Desde el día que la conocí, esta mujer no ha dejado de desconcertarme. No sé qué ha pasado con la mujer fatal que me confronto aquella noche en el bar. La que está caminando a mi lado para entrar a la casa de uno de esos amigos que te quedan de los viajes que has hecho, no es ella. La noto desconcentrada, es como si no quisiese estar aquí y quizás es eso. Quizás quería irse con Raúl y seducirlo de la misma manera que lo ha hecho conmigo, pero es que realmente ese tío no tiene buena fama. Según me han contado, se ha follado a cuanta tía se le cruce por esa estación de radio; en otras palabras, es un depravado. Está bien que ella no sea la mujer que mejor me cae en este mundo, pero tampoco permitiré que caiga en manos de tíos como ese. Por alguna razón, en estos últimos días le he tomado cariño y hasta me hace sentir la responsabilidad de tener que cuidarla. Creo que el haberla visto desmayarse entre mis brazos aquel día ha hecho que la vea como lo que es; una mujer que debe ser tratada como tal por más errores que haya cometido conmigo. Pienso que podría ser mi hermana pasando por esta situación y que tampoco yo he sido un santo cuando sucedió lo que paso entre nosotros.
-¿Te quieres ir? Le pregunto al notar que no pronuncia palabra alguna.
Su porte de diva sigue intacto. Camina tal como si estuviese en una pasarela y rio ante esto, ya que de verdad cree que me intimida siendo así. -Eres el jefe. Es tu tiempo libre. Hacemos lo que se te venga en gana. - Dice de manera borde.
Vale, ella no podría ser mi hermana... Casilda no tiene este carácter tan difícil.
-Alexia, ya verás como si la pasaras bien con ellos. - Insisto y ella finge una sonrisa.
A veces pienso que hay muchas cosas que ya le dan lo mismo y no sé por qué. Le he dicho que me casaba y simplemente me felicito. Esperanza o Mariola hubiesen armado tremendo escándalo por la repercusión que esto puede traer a mi carrera. Estoy poniendo en duda si realmente está interesada en ser mi publicista o no.
Toco el timbre y a los pocos minutos Ignacio abre la puerta. -¡Pablo! Hasta que llegaste. - Dice entusiasmado y me saluda dándome un abrazo y no siguiendo el protocolo de saludos entre hombres que siguen aquí en Argentina.
-Me pude escapar. - Digo entre risas y luego con mi mano le pido a Alexia que se acerque. -Ignacio, ella es Alexia; mi publicista. - Le explico y su sonrisa me dice todo. En dos segundos la ha mirado de los pies a la cabeza, y no... no puedo culparle por ello.
-Mucho gusto, con todo respeto Alexia; sos muy linda. - Le dice y ya sé que utilizara el truco barato de su acento para captar su atención.
Ella ni dice nada y solo se acera a saludarlo con dos besos. -Un placer. - Le dice, pero en un tono de voz normal.
Estaba esperando ver a la mujer fatal en acción, después de todo mis amigas dicen que Ignacio es un tío atractivo; cabello oscuro, ojos grises, alto... no se supongo que el típico tío que atrae a las mujeres, pero al parecer a ella no.
-Pero pasen por favor. El asado ya está casi listo, sabemos que no tenes mucho tiempo Pablo.- Dice mientras nos hace entrar y luego lo vamos siguiendo hasta llegar al jardín. Al salir al jardín, allí están los amigos de Ignacio. -Les presento a Matías, Mauro, y Ramiro.- Nos dice y vamos saludándolos uno a uno. -Chicos él es Pablo, ya saben... el cantante famoso. - Dice entre risas. -Y ella es Alexia, su publicista. - Nos presenta.
-Espero que no te moleste ser la única mujer. - Le comento a ella y solamente me da una timida sonrisa.
-No pasa nada. - Dice y se sienta a mi lado.
-¿Vino?- Nos pregunta Matías levantando la botella de vino tinto.
Tomo una de las copas limpias que hay sobre la mesa y la acerco. -Por favor.- Digo amablemente y la miro. -¿Tu quieres vino?-
-No, gracias. Con agua está bien.- Me dice y toma uno de los vasos para service agua de la jarra que hay sobre la mesa.
-No pasa nada si tomas vino, no estamos trabajando.- Comento entre risas.
-¡Vamos Alexia, es vino del bueno!- Insiste Ignacio.
-De verdad chicos, estoy bien. - Repite y decido dejar de insistir antes que se enfade. -¿Podrias decirme donde está el baño por favor?- Le pregunta a Ignacio y el sin dudarlo se ofrece a ir adentro de la casa con ella.
Los veo entrar a la casa, cuando Mauro comienza a reírse.- Pablo, no es por nada, pero ¡qué buena que está tu publicista!- Me dice exagerando las frases.
-Si, es bastante guapa.- Comento.
-¿Dices bastante? Vos estas ciego.- Comenta Ramiro.
-Bueno, ya... no la incomoden por favor.- Les pido y me miran de manera extraña.
-¿Vos y ella? – Preguntan sin terminar la frase.
Justo cuando estoy por responder Ignacio sale al jardín nuevamente. -¡¿Qué?!- Pregunta entre risas ya que ha escuchado la pregunta.
-Ella y yo nada. Yo estoy con Natalia, con la mujer que has conocido en mi viaje anterior.- Le explico. -Tienes el camino libre.- Le digo a Ignacio.
-¡Olvídate! Ya me corto el rostro.- Dice entre risas y se bien lo que significa esa frase.
-¿Cómo asi? – Pregunto confundido.
-Le dije de vernos en España cuando vaya en un par de meses, pero me dijo que estaba en un momento de su vida bastante complicado y que no estaba para amores. Bastante directa.- Comenta y me empiezo a preocupar mas.
¿Qué le esta pasando?
-Si, ella es bastante directa. - Comento.
-Y demasiado hermosa, puede ser lo que quiera.- Termina de decir.
Entre ellos siguen comentando los atributos de mi publicista, los cuales conozco bastante bien, hasta que ella sale al jardín nuevamente. Esta bastante pálida y honestamente estoy comenzando a temer que el medico que la reviso la otra vez le haya dicho que tenía algo grave y que ella no me lo haya querido contar. -Te lo voy a volver a preguntar, ¿te encuentras bien?- Le digo cuando se sienta a mi lado.
-Que si Pablo... Dice como si fuese un niño pequeño.
-Tu y yo vamos a hablar.- Le digo serio y luego me reincorporo a la conversación que hay en la mesa acerca de bandas de rock nacional Argentino.