Capítulo 5

1412 Words
A las 6:45 arribo a la empresa, las paredes de cristal alcanza su altura con la sensación de llegar hasta el cielo, saludo al guardia como todas las mañanas y subo al ascensor privado, marco el piso 26, la música suena en el ambiente mientras miro pasar los números hasta que, con un pequeño pitido, las puertas se abren dando paso a las oficinas de presidencia y vicepresidencia, es un lugar bastante iluminado, ya que toda la pared derecha es de vidrio, lo que da una espectacular vista de la ciudad y proporciona luz natural la mayor parte del día. Los pisos blancos lucen impecables igual que siempre, las únicas paredes que hay son de color blanco y pequeños cuadros adornan ciertos sectores dando un lugar un toque de sofisticación, camino hacia mi escritorio para dejar mi laptop y bolso, mi tableta sigue en el mismo lugar, mi cartera. Respiro profundamente y me camino a la pequeña cocina que se encuentra en el ala este, somos los únicos en este piso algo que agradezco, porque no me gusta estar rodeada de personas. Tomo la cafetera y la pongo en marcha, el olor inunda el lugar, respiro profundamente dejando que las sensaciones y los recuerdos me golpeen como cada mañana, sonrió con nostalgia y sacudo mi cabeza para concentrarme en mi tareas. El reloj marca las siete de la mañana cuando Patrick y Alexander se hacen presente en el piso, Alexander lleva un traje corte italiano n***o con una camisa blanca y corbata roja. Patrick por su parte trae un traje gris, con chaleco y corbata del mismo color y camisa negra, toda la ropa se ajusta a su cuerpo como una segunda piel. -                    Buenos días – saludo a ambos cuando pasan. -                    Buenos días señorita Jones – contesta Patrick mientras me ojea de arriba abajo. -                    Buenos días Ana – dice Alex mientras se desprende el saco – ¿Es café lo que huelo? -                    Así es… – respondo con una sonrisa - ¿Quiere que le sirva? – asiente mientras me guiña un ojo – Y usted señor MClean ¿Quiere? -                    Por favor... – abre la puerta de su despacho – Y de paso ven a mi oficina, que quiero arreglar unas cosas – me mira serio y cierra la puerta.   Cinco minutos después, estoy por tocar la puerta de mi jefe cuando un chico rubio, de unos dieciocho años, entra en el piso con un ramo de lirios blancos y rosados, lo observo extrañada, mientras él mira todo el lugar con los ojos bien abiertos. No puedo evitar sonreír al recordar que yo tenía la misma cara cuando comencé a trabajar aquí. -                    Buenos días caballero, en que lo puedo ayudar – me acerco a él. -                    Wow – suelta y yo solo me río – Podrías darme tu número tal vez – sonríe pícaramente. -                    No creo que sea posible – me río y el encoje los brazos - ¿A quién buscas? -                    Amber… Jones – pronuncia mientras lee un papel. -                    Esa soy yo -                    Bueno señorita… esto es para usted – me pasa el ramo de flores con una tarjeta – Que tenga lindo día – vuelve al ascensor guiñándome un ojo.   Me quedo observando el ramo que ahora descansa en mis brazos, mis dedos tocan sus pétalos con delicadeza, el tacto es suave como si de una seda se tratara. Voy en busca de un florero para las hermosas flores que me acaban de mandar, las coloco en mi escritorio mientras busco la tarjeta. “Para la chica que se robó mis pensamientos, espero y ruego que aceptes almorzar conmigo algún día de estos.”                                                                                