–Buenos días, milady. Es hora de levantarse – una voz que no conozco que me arranca del sueño profundo en el que me encontraba sumergida. Me levanto desorientada. Miro la habitación lujosa en la que me encuentro y me toma unos instantes distinguir donde estoy. De pronto, en mi mente se agolpan todos los recuerdos de los últimos días de mi vida. El incendio, Thomas, la propuesta, cuando me hizo suya en el bosque y por último, la cena de anoche en el banquete real. –¿Quién es? – pregunto levantándome de la cama para abrir la puerta. –Es Mary, milady, estuve con usted anoche – me dice la jovencita detrás de la puerta. –Sí, claro, pasa – le abro la puerta y la dejo entrar. –Es hora de prepararla, milady, la ceremonia es dentro de una hora en la catedral de San Patricio – me informa ell