Me quedé callado, en parte sintiéndome responsable por lo que actualmente estaba viviendo el entrenador y sopesando las palabras de mi progenitor, verlo sin una botella encima o el tío Bloud de acompañante era recordar a mi papá, ese que me montaba en sus hombros y me paseaba por todos lados. Justo en el momento en que pensaba en soltarme un poco más con él, como en los viejos tiempos, un ruido de botas sonó junto a la puerta chocando con el marco y vi de reojo como Esther ponía una mirada aterrada, sabía quién era y suspiré sonoramente ganándome una mirada dura de mi padre. —Hermano, esas calles quedaron ardiendo, no se atreverán a volver a molestarnos. Hey, Eder, ¿Qué hay?— entró agarrando una botella de la nevera, no le respondí como de costumbre y agarré mi bolso para ponerme de pi