Matt Pd: mi número es xxx-xxx-xxx   Él acaba de mandarme flores, sus ojos miel vuelve a mi mente mientras acomodo el ramo para que todas las flores se luzcan, mis dedos siguen tocando sus pétalos mientras una sonrisa boba aparece en mis labios. Un carraspeo a mi espalda me desconcentra, giro bruscamente para encontrarme con sus ojos grises puestos en mí, ¡Mierda! maldigo internamente cuando caigo en la cuenta que nunca le lleve el café a mi jefe y lo peor de todo que es que me esperaba para hablar. -                    Admirador secreto señorita Jones -                    Parece… - me remuevo incomoda – Lo siento señor MClean, llego el cadete y… -   Levanta la mano para que me calle y por alguna extraña razón creo q está molesto – claro que está molesto, lo dejaste esperando – la pequeña voz de mi inconsciente vuelve a hacer de las suyas. -                    A mi oficina – cometa con voz dura, paso con la cabeza a gachas, mientras ruego no ganarme una reprimenda – Señorita Jones, necesito saber cómo se manejaba con mi padre, para explicarle las modificaciones – suelto un suspiro de alivio mientras cierra la puerta. -                    Su padre no tenía muchas normas.   Respondo mientras observo como se saca su saco, sus dedos desprende uno a uno lo botone haciendo que sus músculos se contraigan y relajen en el transcurso. Sus brazos ahora descubierto de la tela se flexionan mientras coloca el saco en el respaldar de su sillón.   -                    Solo tenía que tener su café a las siete, repasábamos la agenda, organizaba sus almuerzos y todos los viernes le entregaba un balance de la semana, más lo que corresponde al puesto. – mis ojos no se despegan de su camisa negra, que se ajusta perfectamente a su cuerpo trabajado. -                    Genial – se sienta frente a mí, colocando sus codos sobre el escritorio y la pera sobre sus manos entrelazadas – Los almuerzos los vamos viendo, no quiero que deje pasar a nadie a mi oficina, a menos que yo lo autorice antes, eso quiere decir que debe informarme por teléfono, me gusta la privacidad y el silencio – sus ojos me recorrieron un momento haciéndome sentir completamente incomoda - Usted es la única autorizada a pasar cada vez que sea necesario y si estoy con alguien, solo golpee tres veces y le informaré si puede pasar. – anoto en mi tableta – Para mí, es muy importante los horarios, por lo que le voy a pedir que acordemos un horario para desayuno y almuerzos. Y ambos los mantengamos ¿A qué hora almuerza y desayuna? -                    Desayuno a las 8 y me tomo 20 minutos – levanto la vista para mirarlo a los ojos – Y almorzar siempre varia, pero solo me tomo una hora, que es lo que acordamos con su padre. -                    Bueno, por mi está bien. Trataremos que sus almuerzos sean a la una, siempre y cuando no haya alguna reunión en ese horario. – se levanta camina alrededor del escritorio y coloca sus manos en los bolsillos mientras se apoya en este – Necesito que entreviste una secretaria para Alex, ahora que estoy yo, tal vez necesite que viaje conmigo o tengamos más trabajo, asique, la necesito para mí al cien por ciento – no sé porque tengo la sensación de que es con doble sentido sus palabras. -                    Me encargare de publicar ahora mismo el aviso y encontrar la persona ideal para el puesto. – me levanto de mi asiento y me observa otra vez ¿Acaso estoy mal vestida? – ¿Algo más señor? -                    No por ahora… - da media vuelta dándome la espalda – Puede retirarse señorita Jones.   Salgo de la oficina con una sensación rara, ¿me necesita cien por ciento para él? Wtf, porque sus palabras me sonaron raras. Sacudo mi cabeza, no tiene lógica mis pensamientos, llamo a recursos humanos e informo el nuevo puesto que se abre en la empresa, por primera vez en años hay una vacante a secretaria de vicepresidencia, le doy los detalles e informo que vamos a entrevistarla nosotros. Termino de organizar los papeles y preparo todo para la reunión con los socios, hoy sería oficial, Patrick MClean tomaría la presidencia de la compañía, ahora sería mi jefe, daría las órdenes y yo tendría que soportar sus ojos y su cercanía que tanto me perturbaba. Su puerta se abrió, acomodado su saco me dio una breve mirada para luego dirigirse al ascensor e ir a la sala de juntas, Alex no tardo en salir y yo suspire mientras tomaba las cosas que me faltaban, esta charla la daría él, Patrick seria el encargado de dejar en claro porque era el mejor para esto.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD