Sumisa

1158 Words
Zurek hunde su lengua para hurgar en su boca encontrando la de ella haciendo que ésta comience a cooperar en su beso. La toma de la cintura para acercarla a su cuerpo. Chupa su lengua y vuelve a hundir la suya en su boca para seguir besándola. Con una mano en su cintura y la otra en la nuca la lleva hasta su cama, la cena puede esperar, pero su polla no. La acuesta deleitándose con su perfecto cuerpo. —Te voy a hacer el amor hasta que grites que eres mía. —susurra dibujando los labios de la mujer con su dedo pulgar. Zurek comienza a quitar sus prendas de ropa con desesperación. Aquilegia siente como sus piernas tiemblan al ver su demandante pene erecto. —No lo hagas. —pide en el momento que Zurek sube al colchón. Este sonríe con malicia. —Claro que lo haré, te voy a devorar con mi boca. Serás mi mejor cena. —dice éste abriendo sus piernas. Sonríe satisfecho al ver que con solo su beso sus pliegues están jugosos. Lame con pericia y Aquilegia no pudo aguantar un gemido por su acción. Zurek al escucharla gemir chupa sus pliegues como si de un fruto se tratara. Aquilegia no pudo aguantar el deseo de gemir fuerte y mover sus caderas encontrando su primer orgasmo. —Amo tu sabor, amo tus jugos, me vuelven loco. —dice lamiendo sus labios por haber tomado sus fluidos. Sus dedos reemplazaron su boca para mantenerla excitada. Su botón de placer comenzaba a hincharse de excitación y eso a él le encanta. Se pone de rodillas a su lado sin dejar de acariciar su coño—. Chupamela. —Aquilegia lo mira con sus ojos grandes—. Anda que no te sale bien eso de hacer que no te gusta la lechita de tu rey. Aquilegia cerró sus ojos al sentir que este pellizca su clítoris sacando quejidos profundos y excitantes. Zurek pone su glande en los labios de su esposa para que ésta lo reciba. Aquilegia abrió su boca para recibirlo. Su pene al ser tan grande solo pudo chupar su punta. Zurek comenzó a llevarla un poco más adentro, lo más que podía. Aquilegia se dejó follar su boca hasta que sintió su semen caliente escurrirse en esta haciendo que lo trague completo. —Eres de lo que no existe, me ordeñas como nadie lo ha hecho jamás. —se sincera Zurek acercándose a su boca para besarla con hambre de ella. El coño de su esposa estaba lo suficientemente excitado como para recibirlo cuando él deseará, así que se acomodó empapando su punta con sus fluidos. —Estás tan caliente para mí. Te deseo a todas horas, mujer. —Este la hala hasta el borde de la cama subiendo sus piernas a su pecho para comenzar a hundirse en su mujer. Aquilegia tomó las sábanas soportando la intromisión de su marido. Este entra completo con la mirada perdida en su belleza. —Eres tan hermosa, tan mía que ya no podría hundir mi polla en otro coño que no sea él tuyo. —declara comenzando a embestirla con fuerza. —¡Oh Pal! —gritó al sentirse rebasada por el entra y sale de Zurek. —Sí, Pal, grita mi nombre, admite que eres mía, qué Pal nos ha unido para siempre, mi reina hermosa. —dice sintiendo como Aquilegia le regalaba el primer orgasmo provocado por su m*****o. Salió y la puso en cuatro patas volviéndose a hundir en ella. —¡Ah! —gruñe al sentir como resbala en su interior. La toma de la cintura y cierra sus ojos dedicándose a hacerla gemir fuerte—. Grita mi nombre, di que eres mía Aquilegia. Eres mía, gritalo. —Ordena y así está lo hace. En la habitación de pronto lo único que se escuchaba eran los gritos de Aquilegia sintiéndose presa del deseo, gritando el nombre de Zurek y declarándose suya como tanto él pide. Ambos cayeron en la cama rendidos. Aquilegia no tenía fuerzas para nada más. Zurek besa su espalda de abajo hacia arriba. Ve con orgullo como su semen sale de su vulva y pasa un dedo por sus labios vaginales para llevarlo a la boca de su mujer. Aquilegia toma los residuos sin protestar. Estaba tan cansada como para protestar. Zurek salió de la cama para buscar el plato de comida y comenzó a engullir la comida. Aquilegia no podía darse el lujo de no comer sin van a tener sexo desenfrenado todas las noches y siempre que su polla así lo desee. Aquilegia comió como si se tratara de una niña pequeña y berrinchuda. Zurek disfrutó mucho darle la comida y decidió que deberían tener una escapada a una de sus cabañas allí podían hacer muchas cosas impensables. Su mujer por más que lo niegue es una mujer caliente y ya está corrompida al 100%. ****** Los días pasaron y Zurek vivía más en su habitación follando con su esposa. Algunas veces pedía a Silvana que añadiera un poco de brebaje afrodisíaco especialmente los días en que estaba renuente a abrirle sus piernas disfruto de cada posición y al fin habló con ella sobre el irse unas semanas al bosque, allí nadie sabría todo lo que harían, ya tenía preparado un arsenal de cosas que le van a encantar a ambos. Está abrazado a su esposa, besando su hombro—. ¿Estás despierta? —Aquilegia asiente con sus ojos cerrados— Mañana saldremos para pasar algunas semanas en el bosque, tengo una cabaña lista para que pasemos nuestra luna de miel. Quiero empezar de cero, quiero que comencemos con ese viaje. Seremos solo tú y yo, y algunos artilugios que nos acompañarán para calentar nuestros encuentros. Aquilegia se voltea para mirarlo—. ¿Sin sirvientes, ni guardias? —Zurek niega. —Habrá una esclava para que nos cocine, unos lacayos para que Preparen nuestros baños y guardias frente a la puerta para que a mi esposa no se le ocurra cosas inapropiadas y si te portas bien, en vez de venir aquí podemos darnos un viaje a Joskalia para que veas que tu gente está bien y próspera. —A Aquilegia le brillan sus ojos y sin Zurek esperarlo esta lo abraza fuerte. —Prometo hacer todo lo que me pidas. —dice y Zurek sonríe feliz al ver la felicidad en su rostro. —Eso espero. —no sé pudo aguantar y llevó uno de sus pechos voluptuosos a su boca. Comenzó a chupar su pezón como si se alimentara de ellos. Aquilegia estaba tan feliz que no le importó volverse a entregar a su esposo, quien la volvió a tomar esta vez haciendo que ella sea quien lo monte. Se quedaron dormidos abrazados. Zurek llevaba días acostumbrado al olor a sudor del cabello de su mujer. Hunde su rostro por su cuello para olerla y así dormir profundamente.
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