Admitir Que Lo Hemos Pasado Bien

1025 Words
Nos despedimos de Mauro, Matías, Ramiro, e Ignacio y salimos de la casa. Debo admitir que la he pasado muy bien; a excepción de lo intenso e insoportable que ha estado Pablo. Tengo pánico que este sospechando algo. Subo a la furgoneta seguida por él y me siento en la última fila de asientos intentando mantener una distancia, pero como siempre; es inútil. El se sienta a mi lado y me mira fijamente. -Pablo, ¿Se puede saber qué pasa?- Pregunto sin poder soportar más la manera que me está mirando. -Eso mismo te pregunto yo a ti. ¿Qué está sucediendo? – Me pregunta y siento mi corazón latir demasiado rápido, es como si me estuviese dando un ataque de pánico o algo así. -¿De qué hablas?- Necesito saber qué es lo que está pensando. Su mirada se clava en mí como si estuviese intentando leer mi mente o algo así. –Hablo de que no creo que lo que te dijo el médico ayer haya sido una simple baja de presión. Has estado demasiado extraña y me estoy preocupando de verdad. ¿Acaso estas enferma o algo así? Si esta enferma puedes regresarte a España e ir a atenderte.- Me explica y respiro mas aliviada. Al menos no sospecha que este embarazada. Piensa rápido Alexia. Me digo a mi misma. -Pablo, créeme que no tengo nada grave. Lo de la presión es verdad, además estoy un poco anémica y nada... solo debo cuidarme mejor.- Le reitero con la esperanza que me crea. No se mi cree o no porque su rostro no me da pista alguna. -¿Y se puede saber qué es eso de que estas en un momento complicado de tu vida?- Me pregunta sorprendiéndome. -¡¿Tu amiguito te dijo lo que le he dicho?!- Le pregunto alterada. -¡Es que los hombres al final son mas cotillas que las mujeres!- Termino de decir y él se echa a reír. -Tan solo a veces...- Se excusa. Agradezco al cielo que haya mantenido la cordura con su amigo y no le haya dicho que estaba embarazada. A decir verdad, el tío era guapísimo y si... claro que me hubiese encantado tener una cita con él, pero claramente la vida amorosa para mi quedara a un lado, al menos hasta que caiga en cuenta de todos los cambio que se vienen a mi vida. -Vale Pablo, le he dicho eso porque tu amigo se había puesto bastante intenso, ¿Conforme con mi explicación?- Le pregunto de manera sarcástica. -Más o menos...- Dice con una media sonrisa de esas que usa para las tapas de revista. -¿No te gusto Ignacio?- Pregunta y de verdad que ya su intensidad me está abrumando. -Es guapísimo, pero no soy idiota. Las relaciones a la distancia, no son lo mío. Además, como te dije tu amigo era bastante intenso y a mí no me van los tíos así.- Le termino de decir y el ríe. -¿Qué es lo que es gracioso?- Pregunto confundida. El me mira fijamente –Es que tú no te das cuenta Alexia, traes a cuanto tío nos cruzamos por la calle loco, pero no le haces caso a ninguno. Eres demasiado exigente con ellos... - Me explica y no doy crédito a sus palabras. -¿Y a ti desde cuando te importa si le hago caso o no a los hombres? Creo que ese es mi problema. – Definitivamente Pablo se ha vuelto loco. -No, no es que me importe... pero, es que así terminaras sola.- Sentencia y lo miro seria. -Ya, por el bien de ambos dejemos esta conversación hasta aquí. De verdad que no quiero y no me interesa involúcrame con nadie ahora. Pablo, deja que maneje mi vida como a mí me parezca, y por el amor de Dios, deja de meterte en mi vida. Soy tu publicista, no tu hermana. – Le pido y el ríe. -Es que no se... siento que debo cuidarte y no tengo ni idea del por qué. Es extraño siento que si mi hermana estuviese en tu lugar, me gustaría que el tío con el que trabaja la cuidara; ¿entiendes?- Me pregunta en lo que es casi un susurro. De acuerdo, debo admitir que eso es muy tierno. Por primera vez siento ganas de darle un beso en la mejilla y decirle eres adorable, pero no. No lo hare. -Tu manera de cuidarme es un poquito intensa.- Le confieso y rio. -Todo yo soy intenso.- Admite y lo miro sorprendía ya que esa frase está llena de significados diferentes, al menos para mí. -Eh... vale. – Digo intentando sonar normal, pero fracaso ya que el ríe haciéndome reír a mi también. -Lo se, ha sonado extraño. –Dice sin parar de reírse. -Bastante...- -¿He sido intenso?- Me pregunta y lo miro con mis ojos abiertos de par en par. -¿De qué hablas?- Pregunto haciéndome la desentendida. -Aquella noche... - Se explica y yo miro hacia el conductor para asegurarme que no haya escuchado nada, pero lleva sus cascos puestos. -Pablo... quedamos en que no volveríamos a hablar de eso.- Digo con un hilo de voz. -Lo sé, pero dime. Es lo último que te preguntare. Yo por mi parte diré que sí, que tú has sido intensa, en el buen sentido de la palabra.- Me confiesa y creo que debo de estar más roja que la luz del semáforo que nos tiene detenidos en el transito porteño. Si tan solo el supiera lo intenso que ha sido... hasta embarazada y todo me ha dejado... Pienso e intento no reírme de mis pensamientos. A pesar que a la vez esto me hace querer llorar. -Lo último que te diré.- Le advierto levantando mi dedo índice. –Sí, demasiado.- Digo y me cruzo de brazos y miro hacia el frente para evitar verlo. Lo miro de reojo y una estúpida y creída sonrisa se dibuja en su rostro. -Bueno, al menos hemos admitido que a pesar de que ha sido un error gigantesco; la hemos pasado bien. Eso es un avance. - Comenta y agradezco al cielo que hayamos llegado al hotel. -Busca tus maletas y te encuentro en el lobby en 30 minutos. – Le indico y prácticamente me escapo de su cercanía. ¡¿Qué rayos le sucede?! Tengo la sensación que quiere jugar conmigo, pero no... no lo hará... Ya pague el precio de mi estupidez y no pienso dejar que esto empeore.
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