ESCONDIDO
VALERIA
Siento la mirada de la gente, del doctor, por suerte Fabi está muy cerca de mí, como lo prometió.
— ¡Vale! Perdón que me tardé, pero ya estoy aquí para que vayamos a almorzar — disimulo mi malestar
— Qué bueno, empezaba a sentirme muy incómoda
— Ven, te voy a mostrar la cafetería…
El día termina y yo me siento muy feliz de haber salido de casa, Alan y Manuel llegan para convivir como cada tarde y todos me felicitan por mi gran logro. Creo que estoy mejorando y muero por retomar mi vida… Con Alan. Luego de la merienda, Alan y yo vamos al jardín, como siempre, allí me animo a hablarle de nosotros.
— Alan, yo creo que estoy mejorando
— Lo veo y me alegra muchísimo
— Creo que es tiempo de que retome mi vida
— Si tú me permites, yo quiero estar contigo en esta nueva etapa
— Me gustaría mucho que así fuera — me sonrojo y él sonríe
— Entonces, ¿eso quiere decir que tú y yo…?
— Sí, Alan, eso es lo que quiero decir — me mira, se coloca frente a mí y se arrodilla, me toma de la mano y..
— ¿Me harías el hombre más feliz del mundo al ser mi novia?
— Sí, Alan, sí quiero ser tu novia.
Me besa, me gusta sentir el roce de sus labios, la percepción del tiempo se vuelve obsoleta y sólo existimos él y yo.
FABI
Manuel y yo observamos la hermosa escena entre Vale y Alan, se ven tan bien juntos.
— ¡Lo sabía, lo sabía! — expreso
— Ahora sí, mi hermano del alma es el segundo hombre más feliz sobre la tierra
— ¿El primero eres tú?
— Por supuesto, mi princesa
— Me gusta mucho cuando me dices así
— Es que eso eres para mí.
Maniel y yo nos besamos también y luego vamos con mi mamá para contarle, se pondrá muy feliz por Vale.
VALERIA
Mi relación con Alan me hace muy feliz, me siento motivada a seguir adelante con todo, Eduardo también se puso muy feliz al saber todo lo que ha pasado, creo que ya no vuelta atrás para tanta dicha, me siento tan contenta que escribir versos para Alan se ha vuelto mi pasatiempo favorito. ¿Le gustarán estas cursilerías? Espero que sí, porque le hice una cartita muy especial y sólo esperando a que llegue para entregársela.
— Perdón por llegar tarde, me quedé dormido — se disculpa
— Eso quiere decir que tuvieron mucho trabajo anoche
— Ni te imaginas, hubo una pelea entre dos chicas, las amigas intervinieron y se armó en grande, la policía tuvo que intervenir
— Lo siento mucho
— No pasa nada, sólo que me dormí más tarde… Mejor dicho, más temprano, iba a salir el sol cuando me recosté
— Debiste quedarte a descansar
— ¿Y perderme de la presencia de mi flamante novia? Ni loco
— Me haces reír con las cosas que dices
— Eso está muy mal, porque no es cuestión de risa que seas mi flamante novia
— Pero se escucha muy chistoso porque hablas de mí como si no estuviera presente
— Es que aún no me la creo
— Para que te lo creas, escribí algo para tí
— ¿Para mí? ¿De verdad?
— Sí, aunque no creo que te gusten este tipo de cosas
— Me encantan, sólo por venir de tí
— Léela cuando estés a solas
— Yo quería que tú me la leyeras
— Ay, no, qué pena
— Ándale insiste
— Dime cómo eres y porqué estás aquí, dime cómo has hecho para conquistarme así… — leo mis versos en voz alta y me quedo esperando su reacción.
Me mira con seriedad y creo que no le agradó lo que escribí para él, pues su expresión es fría e indiferente.
Me mira con seriedad y creo que no le agradó lo que escribí para él, pues su expresión es fría e indiferente, hace un silencio y su voz comienza a sonar de pronto.
— La verdad es que tus palabras son muy bonitas y tienes muy sentimientos, pero… — ya siento mi corazón quebrarse, es obvio que no le gustó, quizá soy demasiado intensa — lo que escribiste no me gustó, — lo sabía — ¡Me encantó! Tienes las palabras exactas para describir lo que siento por tí…
Awwww, es tan tierno, ya siento que me derrito.
ALAN
Me fascina Valeria, no cabe duda que es la mujer que quiero para toda la vida, hace rato que Manuel y yo llegamos al antro a trabajar, como cada noche,unos de los meseros me informa de algo que, definitivamente, no me esperaba.
— Alan, hace rato que te anda buscando una mujer
— El galán haciendo de las suyas, ¿Eh? — comentar Manuel
— No, no, no, yo ya soy un hombre prohibido. — respondo
— La mujer dijo conocerlo y hasta me dió su nombre, Brianda — insiste el mesero
— ¡¿Brianda?! — Nos sorprendemos Manuel y yo
— Gracias, Mario, — agradezco al mesero — si vuelve a preguntar por mí, dile que ya me morí
— Sí, señor
¿Brianda buscándome? Esa sí es una novedad, pero por más que me preguntó qué querrá, prefiero quedarme con la duda que volver a verla, basta con escuchar su nombre para que se me erice la piel de tanto que pretendía no volver a verla.
— ¿Y qué vas a hacer? — cuestiona Manuel
— Evitarla hasta que se canse — respondo
— Hasta escalofríos me dió sólo de escuchar su nombre
— Daré órdenes estrictas para que nadie le de mis datos
— De una vez
— Y tendremos que dejar de venir hasta que pase el peligro, vámonos, antes de que nos vea…
BRIANDA
No veo a Alan por ningún lado, he preguntado por él a varias personas, pero nadie sabe decirme, ¿Será que me dieron mal el dato? No, no creo, es el único antro por este rumbo, seguiré buscando, pero de aquí no me voy hasta hablar con él.