– ¿Qué? – pregunto sin poder creerme lo que está pasando ahora mismo. – Sé que no tengo que repetirte las cosas dos veces, eres una mujer atenta e intuitiva – me irrita. – ¿Por qué lo haces? – rectifico mi pregunta. – Porque no quiero que te acuestes con otros hombres – okey, yo me estoy perdiendo algo, y lo odio, porque normalmente, yo me doy cuenta de todo, que lo ignore es otra cosa muy distinta. – Ese es mi trabajo – suspira y niega antes de acercarse a mí y tomar mis mejillas. – Ya no tiene que ser así – me niego a recibir un favor de este tamaño, sería como tirar a la mierda todas mis convicciones. – No – repito con seguridad, sin alejarme ni un poco de él. Y no voy a admitir que se me está siendo tan seductor y llamativo que no podría deshacerme de su toque ni aunque mi cabez