Llego caminando hasta un parque grande y bonito en el que nunca había estado, cerca hay una zona de juegos llena de niños de varias edades, se ven alegres y juguetones. Me acerco y tomo asiento en una de las bancas más cercanas. Nunca me había detenido a ponerle cuidado a cómo se comportan los niños… son felices, los problemas son efímeros, las risas hacen parte de su día a día, los golpes sueltan llantos que después se convierten en anécdotas y la ilusión en sus ojos es un brillo que no se apaga. - Cariño, ten cuidado… mira que te ensuciaste todo. Ven te limpio y vuelves a jugar – escucho que le dice una mamá a un niño que parece estaba comiendo un helado y se ensució un poco. Eso me hace recordar cuando era pequeña, creo que tendría unos cuatro o cinco años y mi mamá