Mis conclusiones sobre Luna es que es una mujer sumamente tímida y recatada, siempre está intentando bajarse la falda, y no importa cuántas veces las demás le dicen que se supone que deben llegarle a la mitad del culo, ella sigue insistiendo que, en realidad, debe cubrirlo.
También es malísima bailarina, me irrita verla, y cuando intentó pedirme que le enseñara, fue la gota que derramó el vaso y dejé de prestarle atención porque al parecer estaba siendo muy amable.
¿Yo enseñarle a bailar? ¿con que tiempo y paciencia? No, mejor dicho ¿con que ganas? Ella se metió en esta mierda, que resuelva.
Es que ¿en qué cabeza cabe, que una mujer recatada y sin saber bailar puede ser stripper? Si es por necesidad, hay otros trabajos.
Que sea mesera, puede trabajar en un casino, o que mierdas voy a saber yo, pero si no es para ti, no es para ti y ya.
Entiendo que hay situaciones muy de mierda, como el tráfico de blancas, en donde normalmente el futuro de esas chicas inocentes es en lugares como estos. Eso es una putada. Pero sé que con ella no es así, porque los Bogdanov no hacen eso.
O al menos eso me han dejado claro cuando se llevaron a Brianna como si fuese la peor mierda después de que hizo lo que le hizo.
En fin, intenté hacer un buen trabajo para el jefe, pero luego recordé que yo no he firmado nada en donde dice que tengo que ser la niñera de una mocosa que decidió entrar aquí para salvarle la vida a un pobre desgraciado que estoy segura ni vale la pena.
Cada quien con sus mierdas de decisiones y sus consecuencias. Si yo cargo con las mías, que los demás carguen con las suyas. Yo no jodo para que no me jodan.
Mierda, que bronca llevo encima.
– Cher, el señor Tate quiere que le hagas un privado.
– Que le metan el privado por el culo – Meave, la asistente de Sandra, se ríe al escucharme.
– Sé que estaría encantado si eres tu quien se lo mete por el culo – bueno, eso logra hacerme un poco de gracia porque no es la primera vez que ese señor viene con nosotras y ya le he notado el gustico que tiene por el b**m.
Es obvio si solo pide por mí y por Giselle, lo comprobé cuando una vez pasé por su lado, tocó mi culo, y le di una bofetada que le volteó la cara. Normalmente, un cliente se hubiese quejado, pero él simplemente siguió insistiendo en tocarme.
Creo que pasaré al lado suyo solo para que me toque y me deje golpearlo, quizás pueda drenar un poco.
– ¿Entonces? – niego. Hoy no me apetece.
– No, pero quiero bailar, puedes ponerme un par de minutos más – hoy tuve reunión en la escuela y la profesora de mi hijo me preguntó por mi profesión porque, según algunas madres, habían visto algo extraño en mi comportamiento.
Hijas de puta ¿qué tengo de sospechoso? Cuando llevo a mi hijo a clases siempre estoy bien vestida y sin maquillaje, también procuro quitar cualquier tipo de olor extraño, entonces ¿qué mierda de mala imagen?
Sí, mi trabajo no es nada convencional, pero no llevo a mi hijo a la escuela vestida como puta, lo hago como una madre socialmente correcta.
Lo peor de todo, es que creo que están haciendo todo esto porque sus esposos siempre son unos babosos de mierda que intentan acercarse a mí, lo he notado, que lo ignore porque me da la gana es una cosa, pero eso no significa que no me dé cuenta.
En fin, otro día de mierda, solo que más de lo normal.
– ¿Segura? ¿todo bien? – ella también me agrada, solo un poco más que los demás, pero no tanto.
– Sí, solo quiero tener mi día libre ya – ruedo los ojos irritada.
Normalmente las demás duermen de día por todo esto que trabajan de noche, pero, por obvios motivos, no puedo darme el lujo, y siento como que, en serio, necesito más de dos horas de sueño al día.
– Puedo hablar con Sandra y… – niego. Pedir favores es una mierda, y creo que esto puede considerarse como uno, así que solo esperaré.
– Está bien así, gracias, solo ponme un baile más esta noche – ella asiente y sigue su camino hacia Paris.
Yo salgo a dar una vuelta entre los clientes, y al final, termino en la barra, pidiendo un coctel de frutas.
– Cher, hermosa – saludo al barman de hoy con la mano y pido lo que quiero. No tengo ganas de conversar.
Él parece entenderlo a la perfección, me da lo que pido y rápidamente sigue con su trabajo. Para ser martes en la noche, esto está muy lleno.
