Es dulce al principio, un leve roce de nuestros labios y siento miles de cosas pasando por mi cabeza y de repente, el beso se vuelve más demandante.
Max pasa su lengua por mi labio inferior y automáticamente, abro mis labios, dejando que su lengua juegue con la mía… no, no juegan, luchan y apenas puedo respirar porque esto es tan malditamente bueno.
Cuando el muerde mi labio para separarnos al fin, una oleada caliente se va entre mis piernas.
— Max…
Uff…qué zorra, al menos así me escuché, pero al parecer, a él le gustó.
— Livie… salgamos de aquí, ahora — gruñó y yo asentí, sin poder encontrar las palabras.
Miro a Kate y Jules viéndome asombradas, y les digo adiós con mi mano, tímidamente.
— Vamos… — toma mi mano y me lleva con él hacia la camioneta de papi.
Sólo, ¡joder!
En la maldita camioneta, hay una tensión s****l que se puede cortar con el aire, siento descargas de calor intensas que van directo a mi entrepierna y puedo decir que al parecer, Max siente lo mismo, porque tiene el timón tan apretado, que sus nudillos se vuelven totalmente blancos.
Miro más abajo y claramente su amigo ahí, está empujando, tratando de salir de sus pantalones.
— ¿Max?
— ¿Mmmm? — apenas responde.
— ¿A dónde vamos? — él me mira de reojo y traga fuerte.
— No lo sé — susurra.
— Vamos a casa — su expresión parece mostrar resolución y eso me emociona.
— ¿A casa?
— Sí…
— Esta bien — Max no dice nada más y cuando estamos entrando al camino de tierra que va hacia casa, pongo mi mano en su pierna, entonces él se encuentra con mi mirada.
— Ve por ahí — apunto el camino que se abre a la derecha.
— ¿Para qué? Ahí solo está el granero, Livie.
— Lo sé, pero de verdad aún no quiero ir a casa, Max.
— Bien… es tu noche después de todo — él toma el camino que va al granero y al llegar, nos bajamos.
— Entonces, ¿qué hacemos aquí?
Tomé su mano y lo llevé adentro.
— ¿Recuerdas cuando de niños, nos escapábamos para dormir aquí? Ni siquiera Alexander lo sabía.
Él rió y empezó a sacar algo de su chaleco.
— Lo recuerdo, tenías pesadillas todo el tiempo — encendió un cigarrillo… no, espera, eso era marihuana.
— ¿Eso es marihuana? — él toma una calada y con el humo, hace unas rueditas.
— Sí. ¿Quieres? — sonríe al ver mi expresión. — Vamos, Livie, es tu noche de graduación, diviértete — me ofrece y lo tomo para darle una larga calada, entonces, estúpidamente me atoré, provocando que el idiota riera de mí.
— No tomes tanto o te pasara eso — tomó el cigarrillo y se sentó en el capó del carro que él y Alex habían estado reparando. — Ven aquí — palmeó el capó, para que me sentara a su lado.
— ¿Max? — me acosté a su lado.
— ¿Qué?
— Gracias por acompañarme esta noche.
Él sonrió.
— Fue divertido ver a todos esos idiotas, así que no te preocupes, además, jodidamente valió la pena — me pasa el cigarrillo y tomo una pequeña calada.
— ¿Ah, sí? ¿Por qué?
— Porque estás malditamente perfecta, no todos los días puedo ver una belleza así — río y se lo paso de nuevo.
— ¿Te está afectando ya, cariño?
— Jódete — sonrió viéndome —, pero en realidad estoy mintiendo.
— Vaya, ya decía yo que estabas muy halaga…
— Estás hermosa cada jodido día.
Lo miro sorprendida y él se encoge de hombros, de repente, me siento mareada y esto es muy gracioso.
— Tú estás hermoso todo el tiempo, eres tan lindo.
Eleva una ceja y imita un arma con su mano, apuntándome.
— ¡Pow! Eso es por decirme que soy lindo, no soy lindo, nena, ¡soy sexy!
Me río y asiento.
— Está bien, tienes razón, eres malditamente sexy.
— ¡Mierda! — dice de la nada.
— ¿Qué? — le digo asustada sentándome y entonces, él estalla en risas y su risa me da risa a mí, así que reímos y reímos.
— Nada… nada — suspira. — Hace calor, ¿no crees?
