Estoy acostada en el sofá de mi sala y no pienso salir de mi casa. Menos ir a cenar con Elliot, imbécil Stanton. Valeria está en una cita, así que estoy por mi cuenta esta noche. Sé que va a querer meterle una patada a Elliot cuando se entere de que estuvo en mi casa. Ella no es su gran fan. Estoy viendo un episodio de mi serie favorita cuando llaman a mi puerta. Mi intención es ignorar a quien, quiera que sea. Pero es tal la insistencia que, resignada a mi suerte, me pongo de pie y tomo el atizador. —¿Quién? —Ábreme la puerta, Aria. Hago una mueca cuando escucho la voz de mi madre a través de la puerta. Dejo el atizador a un lado y me paso las manos por el cabello tratando de aplacar un poco el desastre que soy en este momento. También me doy una mirada a mi pijama de franela. E