Max Johnson
— Pero, Prez, ¿por qué me tengo que perder la fiesta? Manda a Ryder.
— No, quiero que vayas tú, tú cuidarás bien de mi bebé.
Suspiré, la última vez que fui a acompañar a Livie a una fiesta, la mierda no salió para nada bien y no puedo sacar ese maldito día de mi cabeza.
Así es, ya después de dos malditos años, aún no puedo olvidarlo, me dije que tenía que hacerlo pero no, no sale y cada vez que lo recuerdo, me pongo dolorosamente duro y sería jodidamente raro si me pongo duro frente al Prez.
— Bien — me levanto para salir de su oficina.
— ¿Max?
— ¿Sí?
— No dejes que ningún hijo de puta le ponga un dedo encima, ¿bien?
Ohh, me aseguraría de eso, por alguna loca y estúpida razón, odio a cualquier hombre cerca de ella.
— Descuida, nadie la tocará.
— Entonces ve por ellas, están en la habitación de Livie arriba — dice molesto.
Estaba molesto porque Livie al fin lo había convencido de tener una habitación en el club y debo admitirlo, me molestaba también.
Se paseaba por ahí con unos malditos shorts jodidamente pequeños y todos estábamos babeando, al menos los más jóvenes de nosotros, porque los viejos miraban a la pequeña princesa de los Black Devils como una hija más.
¿Yo? Yo estaba más que feliz con ello, no éramos mucho los jóvenes, sólo Fato, Mick, Andrew, Jack, que ahora es un nómada, Vicios, Alex y yo y de todos esos hijos de puta, sólo el maldito Alex no se comía a Livie con los ojos por obvias razones, ¿no?
Bueno, en esa banda de malditos veladores de algo que no pueden tener me incluyo, claro, ellos son más inteligentes, porque sólo la ven de lejos y fantasean es sus estúpidas mentes con la hija del Prez y yo era mas estúpido, porque tome la virginidad y joder, aún espero mi muerte por esa mierda.
Llego a la habitación de Livie y la puerta está medio abierta, pero apenas está con Kate y Jules.
— ¿Y si no le gusto?
¿A quién carajos no le va a gustar? Eso me pone de malas.
— Nena, le vas a gustar, inclusive a mí me gustas — dice Kate.
— Ugh eso es asqueroso — Jules hace un sonido asqueroso como una arcada.
— Vamos Jules, dile que ese tipo va a babear cuando la vea.
Jules ríe.
— Siempre está babeando y viéndote, Livie.
— ¿En serio van a empezar con eso de nuevo?
Mierda…eso significa que mira al maldito seguido.
— Hoy vas a conseguir un pedazo de ese chico, nena y sabes a lo que me refiero.
Ok, eso es suficiente, entro a la maldita habitación como un huracán.
— Bien, perras es hora de irnos, ¿verdad?
— Podrías no ser un idiota y tocar la puerta por una puta vez en tu vida, Max — Livie está hablando alguna mierda de cómo soy un maleducado y no sé qué más, porque estoy ocupado viendo lo jodidamente sexy que se ve en ese maldito vestido plateado.
Mierda, es como un guante en su jodido cuerpo sexy y carajo, amo cuando pinta sus labios en rojo….maldición, sólo verla y estoy duro, imaginándomela de nuevo, muy enterrado dentro de ella.
— ¡¡¡Max!!! — grita enojada de repente, sexy y loca buena combinación...algo mortal, sí, pero no se puede hacer nada.
— ¡¿Qué?! Diablos, no tienes por qué gritar.
— ¡Sal! ¡Jules está desnuda! — miro a la pequeña morena sexy y no, no estaba desnuda, en bragas nada más.
— Ojalá lo estuviera — sonrío y la verdad, me importa una mierda si lo está o no, sólo me sale natural.
— ¡Sal! — dice enojada. — ¡Ya bajamos!
— Bien, bien, Livie, no seas tan amargada.
— ¡Jódete!
Cuando me doy vuelta para salir, la perra loca me tira una almohada en la cabeza y no sé por qué eso me molesta tanto, así que voy hacia ella, la tomo en mi hombro y la llevo conmigo al pasillo.
Está gritando y golpeando mi espalda, pero sólo la bajo cuando nos encontramos solos ahí.
— ¡Tú tienes serios problemas! — me grita y me empuja, así que decido tomar el control y tomo sus muñecas y las pongo sobre su cabeza.
— Tú tienes serios problemas — ella entrecierra los ojos y me mira como si fuese el maldito y mismísimo Satanás.