Es irritante, y no puedo esperar para irme, pero como no puedo, y tampoco quiero hacer molestar a Sandra por tener cara de culo durante el trabajo, comienzo a pasear entre las mesas, sonriendo, esquivando todas las manos y conversando.
– Cher – volteo hacia la mano que toma mi brazo, y volteo a ver a esa persona con el ceño arrugado. No me toquen sin mi permiso, también lo odio.
– ¿Quién eres? – lanzo una mirada fugaz a su agarre en mi brazo, y parece entenderlo de perlas, porque inmediatamente me suelta. Bien, este no es un idiota.
– Volkov. El jefe quiere verte, te está esperando – me quedo plantada en mi sitio.
– ¿Quién es tu jefe? – tantas preguntas parecen tenerlo de mal humor, pero suerte intentando superarme.
– Nikolai Bogdanov – es sencillo, hablando se entiende la gente.
– Bien, vamos – y sin esperar más, lo sigo hacia la misma mesa que compartimos hace un tiempo, solo que ahora se encuentra solo. No hay rastros de Sandra.
– Cher – se pone de pie y saca la silla para mí. Bueno, eso es sorprendente.
– Señor Bogdanov, buenas noches – me siento en donde me indica.
– ¿Algo de tomar? – se supone que yo soy quien tiene que servirle, no él a mí, pero no digo nada y simplemente lo rechazo con amabilidad – Tráeme una cerveza, por favor – Volkov asiente y da media vuelta.
– Se supone que yo debo servirle, señor Bogdanov – refuto una vez se acomoda en su asiento y se queda viendo a la tarima, en donde está Lila bailando y desnudándose.
– Hay otro trabajo que te encargue y prefiero enfocarme en ese – ya, entiendo – Sandra me habló de una chica nueva, Luna – sigo su mirada y noto a la mencionada intentando bailar en una de las tarimas secundarias, pero parece una niña avergonzada.
Otra vez, no sé qué mierda hace aquí, o bueno, puede que sí.
– La otra noche salí por un poco de aire y escuché una discusión de pareja, él le pedía a la chica que por favor hiciera algo, que su vida estaba en riesgo y necesitaba que entrara a trabajar en un club, pero ella se negaba porque no quería venderse de esa manera – inicio, aunque guardo silencio cuando se acerca su subordinado con su botella de cerveza.
– Puedes continuar – supongo que ese Volkov es de fiar, pues no le pide que se aleje ni nada por el estilo. Bien, es su asunto.
– Luego él dejó de lloriquear y fue bastante agresivo diciéndole que solo tenía que venir aquí y seducir al señor Bogdanov, que no se lo estaba pidiendo, era una orden, escuché que ella le decía Fred, y él la llamó Moira – termino.
– ¿Viste sus caras? – niego.
– No, estaba oscuro y ellos estaban al otro lado de la esquina, pero creo que tengo un buen oído – parece que la morena cruza miradas conmigo, porque me sonríe tanto que casi me parece tierna.
¿Qué hace esa mocosa entrando a un mundo como este? ¿qué pretende? ¿quién es realmente?
– ¿Y cuál es tu conclusión?
– Que no es casualidad que al día siguiente de haber escuchado todo eso, ingresara alguien como Luna, ella es inexperta en todos los sentidos, tampoco creo que llegue a estar tan desesperada por un trabajo como para que acceda a algo como esto.
– Moira Ross, tiene diecisiete, pero presentó un documento falso en donde indica que es mayor de edad, también dice otro apellido, no fue una buena falsificación, son principiantes – por supuesto que él sabe todo de nosotras.
– La verdad, no me extraña, el hombre junto a ella tampoco tenía una voz muy profunda, quizás también es un chico – no es que fuese aguda, era, sin dudas, un hombre, pero suena como a un chiquillo al lado del señor Nikolai.
– Puede ser, hasta ahora no he visto nada extraño en ella, su madre es camarera, no tiene padre, y es hija única – me recorre un escalofrío al escucharlo.
Estoy segura que, si él sabe eso de ella, él también tendrá información sobre mi vida anterior y todo lo que escondí en mi pasado. Inmediatamente, fortalezco los muros a mi alrededor.
Me incomoda como la mierda ser consciente que alguien sabe tanto sobre mí.
– ¿Qué hará respecto a ella? – me fuerzo a concentrarme en la conversación. No tiene caso discutir que estuvo investigándome, es normal que lo haga.
