Los nervios y la emoción me embargan cuando la mañana siguiente, luego de un poco más de dos horas de camino, entramos a la propiedad de Erika, la madre de Elliot. Pasaremos la noche aquí y mañana en la tarde regresaremos al ático, Elliot tiene mucho trabajo y yo tengo mi sesión de fotografías. Así que será una visita rápida. Elliot apaga el motor de su deportivo y dejo salir la respiración. Bajo mientras admiro la casa de Erika. Una hermosa casa frente al mar con estilo moderno que no le envidiaría nada a nadie. Alrededor los árboles le dan un aspecto más majestuoso y lo mejor es que el sonido del mar no se escucha lejos. —¿Lista para esto? —No tenemos opción —lo miro por encima del hombro. Asiente pensativo mientras avanzamos. A solo un metro de la entrada, la misma se abre y E