—¿Cómo es posible que tenga resaca si todavía no me he dormido?— Min movía de aquí para allá a Jung quién se había levantado justo después de que la trabajadora social se fuera, el pequeño al parecer tuvo un mal sueño porque no paraba de llorar.
—Lo único que hay que hacer es acostarlo, se dormirá por sí solo.—y como siempre Lujan sacaba sus suposiciones brillantes.
—¿Enserio crees que así se dormirá?—el más bajo rodó los ojos.— No está caliente, no tiene fiebre, sólo está cansado pero no puede dormir.
—¿Qué hora es?— Lujan no sabía qué hacer por lo que únicamente seguía a Min hacia dónde fuera junto al pequeño.
—Ya, Jung, cálmate, mi amor.— él entró a su habitación y luego entró a otra y así tratando de caminar lo más posible para tratar de calmar al pequeño.
—Una vez más, ¿Qué hora
