El llanto, finalmente, había acabado. Alma lo sabía, que en algún momento, esa triste etapa tenía que terminar, finalmente, había conseguido dejar de llorar por Edan. Y aunque el dolor se había atenuado, sus sentimientos no habían cambiado. Pero el tiempo lo cura todo y con el paso de los días, ella estaba segura, de que superaría lo que sentía por Edan. Ahora, algo había cambiado, finalmente una buena noticia le renovaba la felicidad, la madre de Alma, Luz, estaba de vuelta en casa. Por fin, le habían dado el alta médica a Luz, y aunque todavía debía cuidarse mucho, Alma sentía un respiro de alivio con la presencia de su madre en casa. Una enfermera acompañaba a la señora Luz a cada momento en casa de Alma, muchas veces se rotaban entre turnos y tuvieron que adaptarse un poco en la p