— ¡Jódete! — dice y mierda, de nuevo me la imagino volteando los ojos por placer y arañar mi espalda hasta sangrar.
Trago fuerte y susurro.
— ¿Qué coño pasa contigo, Livie?
— ¡Nada! Sólo que eres un idiota. ¿Podemos irnos ya? –
Suspiro y asiento, luego me alejó de ella con dificultad.
— Vamos — no sé si sea mi morbosa imaginación, pero un sexy rubor, ¡rojo!, no rosa debo resaltar, cubre sus mejillas y me encanta pensar que es por mí.
— ¿Por qué están ahí tan sospechosos? — miro hacia un lado y ahí está Alex, con las manos en sus bolsillos. — ¿Pasa algo?
— Dios, Alex, eres un entrometido, ¿sabes? — Livie se encierra de nuevo en su maldita habitación y Alex ríe.
— Livie es toda una perra, ¿no crees?
— Sí lo creo.
— ¿Entonces tienes que ir con ellas en serio?
Suspiré y asentí, una tortura para mí, porque tendré que velar a Livie en ese maldito vestido toda la jodida noche.
— Sí, hermano, tu papá está en ello totalmente.
Alex asintió.
— Mañana tenemos reunión en la iglesia, papá va a negociar la tregua con los fallen angels.
Iglesia, definición de reunión de puros machos enojados votando.
— Joder, aún no confío en esos tipos.
Los Fallen Angels eran nuevos en la ciudad, pero eran una verdadera fuerza internacional los malditos estaban en todos lados del país y no habían llegado aquí, pero cuando llegaron, los malditos llegaron reclamando mierda que no era suya, porque este es nuestro territorio aunque Kil no dejó que eso pasara, nos habíamos preparado para ir a la guerra.
Prez había llamado a nuestro hermanos fuera de la ciudad y estábamos listos, pero entonces el Prez de los Angels viene aquí y él solo como un jodido loco suicida, pide hablar con Kil.
Todos queríamos meter dos balas en su cabeza, pero supongo que también todos habíamos admirado el acto de valentía, así que lo dejamos hablar con él y dos horas más tarde, Prez nos llamó a una iglesia para decirnos que Asher, el prez de los Angels vino y le propuso paz…
Mierda, eso fue raro, todos estábamos de acuerdo, pero veríamos que pasaba después, o al menos en eso quedamos.
— Ni yo, y papá tampoco.
Bajamos y tomamos una cerveza cada uno, la casa ya se estaba llena con mujeres haciendo comida o con sus hombres por ahí y niños gritando riendo y jodiendo, después de unas horas, ellos se irían y luego las putas vendrían y esto sería una maldita orgía.
— Veremos qué se decide mañana — Alex asiente y mira a su papá y a su mamá abrazados.
— ¿Por qué no… ¿Por qué no hay más mujeres como mamá?
— ¿Qué?
— Bueno, papá es un idiota machista de mierda y está bien, todos aquí lo somos ¿no? — asentí, de acuerdo con eso. — Entonces, ¿por qué alguien como él, tiene a alguien como ella?, sólo míralos ahí, malditamente felices, follando en todos lados y papá ni siquiera quiere meter su polla en ninguna puta desde no sé hace cuánto tiempo. ¿Cómo carajos consigues eso? El viejo es feliz, pero cuando mamá va a Inglaterra con la tía Sandra, él está jodidamente enojado todo el tiempo.
— No lo sé… yo no creo que me sienta así jamás por alguien.
Alex asintió de nuevo.
— Yo tampoco, él está jodidamente enamorado.
— Diablos, Alex — río. — Está a punto de salirte un coño, ¿sabes?
— Jodete imbécil.
Sonrío, en realidad no quiero ser un idiota es sólo que…sí, ya había pensado en eso digo no me desespero soy joven, ¿saben? Pero me asusta pensar que no iba a tener a mi vieja dama algún día… me daba envidia ver a Kilian y Zoey, a Lola y Ryder, a Candy y Bill, Helen y Dan y muchas parejas más.
Joder, incluso a papá, cuando viene Sandra, él se vuelve malditamente loco, así que sí, el maldito club de motociclistas es un jodido nido de amor.
¿Divertido, no? Nadie lo creería, jodida estupidez.
— Ahí están tus chicas, hermano — Alex las apunta con la barbilla y yo maldigo.
Livie… Livie era todo lo que vería esta noche y no quería, en serio que no, porque luego me iba a acostar con una dolorosa erección o me enterraba en un coño que no era el que quería… iba a ser una larga y dolorosa noche.