DOLIDO
FABI
Mientras Alan y Eduardo se ocupan en lo que ya sabemos, Valeria, mi mamá y yo festejamos yendo por un helado a la paletería que está a dos calles. Vale me mira el anillo puesto cuando una mosca muerta regresa a molestar.
— ¡Es divino! Me encanta, pero qué buen gusto tiene mi hermano — expresa Vale
— Hola, Valeria, hace mucho tiempo que no te dejas ver — dice Karina
— Ho- ho- hola Ka- Karina — se pone muy nerviosa y se va, mi mamá va tras ella preocupada.
— ¿Así que tú y Eduardo regresaron?
— Sí y ya sé que todo fue mentira, Eduardo nunca me engañó contigo.
— ¿Eso te dijo? Que cínico, definitivamente no te conviene
— No me importa lo que tú me digas, yo le creo a él y nada más
— Siempre supe que eras muy tonta, de seguro ya estás embarazada y por eso se van a casar, pero qué predecibles
— Nos vamos a casar porque nos amamos y ya nadie nos podrá separar
— ¿Segura que nadie?
— Así es, ¡Nadie!
— Eduardo es hombre, ¿Sabes cuál es la debilidad de los hombres? ¿No?
— Eduardo es un hombre íntegro, quién sabe con qué tipo de hombres estés acostumbrada a revolcarte.
— Sin ofender, Fabiola, que yo sólo quiero abrirte los ojos, en realidad te estoy haciendo un favor, Eduardo no te ama, él sólo quiere calmar su culpa por haberte fallado… conmigo
— ¡Mientes! ¡Y ya mejor vete si no quieres que te saque los ojos aquí mismo!
— ¿Tú? Tú no das miedo, gata, das risa, pero piensa lo que quieras, luego no digas que no te lo advertí. Sólo dime una cosa, ¿No es demasiado coincidencia que él regrese al país justo cuando yo lo hago, también?
— No, porque tú eres un buscona…
Esa arpía se va dejándome toda enmuinada, y yo que quería festejar con un helado, pero no se va a salir con la suya, yo sé que Eduardo me ama y aunque yo ya no lo ame como antes, voy a defender nuestra relación.
ALAN
Me llevo a Manuel al auto y comienzo a buscar la forma de decirle lo que ocurre, es inevitable que me quedé en silencio por unos minutos tratando de hacerlo lo menos doloroso posible para él.
— Alan, te conozco, ¿Qué pasa? — él rompe el hielo y aunque aún no estoy preparado, le digo
— Sí que me conoces, hermano, es que estoy muy preocupado
— Verás que pronto descubriremos la verdad, el oficial me pareció una buena persona, no de esos corruptos que sólo te dicen lo que quieres escuchar.
— Bueno, es que sí estoy preocupado por eso también, pero en este momento es por tí
— ¿Por mí? ¿Y yo qué hice? — pregunta sorprendido
— Nada aún
— ¿Aún? ¿Pues que esperas que haga o qué? — pregunta curioso — ¿A quién tengo que matar? — bromea
— Espero que a nadie — respondo temeroso
— Ya dime qué pasa, bro, le das muchas vueltas al asunto y hasta me da ansiedad.
— Perdón, es sólo que no sé cómo decirte ésto, sé que te dolerá
— Así como es y listo, sin rodeos — creo que ya se lo espera
— De acuerdo, Eduardo le pidió matrimonio a Fabi y ella aceptó
— ¿De verdad? — responde casi sin energía
— Sí, Bro
— Ah, pues gracias por decírmelo — su alegría despareció por completo
— ¿Lo ves? Por eso estaba preocupado por tí
— No hay problema, sólo que sí me duele, pude haber sido yo…
— Lo sé
— Hay que entrar al antro, ¿Me invitas unas copas?
— Desde luego, bro, te acompaño en tu dolor.
Le llamo a Valeria para avisarle y ella sólo me aconseja que no lo deje sólo por ningún motivo.
Hemos estado bebiendo, Manuel más que yo, ya es tarde y él se ahoga en alcohol, lo llevo a casa y sin querer despierto a Sandy, quien me interroga por el estado de Manuel.
— ¿Qué pasó? ¿Por qué se puso así?
— Le dije que Fabi y Eduardo se van a casar
— ¿En serio? Pobrecito
— Mañana vendré a verlo, cualquier cosa avísame, ¿Sí?
— Vete con cuidado y sí, yo te aviso
— Hermana, si no voy tan lejos, sólo debo cruzar la calle
— Lo sé, soné como mamá que deja ir a su adolescente de fiesta
— Ja, ja, hasta mañana — camino hacia la salida
— Alan, — me regreso desde la puerta para escucharla — hay algo que no te he dicho aún
— Dime
— Esteban está aquí
— ¿Aquí?
— Bueno, no aquí en la casa, pero sí aquí en la ciudad
— ¿Y qué piensas hacer?
— Sólo quiere que le permita convivir con Renata
— Yo creo que mi sobrina necesita a su papá y él quiere seguir siendo parte de su vida, creo que eso habla bien de él
— Creí que no era santo de tu devoción
— Y no lo es, pero pienso en lo que es mejor para Renata
— Gracias, Alan, eres el mejor, te adoro — me abraza
— Y yo a ti, descansa que mañana hay escuela
— Hasta mañana…
SANDY
Las palabras de mi hermano me dejaron la cabeza dando vueltas durante toda la noche, Eduardo se va a casar con Fabi, qué grandiosa noticia, se ven tan bien juntos, Eduardo es un gran hombre, alguien así es lo que quiero para mí, caballeroso, respetuoso, adorable, ¿Pero qué cosas estoy pensando? ¡Por Dios! Basta. Y por otro lado, mi hija, Alan tiene razón, yo debo pensar en lo que es mejor para ella, y lo mejor es que tenga a su papá en su vida, no ha sido el mejor marido, claro está, pero es un gran padre y no puedo negarles esa relación.