Después de todo, está poniendo mucha confianza en mí, y seguro es alguien que no puede darse esos lujos. Está bien, puedo hacerme la estúpida mientras no haga preguntas ni quiera indagar más.
– La estaremos vigilando, también quiero ver que es lo que quiere realmente – vemos como ella sale de la tarima, justo cuando acaba la canción, y él vuelve su atención hacia mí – Pareces cansada.
Vaya mierda, y eso que según yo hice un buen trabajo ocultando mi cansancio con maquillaje.
– El fin de semana fue difícil y ayer tampoco pude dormir muy bien, estaré mejor en mi día libre – niego otra vez cuando me ofrece su bebida.
– Si estás muy agotada, puedes tomarte la noche de mañana, yo hablaré con Sandra – lo rechazo, tal y como hice con Meave.
– No tiene que preocuparse, muchas gracias, puedo soportar una noche más – y a la siguiente por fin podré dormir con mi hijo toda la noche.
Esos son sin duda mis momentos favoritos.
– Bien, pero no te sobre esfuerces, estás siendo muy útil – por supuesto que sí.
– Ah… hola, buenas noches – ambos volteamos hacia esa pequeña y temblorosa voz – Cher, hola – arqueo una ceja.
¿Si se siente tan intimidada que hace aquí?
– ¿Y tú eres? – ya entiendo, él sabía que ella iba a venir en cualquier momento.
– Soy Luna, la nueva bailarina, y pensé que era lo correcto venir a presentarme personalmente, señor Bogdanov – oh, ella está bien informada. Yo no sabía quién era el señor Nikolai hasta que él mismo se presentó.
Oculto mi sorpresa ante eso y me mantengo relajada contra mi silla, cruzada de piernas y observándola sin reparo alguno. Quiero saber que hay en esa cabecita.
– ¿Sandra te mandó? – noto como se sonroja.
– No… – entonces ella no tiene nada que ver con esto.
– Entonces ¿Quién te permitió acercarte? – ácido. Él me agrada.
Ella se remueve, obviamente incomoda, y no la culpo, yo también lo estaría, pero es que, vamos, sabía que estaba metiéndose en la boca del lobo ¿qué esperaba?
Espero que sea cual sea el desenlace de todo esto, ella aprenda a negarse a hacer algo que no quiere hacer.
– Lo siento… yo… – sinceramente, me da algo de lastima, y es por eso que volteo a ver al señor Bogadanov, que la mira fijamente antes de suspirar. Creo que no es tan cruel como quiere aparentar, eso, o su debilidad son las mujeres indefensas.
– Tráeme dos cervezas – voltea a verme, niego – Y una piña colada virgen – por el rabillo del ojo veo como ella parece brillar de felicidad antes de asentir y dar media vuelta, hacia la barra.
– Pensé que yo iba a servirle, señor Bogdanov – comento tranquilamente, viendo desde mi lugar como Meave me mira y habla por su intercomunicador.
Me pregunto que estará diciendo y a quien, debería ser a Sandra. Debería.
Creo que a partir de ahora seré más precavida de lo que ya soy de por sí.
– Estas trabajando en este momento, puedes dejarle eso a otra persona – con una velocidad impresionante, llega Luna con las tres bebidas – Esa cerveza es para él – señala a Volkov, quien asiente en agradecimiento.
– ¿Desea algo más?
– No – él extiende el coctel hacia mí, y lo recibo con una pequeña sonrisa, todo esto evitando la mirada que nos da la cría.
– ¿Puedo quedarme con ustedes? – vuelvo a mirarla, pero ella está cien por ciento enfocada en el jefe. Él asiente – Muchas gracias.
– No es nada… Cher – le doy mi atención, y noto sus ojos fijos en los míos – ¿Tienes problemas con tus compañeras?
– No, en lo absoluto – me cuesta un poco seguirle el hilo de a dónde quiere llegar, pero confío en que lo descubriré eventualmente.
– Cuando te vi la primera vez, Sandra me comentó que habían, algunas discusiones.
– Nada muy serio, soy una mujer de temperamento fuerte.
– No lo dudo ¿necesitas que haga algo al respecto? – arqueo una ceja.
– En lo absoluto – repito. No necesito un hombre que me defienda, yo puedo pelear mis batallas por mí misma.
– Si algo pasa, no dudes en pedirlo – asiento suavemente.
– Lo haré – veo como sonríe de medio lado.
– Bien – y otra vez ese extraño cosquilleo de anticipación. Él me da mucha curiosidad.