—¿Qué? ¿Y renunciar a una amistad de años? ¡Estás loca! Tengo una relación laboral que cuidar y no estoy dispuesta a ser solo un trofeo. —Doy un “no” rotundo, ni siquiera me imagino en una situación así con Alex.
Nina me mira con curiosidad, y creo que es porque ella no conoce como Alex se divierte cada fin de semana.
—Alex tiene fotos con cada persona con la que sale y folla, no quiero formar parte del álbum de sus conquistas.
Nina alza las cejas, sorprendida, no sabía que Alex fuera ese tipo de hombre. Alex sabe muy bien cómo aprovechar sus encantos. Solo puedo opinar eso.
—Qué idiota. —Nina dice y yo asiento de acuerdo.
—Le agradezco a la vida por haberme acercado a él cuando nadie más creía en mí, ni en mi manuscrito, pero eso es todo. No pienso pedirle ayuda para salir de mi celibato autoimpuesto.
El mesero llega con las tazas de café y coloca cada una delante de nosotras. Esta vez, le sonrío amable. Luego desvío
la mirada hacia mi amiga, quien me observa con ojos pícaros.
Pongo los ojos en blanco cuando el chico se aleja nuevamente.
—Solo estoy siendo amable. Ya te dije que olvides eso. —Le explico.
—Está bien. Ya no diré nada sobre el mesero, pero tenemos que pensar en cómo escribirás ese libro.
En ese momento, mi móvil empieza a vibrar. Lo saco de mi bolso y miro el remitente con nerviosismo.
¡Lucas! ¡Maldición! No puedo contestarle en frente de Nina, ella aún no sabe que él está de regreso.
—Dame un minuto, debo contestar. —Me disculpo y me pongo de pie para ir directo al baño.
—¿Qué pasa, Lucas? —contesto—. Estoy con Nina, sabes que no quiero que sepa que has regresado.
—Solo te llamé para saber cómo te había ido en tu reunión.
Bufo ante el recordatorio; no quiero
hablar de eso con mi hermano, me parece bochornoso.
—Pero, ¿entonces estás con Nina? —La voz de Lucas suena curiosa y entonces entiendo cuál es la verdadera razón de su
llamada.
—Lucas… —le advierto—. ¿Qué fue lo que te dije a tu regreso? No llevas en la ciudad ni dos semanas; deberías tratar de
seguir el ejemplo de Nina.
—Addi, ya pasaron más de ocho años, Nina está casada y con una niña de tres. ¿Qué te hace pensar que yo haré algo
para perjudicarla?
—Lucas… Ella quedó muy devastada con tu partida, no sé cómo reaccionará cuando sepa que has regresado.
—Addi… —Lucas suplica.
Estoy entre la espada y la pared. No sé qué eventos catastróficos podría desatar su encuentro, y si algo malo pasara jamás me lo perdonaría.
—No te prometo nada, pero trataré de sacarte en la conversación.
No puedo negarle nada a Lucas, aunque sé que podría salir mal.
—¿En serio? —Lucas está emocionado.
—Pero te lo advierto, Lucas. No hagas nada estúpido; ella es feliz con Ethan. —Le expreso mi preocupación.
Lucas se queda callado. Su silencio no me dice nada, pero solo espero que él esté buscando un reencuentro amistoso.
Me despido de mi hermano y después salgo del baño, mirando a la distancia cómo mi amiga está absorta en su móvil.
Aún seguía dudando si contarle a Nina acerca de Lucas; sin embargo, se lo había prometido.
—Nina…
—Oye, mira lo que encontré en internet. —Nina interrumpe mis palabras y me muestra su móvil mientras tomo asiento en mi lugar.
—¿Qué es eso? —pregunto al ver las fotos de un hermoso hotel—. Hotel Opulent Have. —Parafraseo el nombre del
lugar.
—¿Por qué no nos vamos de vacaciones? Podrías despejar tu mente en medio de la naturaleza. —Nina parece entusiasta—. Según lo que dice el anuncio, “Despeja tu mente y cuerpo viviendo una experiencia inigualable”.
—¿Nina, estás segura de que funcionará? —No estoy muy convencida, pero tal vez ella tenga razón al decirme que necesito vacaciones.
¿Desde cuándo no me tomo algunos días de descanso? Me la he pasado todo el año escribiendo mi último libro. Tal vez me falte desempolvar mi mente.
Sin contar que Lucas me tiene loca diciendo a cada minuto que ordene mi habitación, sumando a mi odioso vecino rockero que
siempre pone esa música del demonio.
—¿Y tú qué harás con Elena y Ethan?
—Puedo decirle a Ethan que iré por trabajo. Él está de sabático en su empleo, no tendrá problemas con quedarse con Elena. —Nina está muy entusiasmada con la idea y yo confío en ella—. Le diré a Laura que vaya a tu casa para revisar que todo esté en orden mientras estamos fuera.
Ya que eso no será necesario, debo decirle que Lucas cuidará de mi casa mientras tanto.
—Bueno, Nina… hablando de eso, yo quería decirte que…
—Cariño, aquí estás.
Mis palabras se quedan en el aire nuevamente, cuando Ethan, el esposo de Nina, llega al café en ese momento.