— Demasiada — de repente, un calor enorme me invade y tengo que subir mi largo vestido, pero cuando miro a Max, él está más que adelantado. Se quita la camisa y va por sus pantalones.
Uff, otro golpe de calor.
Sus músculos están bien definidos por todos lados, tiene el escudo de los Black Devils en su espalda y en su clavícula, hay otro que dice “Ride or Die”.
Maldito y sexy Max, no debería desnudarse delante del desastre caliente en el que me estoy convirtiendo
Podría atacarlo… pobre.
— Max… ¿Q-qué haces?
— Tengo calor, dije. ¿Tú no? — asentí. — ¿Entonces por qué tienes ese vestido puesto aún?
— Cierto. — pero qué fantástica idea, me levanté y empecé a sacarlo por arriba…upss mala idea no salía y ahora estaba atorada. — ¡Max! ¡Ayúdame!
Él se acerca riendo y me ayuda a salir del condenado vestido. Cuando acaba, se me queda viendo fijamente.
Doy gracias por mi decente elección de ropa interior este día.
Él vuelve a tomar el cigarrillo y me toma de la cintura y de nuevo, se forma aquella enorme tensión s****l por la cual sugerí venir aquí.
— Livie, abre tus labios, ¿sí? Quiero mostrarte algo.
Asiento aturdida y abro mi boca, él toma una calada y la exhala suavemente dentro mi boca. ¡Santa mierda, eso fue sexy!
— Ma… — no me da tiempo de hablar, porque Max une sus labios con los míos en un beso, y en este beso no hay nada dulce, es puro deseo, lujuria…
Era brutal, succionaba mis labios y los mordía.
Nos alejamos, pero apenas su frente está contra la mía y nuestras respiraciones chocan entre sí y él está apretando mi cintura. Su mano quema, ahí donde toca.
Mi piel desnuda contra la de él, mis pechos están apretados contra su pecho y quiero sentirlo todo, toda su piel y que él sienta la mía.
— Livie, quiero follarte — pasa la punta de su nariz a lo largo de mi cuello.
— Por favor — susurro, jadeando.
— Mierda — vuelve a tomar mis labios entre los suyos y agarra mis piernas, para envolverlas alrededor de su cintura, me pone en el capó de nuevo, pero esta vez, con él encima de mí.
— Me encantas, Livie, me vuelves loco — siento su sexo duro contra el mío e instantáneamente, muevo mis caderas para sentirlo más.
— Max — gimo y él sonríe.
— Sé lo que quieres, nena y te lo daré.
Siento sus manos pasear por todos lados en mi cuerpo, el deseo quema en mí, nunca en mi vida pensé que podía sentirme así, pero Max lo está haciendo, me está besando en todos lados.
No me doy cuenta cuando mi sostén desaparece, entonces Max toma mi pezón en su boca y succiona y santa mierda, ¿cómo esto se puede sentir tan bien?
Me apretaba en todos lados y estoy segura de que mañana tendría graves cicatrices de mis uñas en su espalda pero a él no parecía importarle, es más, creo que le gustaba y cuando al fin llegó el momento, me tenía empapada y me estaba tocando, sonriente.
— Pero mira cómo estás, nena — susurró, antes de quitarme las bragas. — Eres virgen, ¿no, bebé?
— Sí… — digo sin aliento y él está… ¿feliz? Sí, feliz.
— Maldita sea, soy un hijo de puta con suerte entonces — él baja su bóxer y se empieza a acariciar él solo y eso me pone más caliente.
Oh, mierda, es enorme.
— ¿Por qué esa carita, nena?
— Eres enorme, no va a caber.
Él sonrió y asintió.
— Va a caber bebé, no te preocupes — entonces, al fin se recostó encima de mí. — ¿Lista?
Asentí y él empezó a entrar y joder, dolió, en serio dolió, pero él me hizo sentir bien en cada estocada.
Me besaba para distraerme y me apretaba y maldición, era perfecto, me llevó al límite de dolor y placer al mismo tiempo, porque cuando el dolor se calmó, en serio se empezó a sentir realmente bien, delicioso.
Mi piel ardía y cada caricia de sus manos era una calma, quería sus manos por todos lados.
Él fue más rápido y fuerte, me estaba haciendo marear del placer, temblaba y él gruñía.
— Olivia… Olivia, tu coño es… joder, tan apretado… mi polla esta en el maldito paraiso — decía entre jadeos y gemidos.
