LOS SALVADORES
FABI
No sé si Valeria se aventó o se cayó por el efecto del calmante que le apliqué.
— ¡Mamá! ¡Valeria!
— ¡Vamos pronto! ¡Ay, Dios mío, por favor, que mi niña Valeria no esté muerta! — suplica ella
Bajamos corriendo hasta donde ella se supone que cayó imaginando lo peor, pero cuando llegamos nos llevamos una enorme sorpresa.
— ¡Bendito sea Dios que los puso en nuestro camino!
Alan tiene a Valeria entre sus brazos, ella ha perdido el conocimiento y Manuel nos cuenta que llegaron a tiempo para atraparla, ¡Qué susto nos llevamos todos!
— Por favor, ayuden a llevarla a su habitación, el calmante le hará dormir toda la noche
— Voy a llamar a Eduardo que se quedó con el alma en un hilo con tanto alboroto — menciona mi mamá
— Por favor, mamá, él te lo agradecerá mucho
— Y también prepararé un té para calmar nuestros nervios, mija
— Gracias mamita
Manuel y yo acompalanos a Alan a dejar a Valeria a su habitación y mientras trato de explicarles algo que ni siquera yo he logrado entender en todos éstos años.
— Sé que deben tener muchas preguntas, le juro que ella no es mala, sólo está trastornada, aún no sabemos muy bien lo que le pasa, Eduardo ésta fuera del país preparándose arduamente para venir a curarla pronto.
— ¿Eduardo? — me cuestiona Manuel
— Eduardo es el hermano de Valeria
— Ya me había asustado
— Él se fue hace años a estudiar psiquiatría, pronto vendrá para centrarse en este caso
— Pero por favor, explícanos qué fue lo que sucedió esta noche — solicita Alan
— No lo sé, ya estábamos dormidas, supongo que tuvo pesadillas y por eso se despertó así como loca
— ¿Eso es algo común?
— Es muy frecuente, normalmente no llega a tanto y sólo basta con quedarme a dormir con ella, mi mamá o yo, pero esta vez no sé qué fue lo que pasó
— De acuerdo, ¿Tienes alguna idea del detonante?
— No, Eduardo me hace llevar un control estricto de situaciones, es como un diario donde describo todo lo que Valeria me platica, incluso ella lleva su propio diario, pero es algo que no hemos logrado deducir
— Encontrarenos algo, ya lo verás — Manuel toma mi mano y me reconforta, noto que Alan ésta muy sacado de onda
— Valeria es una buena persona, estoy segura que con el tratamiento adecuado logrará superar todo ésto, aunque ella entenderá si prefieres alejarte, ¿Ves? Por eso ella nunca sale para evitar socializar y que luego la juzguen y la rechacen
— Jamás podría pensar algo malo de ella ni mucho menos abandonarla en esta situación, sólo estoy preocupado por ella, tan joven y con este problema, algo muy turbio debió sucederle para jaber llegado a ésto
— Alan creció en una familia de médicos, su papá y sus hermanos mayores lo son, sólo él y su hermana eligieron otro camino, así que tiene algunos conocimientos involuntarios — explica Manuel — incluso su hermano mayor es psiquiatra
— Lo llamaré para ver si puede venir a verla
— ¿De verdad? Te lo agradecería mucho, si no puede venir, al menos que nos recomiende a alguien, ya ha visto a varios especialistas, pero nadie ha podido ayudarla
— Mañana mismo lo haré
— Aquí ésta el té, por favor, muchachos, no se vayan sin beber el té, prometo que dormirán como angelitos — insiste mi mamá
— Muchas gracias, Tina, y no se preocupe que nosotros sabemos ser discretos — menciona Alan
— Está delicioso su té, suegrita, a ver cuándo me enseña a preparalo, sé de alguien que lo necesita seguido
— Ese ws un secreto de familia, mijo
— Pero si ya la considero mi familia, usted es como una madre para mí
— Ay, mijo, qué cosas dices, de seguro a tus padres no les gustará escuchar eso
— Mamáaa — replico
— Ni lo diga, mis padres estarían muy felices de conocerlas a las tres
— ¿Estarían, mijo? — cuestiona mi mamá al darse cuenta de que metió la pata
— Sí, Tina, los angelitos con los que yo sueño cada noche son mis padres, quedé huérfano desde niño y me crié con mi abuelo que hace un par de años falleció también, así que si usted me acepta como otro hijo…
— Ay, muchacho, siendo así, véngase para acá, que ya tiene mamá nueva — se abrazan y son muy tiernos
— Nada más no lo consienta tanto, Tina, porque aparte que me pongo celoso, luego éste se pega como chinche y para sacarlo de aquí estará en chino — advierte Alan
— No importa, mijo, y no se ponga celoso que también pasa usted tengo
— Así sí
— Él es el que se pega como chinche — replica Manuel
— Bueno, muchachos, ya va siendo hora de que se vayan a su casa a dormir, ya es muy tarde como para que sigan en la calle
— Ay, mamá, pero si viven aquí enfrente
— ¿Allí en esa casa tan bonita?
— Sí, Tina, qué rara coincidencia, ¿Verdad?
— No cabe duda que es el destino, pero ya a dormir todos
— Hasta mañana, mi amor — me despido de Manuel
— Hasta mañana mi princesa hermosa
— Ay, sí, ya, hasta mañana tortolitos — se despide Alan envidioso
VALERIA
Parece que dormí dos días seguidos, aún tengo sueño, pero ya la luz del sol ilumina mi recámara, ¡tengo un hambre! Me levanto un poco atarantada y no sé porqué, veo la hora y, ¡Ya es medo día! ¿Pero cómo es posible que haya dormido tanto? Me doy un baño rápido y bajo ql comedor por algo urgente para comer, pues muero de hambre.
— Buenos días, nana
— Buenos días, mija, siéntate a comer, ya te sirvo
Ella me sirve y yo comienzo a devorar mi comida.
— ¿La traías atrasada?
— Perdón, nana, es que tengo muchísima hambre y ya es tardísimo, no sé cómo me dejaste dormir tanto, por favor que no se repita...