primera noche que no le permitió invitarlos los tragos, además, trae a otros muchachos cacheteando las banquetas, si mi amiga es un mujerón y ahora se nota que le pesa haberla perdido. — Alan está que arde de los celos que se carga — comenta Manuel — Ni modo, que se aguante por mentiroso — Eso lo dices porque a tí no te toca aguantarlo, pero a mí sí — Lo siento, mi amor, pero se lo merece por lo que le hizo a Vale — Pues sí, pero a todo ésto, ¿Qué le hizo, eh? — Ay, no te hagas, que tu también me ocultaste la verdad, pero te perdono porque sé que eres una persona leal — Gracias por comprenderme, princesa, pero de verdad, ¿Qué fue lo que pasa? No entiendo nada, estaban tan bien y de pronto hoy ya no — Pues lo de la esposa de Alan, y ya no me hagas repetirlo porque me dan unas ganas de ahorcarlo que para qué te cuento — ¿Esposa? ¿De qué esposa hablas? Alan nunca ha estado casado — ¿No? ¿De verdad? — Te lo juro por lo que quieras, Alan nunca se ha casado, es más, hemos vivido juntos desde que mi abuelo falleció, en todo caso yo sería su esposo, pero no su esposa — Ja, ja, ja, mi amor, qué cosas dices, ¿Pero cómo explicas que la esposa se presentó esta mañana en la casa a decirle a Valeria quién sabe cuántas barbaridades? — Eso es un error, te juro, de verdad, te juro que Alan no tiene ninguna esposa — Entonces, alguien está tratando de separarlos — Dime, ¿cómo es esa mujer? — Pues es fina y elegante, conduce un auto de lujo dorado y… — ¡Brianda! ¡Debe ser la loca de Brianda! — ¿Brianda? — Sí, una novia que tuvo Alan hace tiempo, pero siempre salía con sus locuras, súper posesiva, súper celosa, el pobre de Alan no podía ni salir a la esquina sin que ella lo supiera, duraron muy poco, él la terminó, pero ella continuaba acosándolo, por eso fue que nos mudamos para acá — explica Manuel — ¡Ay, no, qué horror! Y mi amiga sufriendo por sus mentiras — ¿Pero porqué le creyó todo así nada más? Debió hablar con Alan Es que ella sí fue a buscarlo, pero los vió besándose y ya ni dijo nada, la pobre regresó hecha un mar de llanto — Me imagino, pero de verdad, Alan ha intentado alejarse de Brianda lo más que ha podido — Tienes que decirle a Alan lo que pasó para que hable con Vale — Lo haré, pero… — ambos vemos llegar a la tal Brianda — ¡Esa mujer! — Creo que hoy habrá problemas, llamaré a seguridad — Sí, antes de que ocurra una desgracia — digo al verla frente a frente con Valeria, mi amiga parece controlarse, pero sus ojos no mienten, esta furiosa y eso que no sabe que la loca esa le mintió para separarla de Alan…
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