Lo miro con sorpresa porque si me hubiera adelantado por medio segundo, le estaría diciendo a Nina que Lucas se encuentra de regreso.
Nina saluda a su esposo con un casto beso en los labios. Me doy cuenta de que son felices, y el remordimiento empieza a atacarme de nuevo.
¿Estoy haciendo lo correcto al tratar de decirle lo de mi hermano?
—Hola, Addison. —Ethan me saluda, haciendo que salga de mi trance, y le respondo con una sonrisa cordial.
—¿Qué querías decirme, pecas? —Nina pregunta. Yo sacudo mi cabeza y pienso en algo rápido para decirle.
—Que debí pedir mi café sin azúcar. —Me excuso y Nina me mira curiosa al notar algo extraño en mí. Espero que no haya
notado mi nerviosismo—. Debería volver a la editorial, tengo que ir por Tiny. Luego iré a casa.
—Oye, recuerda lo que te dije, ¿sí? Te mandaré mensaje con los detalles. —Nina me sonríe, y Ethan lo hace junto con ella.
—Está bien, entonces alistaré mi equipaje. Nos vemos, Ethan. —Me despido.
—Hasta luego, Addison. —Ethan me responde.
No tardo mucho en llegar al edificio y vuelvo a subir por el ascensor para hablar con Alex sobre los planes que tengo con Nina.
Entro a su oficina sin avisar, algo que siempre he hecho antes, pero desde este momento recordaré no volver a entrar sin tocar.
Mis ojos se agrandan cuando encuentro a Laura y Alex en una posición comprometedora.
—¡Santo Dios! Perdón… yo… la puerta…
En ese momento deseo que la tierra me trague por la vergüenza. Ni siquiera se para donde mirar.
Alex aleja sus labios de los de Laura, quien está arriba del escritorio con las piernas abiertas, y él está en medio tocando su trasero.
—Puedo regresar después. —No sé qué más decir y estoy a punto de salir, pero Alex me detiene.
¿Ya había hablado de mi editor y su álbum de conquistas? Pues, es esto a lo que me refería. Sin embargo, jamás imaginé que con Laura.
—Laura ya se va, pasa Addi. —Alex se mantiene tranquilo como si mi interrupción no fuera para tanto.
Yo trato de no mirar a Laura cuando sale, me siento cohibida.
—Dime, ¿qué quieres decirme? ¿Ya encontraste inspiración para el nuevo libro?
Camino hacia el asiento, frente al escritorio, todavía pensando en lo que acabo de ver.
—Yo no, pero está claro que tú sí estás inspirado. —Señalo la puerta, por donde hace unos segundos salió Laura.
Dios les da sus peores batallas a sus mejores soldados, está más que claro.
Alex suelta una risa cínica y comienza a caminar en círculos detrás de mí. Mi cuerpo se tensa ante su actitud. Su voz baja una octava, sintiéndose más suave y aprensiva.
¿Qué jodidos está haciendo?
—Si necesitas inspiración, yo podría…—Alex susurra cerca de mi oído mientras se encuentra detrás de mí.
Río y enseguida me pongo de pie como un resorte. Debe estar jugando conmigo.
—Por favor, Addi, conmigo obtendrás experiencia y diversión. Un dos por uno. —Alex se acerca.
—Sí, como no. —Lo alejo poniendo uno de mis dedos en su pecho duro. Eso si me sorprende, pero no dejo que su cercanía
me afecté.
Alex es un hombre guapo que cautiva a cualquier mujer, y siendo honesta, también lo hace conmigo, pero conozco bien mi
papel en esta ecuación. Jamás arruinaría mi amistad con él.
—Podría enseñarte algunas cosas.
—No, no lo creo.
—Posiciones sexuales. —La mirada de Alex es depredadora—. Cómo hacer una felación casi perfecta o los sonidos que
nos excitan.
Contengo la respiración al tener tan cerca a Alex en su papel de “soy el dios del sexo”
—Será mejor que busque mi inspiración por otra parte. —Le digo mirándolo seriamente.
Tengo que dejar de lado las insinuaciones de mi amigo, no es saludable para nuestra relación.
Alex suelta un suspiro y se da por vencido. Seguramente es la primera vez que una mujer se le resiste, pero no
puedo hacer nada al respecto.
Al menos puedo notar como deja de insistir y eso me tranquiliza.
—¿Entonces qué harás?
—Vacaciones… —Me encojo de hombros.
Después de compartirle mis planes a Alex, ya estoy de regreso en casa. Lucas no se ve por ningún lado y no sé a dónde se ha metido.
Una notificación suena en mi móvil y la reviso. Nina me ha enviado los detalles del viaje. Por suerte, el Hotel Opulen Have está solo a las afueras de la ciudad, lo que nos llevará dos horas en auto.
Nina ya ha hecho el registro. Yo solo tengo que preparar mi equipaje y esperar a que mi hermano aparezca, para contarle que
no estaré en casa por un par de días.
Estoy tomando la idea de Nina como un atajo para encontrar inspiración y escribir el libro que me pidió Paolo Richi.
En mi mente alberga la posibilidad de poder empezar a escribir el libro sin tener que llegar a hacer nada extremo.