Narra Camille: Me estoy poniendo el último botón de la camisa cuando atravieso las puertas de la biblioteca, y al fondo, veo a mi padre sentando en su sillón de piel oscura. Mi madre está de pie a su lado, con la mano sobre su hombro en una pose digna de un retrato. Sonrío con cariño cuando los veo mirarse a los ojos, compartiendo esa complicidad que han tenido desde siempre, y un pellizco me llega al corazón al saber que estuve tan lejos de ellos durante tanto tiempo. —¡Estoy lista, pa! ¿Qué tienes para decirme? —pregunto, de pie frente a su escritorio, ignorando de plano a Richard quien aguarda en una de las butacas. Trato no mirar en su dirección para que mis padres no se den cuenta de lo que ha pasado entre nosotros. Sin embargo, ninguno de los dos es tonto. —Será mejor que te