EXCITACIÓN

1255 Words
Cuando bajo al estacionamiento, ya su madre la esperaba dentro del coche. No se aguantaba para hablar con ella. Una vez entro. Se mantuvo en silencio. Respiro profundo varias veces, para que su corazón volviera a la calma, ese ogro la habia descompuesto un poco. —¿Qué te pasa hija?.—La veía con extrañeza, como si no sospechara el infierno que ella acababa de vivir con ese hombre. —Deberias entenderme muy bien mamá. Sabes de sobra que ese hombre es un energúmeno. Fue el peor día de mí vida. Desde hoy hasta los próximos tres meses, seré su secretaria y también su sirvienta.—Giro el rostro para enfrentarla con la mirada. Ella solo evadió, encendió el auto y lo puso en marcha.—No esperaba más de ti mamá, pero no debiste simular que tenías el mejor jefe del mundo. Me imagino todo lo que pasaste con el, en los 6 meses que llevas trabajando en la empresa. —Para ser sincera, siempre me ha tratado bien, incluso me ayudó en tu beca. Puedo decir que soy afortunada.—Parecia sincera al decirlo, además nunca la vió quejarse.—Con otras personas si ha tenido sus inconvenientes. En verdad me extraña que te haya tratado tan mal. —Mamá, mal es poco, se tomó mi café, me robó la comida. No me llama por mi nombre. Hasta me lo cambio. Me dice Rosita. —No lo culpo, eres tan bella con una. Aún me extraña que no tengas novio. La de recursos humanos, me felicitó por tu currículum y calificaciones y lo bella que eres. No es para menos. Mírame.—Su mamá empezó a echarse porras.—Siempre fui la más hermosa del instituto y la universidad. También tu padre era galán.—Casi la ve perder el aliento cuando lo nombró. —No lo dice por eso. Se burló de mí blusa. También de mí lonchera. —Quizas el error fue mío hija. Debí advertirte que el señor Recio tiene prohibido el color en la empresa.—Debia tener una mente muy amargada para censurarle los gustos a los demás.—Sabes, es un hombre muy recto y formal, quizás por eso prefiera la sobriedad. —No lo excuses, su comportamiento es estúpido. Mínimo tendrá algún trauma. Pero conmigo no podrá. —Hija. —Su mamá freno con precaución, frente al semáforo en rojo, luego se giro hacia ella, viéndola con un sesgo de advertencia. —Le daré vida a ese lugar, si el me despide, no importa. Solicito pasantía en otro lugar. —Sentia cierta malicia aflorar en ella, ese hombre veía todos los arcoiris. Lo enseñaría a tener más respeto por los demás. —Pues, estoy segura que no duraras ni una semana. Algo que considero infantil, con lo interesada que estabas en trabajar en la empresa. —Claro que lo estaba.—Arremetio, al instante sintió como el coche se ponía nuevamente en marcha.—Pero cuando me ví frente a frente con ese toro, casi me espanto. No me tire por una ventana porqué en la oficina no hay. ¡Ah!, otra falta de respeto, poner a tu secretaria en una especie de exhibidor, como si no merecieramos privacidad. —Se te es más fácil, soportarlo. Vestirte de colores discretos. —Su mamá le tocó la mano. —Solo serán tres meses. Además, dentro de un habrá una reunión de marketing con invitados internacionales. Como pasante quizás no estés invitada pero si te ganas su aprecio puede que haga una excepción. —No creo que ese hombre conozca el significado de esa palabra. De hacerlo, evita ponerla en práctica, es un amargado. —Intentalo por mi.—Su mamá puso su carita de borreguita triste. No tuvo más remedio que asentir. Haría un esfuerzo. —Esta bien. —Le contestó al llegar a casa. Cuando se disponía a bajar del coche le dejo una encomienda. —Trae, una lonchera que se parezca al toro. Ya sabes. Gris como su alma. Ambas rieron. Su mamá arrancó el coche después de dejarla en el hogar. Entraría a otro turno. En una tienda que estaba a medio kilómetro. Trabajaba en el área de caja. Por ella intentaría soportar a ese hombre. Con el dinero podía aportar a la casa y ayudar con la hipoteca. Entro. Dentro de casa no tenía muchos deberes que hacer. Apenas, organizar unas cosas en el hogar, planchar algunas prendas y hacer la cena. Después de tener casi todo listo, hizo una pequeña reunión vía zoom con sus compañeras de tesis. Ese método les sentaba mejor, cuando se reunían de manera física, aparecían otros temas que desvirtuaban los fines educativos. Entre ellos el sexo. En especial Sonia, solía ser muy partidaria de relatar sus encuentros fugaces. La reunión virtual duro poco más de dos horas, justo a tiempo, para ocuparse de servirle la cena a su madre, llego una hora antes de lo esperado. Incluso su rostro se veía enrojecido. Fue seguido abrazarla, su intuición casi nunca fallaba, sabía que algo le había pasado en el trabajo. —Tranquila mami. —La sentó en su sofá.—Me acusaron de robo, faltan unos 30, 000 dólares en la caja chica. —Pero se supone que debe haber camara en esa oficina.—Hubo un silencio molesto, desesperante para ella. —Llevan 2 días descompuestas. Yo era la responsable. No me están avisando directamente. Más bien por el descuido.—Resopló de impotencia. —No te preocupes mamá seguro la policía investigará, tomarán las huellas. —Ya no hay caso, me toca pagar el dinero. Nos lloverán días difíciles hija. La hipoteca, es deuda y quien sabe que más. —Seco sus lágrimas con un pañuelo blanco. Le dolía verla así, su mamá era incapaz de robar o entrar en componenda con alguien. Aparte de que le gustaba verla alegre y parlanchína. —No te preocupes, tomaré un trabajo de medio tiempo los fines de semana. Después de ir a la universidad. Así p**o esa deuda injusta. —No es justo, hija. No tienes la culpa de que yo haya tenido un descuido. —Le acarició el cabello, le gustaba cuando lo hacía. —Tranquila, será hasta que habrá mi gran empresa, sueño con un gran restaurante. —Sonrió con nostalgia.—Pudiera jurar que en la otra vida fui una gran chef. Oh fui dueña de un negocio de catering. Siempre sueño con situaciones parecidas. —Podrías ampliar tus pedidos. Si decidieras aprender a conducir. —El solo mencionarle eso le daba pánico. Le daba terror manejar, lo había intentado varias veces, pero había resultado en vano, el miedo le ganaba. —Mejor no hablemos de eso, madre.—Sello la conversación con esa respuesta seca. Se enfoco, en darle nuevas perspectivas a su madre, mostrarle sus avances en sus invitaciones, hablar de la telenovela, todo para distraerla. Cuando sirvió la cena, estaba más tranquila. Incluso asomo una sonrisa pícara durante una escena fogosa. Intento taparle la cara, pero no se dejó. Ya estaba grandecita para saber lo que era eso. Incluso moría por probar. Ensimismada en la etapa más candente, casi se ahoga de la emoción, cuando los cuerpos de los personajes parecían uno y el empezaba a dar movimientos sexuales entre las piernas de la protagonista. Se empezó a morder los dedos, experimentar su propia excitación. Cerro los ojos un instante. Solo uno, la imágen que la asalto fue impactante. Se vió a ella misma recibiendo placer, del ogro de Taurus Recio.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD