CAPÍTULO VI Perlita estaba desayunando con los niños, en la sección infantil de la casa, cuando apareció el Marqués. —¡Tío Ivon!— gritó Caro feliz, bajando de su silla de un salto, y corriendo hacia él con las manitas extendidas y él la tomó en brazos. —¿Vienes a pasear conmigo en mi carruaje esta mañana?— le preguntó. —¡Tú pometiste... tú pometiste!— el Marqués miró a Perlita y añadió: —¡Es una invitación para todos! Se había incorporado al oírlo entrar y el sol invernal iluminaba su cabello rubio como una aureola y lanzaba reflejos rojos sobre sus rizos. —¿No somos demasiados?— preguntó—. No cabremos en el faetón. —Sí Caro me lo permite, los llevaré en un carruaje más grande. —Puedo dejar a Thomas con Martha— sugirió Perlita. —Me parece muy buena idea— aprobó el Marqués. —Thom