Maldición, qué dulce y sexy se escuchaba mi nombre saliendo de su boca, me encantó…
Max me encantaba, entonces nos llevó al límite y caímos rendidos encima del jodido chevy, bendecido con mi virginidad.
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Max Johnson
Mmm…maldición, esto es incómodo el lugar donde estoy durmiendo, es duro frío y rígido, pero entonces siento algo muy suave apretarse contra mí y unos cabellos rubios se frotan contra mi barbilla, huele bien.
¿Fresas, tal vez?
Y entonces, mierda…mi estómago da un vuelco, la hermosa chica desnuda encima de mí es Livie…
Ohh no, era oficialmente el hijo de puta más grande de toda la maldita cuidad o país o el mundo, diablos, ¿cómo mierda me follé a Livie? ¡Hija de mi maldito Prez! ¡Hermanita de mi mejor amigo!
Este iba a ser el fin de mis días, no más Max Jhonson nunca en la puta vida yo era un hombre oficialmente muerto y no sólo eso, quiero culpar a la droga, pero la verdad es que toda la noche había estado fantaseando con quitarle el maldito vestido y meterme en su coño… maldición, su coño era tan delicioso, apretado, húmedo y… diablos…
¡Basta! Estoy duro de nuevo, siento a Livie despertar y bajar su mano a mi m*****o, entonces me levanto en seguida y ella me mira confundida… está desnuda y tiene las mejores malditas tetas que he visto en mi puta vida.
¡Basta!
Busco mis bóxers y mis pantalones, poniéndomelos torpemente.
— ¿Qué te pasa? — su cabello vuelve a ser un maldito sexy nido de pájaros y me veo obligado a apartar la vista.
— ¿Livie? ¿Podrías por favor vestirte? Maldición — murmuro.
Entonces, ella tímidamente se cubre con el vestido… no, no quiero que piense que no me gusta o algo.
Joder, ¡me encanta!
— Livie, lo que pasó anoche fue… fue un error yo…olvidémoslo, ¿sí?
— ¿Un error? ¿Olvidarlo? — y ahora parece furiosa, ¡hombre muerto! — ¡Te di mi maldita virginidad, Max!
Trago y asiento…mierda, su virginidad, ella es mía… ¡No! No lo es, la puta virginidad de Livie… ay no, soy una mierda, un maldito mal nacido.
— Sí, lo sé, pero es que Livie, nosotros — sonreí nerviosamente. ¿Qué carajos iba a hacer con ella? Livie se suponía que era mi hermanita, no te follas a tus hermanitas. — Bebé, en serio, estoy seguro que tú tampoco querías esta mierda, sólo…mírame, no era el indicado, soy una mierda y lo siento por haberla tomado.
Me acerqué a ella y besé su frente.
— Ajá.
— Fue mi error, no debimos fumar esa estupidez, es todo culpa de esa mierda — saqué las llaves de la camioneta y se las di. — Ve a casa, cariño, toma un baño y sólo olvida esto, ¿sí?
—Sí… — dijo, viendo a la nada.
Diablos, no podía lidiar con esto.
Tomé mi chaleco, mi camiseta y salí como la mierda, rápidamente de ahí, necesitaba ir al club, beber algo y dormir en mi maldita cama, me dolía la espalda.
Me toco y miro mis dedos… sangre… santa mierda, eso fue sexo salvaje… ¡con Livie! Iba a perder mi polla, mi hermano haría que me comiera mis jodidas bolas por follar a su hermanita y me lo merecería.
Me fui caminando hasta al club que no estaba muy lejos y fui decidido a hacer como si nada hubiese pasado y así fue, sólo que cuando los días pasaron, Livie era una total perra conmigo pero no dijo nada a nadie, tampoco me habló como un mes entero y cuando me habló de nuevo, parecía todo tan… ¿normal?
Claro que yo siempre estaba esperando mi muerte, cada vez que Kil me miraba mal, que es prácticamente todo el tiempo, pensaba que iba a morir, sólo que la muerte nunca llegó y Livie…al parecer, ella lo olvidó, pero yo no podía, siempre recordaba a Livie en mis brazos, gimiendo y rogándome por más.
Lo sé, era un maldito bastardo hijo de puta.
Livie, Livie, Livie, era todo en lo que mi maldita y estúpida cabeza pensaba todo el jodido tiempo.