Todos se mantenían serios y estresados, llevaban una hora en esa oficina y todavía no llegaban a un acuerdo. — Ya lo dije, quiero que especifiquen los límites en el contrato. — Demandó Alma, con mucha convicción. — Eso ya lo habíamos discutido la vez anterior, está en el contrato, pueden y deben, de ser necesario, tomarse de la mano, darse abrazos y besos, solo si están en frente de la familia y amigos y repito, solo si es necesario. — Volvió a reiterar Diego, el amigo y abogado de Edan, que no entendía la nueva actitud de Alma, quien parecía enojada y hostil. — Quiero que especifiques que si Edan se llega a sobrepasar, yo puedo tomar medidas. — Abogó Alma. — ¿A sobrepasar? ¿Por qué? ¿Alguna vez ha sucedido?. — Preguntó Diego, mirando a la pareja, totalmente desconcertado. — Solo qui