– ¿Le traigo otra? – después de unos minutos de una charla sin pies ni cabeza, Luna se hace escuchar. – No hace falta – no me pasa por alto que él tiene la bebida intacta – Ya es hora de irme – le da una ojeada a su reloj. Yo no tengo idea de la hora que es, pero opino lo mismo. Ya hemos pasado un rato considerable aquí sentados. – Yo lo acompañaré – ella se pone de pie, pero él la rechaza. – Cher – asiento y junto con Volkov, nos levantamos – Nos vemos – se despide de ella, impidiéndole insistir, y comienza a caminar. Una vez estamos fuera del local, Volkov se adelanta, dejándonos solos. – No descubrirá nada si no acepta su compañía – es lo que digo después de un segundo de silencio. Y es que me parece inteligente aceptarla aun sabiendo que planea algo, porque no sabemos que es ese