Narra Camille: Lo encuentro en los establos, como de costumbre, esta vez, terminando de despachar la carga del ganado que se va a vender y está tan concentrado en lo que hace, que no se percata de mi presencia, hasta que uno de los trabajadores me ve, y de inmediato, se quita de en medio para dejarme pasar. —Señorita McField —saluda, y se aleja para dejarnos solos al ver la cara de pocos amigos que traigo. —¡Camille! ¿Qué estás haciendo aquí? Creí que descansarías. —Cierra el portón del camión de carga, donde las reses pastan, listas para ser transportadas. Solo lleva una camiseta sin mangas, pero ese par de brazos fornidos no son suficientes para distraerme. —Estás casi desnuda… —¿Me puedes explicar que es esto? Le tiendo el trozo de papel, y él lo toma sin entender, pero veo su