Los documentos en la mesa eran muy claros, James Oslo quería dejarlo de ese modo, muy claramente y sin espacio para más dudas. Divorcio. Clara Valente de Oslo miró las hojas, dado el tiempo que llevaban juntos y la ausencia de hijos calificaban para un divorcio simple, sin necesidad de inmiscuir al templo y su compensación tomaba en cuenta que la responsabilidad por ese divorcio era enteramente del Marqués Oslo dejándola a ella con una generosa cantidad de dinero y los bienes a los que tenía derecho como Marquesa. Para completar el trato, el Marqués se comprometió a no casarse en un tiempo de tres años, para que nadie pudiera decir que la causa de divorcio fue otra mujer. Clara apretó las manos – ¿qué harás? – No es importante. Lo era para ella – pensé que podría necesitar un guardae