Álvaro.
- ¿Qué es lo que quiere que haga con las personas de las fotografías? ¿Por qué me escogió a mí? - pregunté confundido.
Andrés Correa se acomodó en el asiento entrelazando sus manos y apoyándolas sobre el escritorio.
- Te contestaré primero la segunda pregunta, para las misiones difíciles siempre recluto personas que no tengan algo que perder de ese modo pueden hacer mejor su trabajo, en tu caso, te he ofrecido la libertad a cambio de que me hagas un favor, de otro modo si rechazas mi oferta de quedarás encerrado para siempre en ese manicomio, yo sé bien que no estás loquito te hemos investigado Álvaro, me llamó mucho la atención la habilidad que tienes para con los negocios y sobre todo para seducir chicas - esbozó una sonrisa prepotente – ahora, la respuesta a tu primer pregunta, el hombre de la primer fotografía es Evaristo Muñoz, presidente del Partido Democrático de Colombia – ahora todo empezaba a cobrar algo de sentido – Evaristo es mi primo, pero ha estado robando al partido una cantidad inmensa de plata desde hace varios años, ha adquirido un gran poder por el hecho de estarse uniendo a grandes carteles de delincuentes, tiene muchos enemigos y en el partido hemos tomado la decisión de rescindir de sus servicios, si Evaristo desaparece quien se queda en el poder seré yo, faltan pocos meses para las elecciones antes de que eso suceda yo tengo que ser el nuevo presidente del partido, pero... no me puedo deshacer de él, así como así, necesito despojarlo de toda la riqueza que ha adquirido por medio de sus trabajos sucios. Aquí donde entrarás tú en acción, Evaristo gasta cantidades exageradas en seguridad, para su casa, para él y para su hija - rápidamente busque la fotografía en mis manos de aquella joven mujer – ni si quiera yo que soy de su familia puedo entrar, no invita a nadie a su casa y tampoco puedo llegar con un ejército a su casa porque podría dañar la imagen del partido y eso es lo que no queremos, necesito que te adentres en su intimidad, que puedas tener acceso a computadoras, caja fuerte, documentos, archivos, todo lo que nos sirva para poder exprimir a ese bastardo.
Anonadado por la explicación de serie de televisión que me acaba de dar, le pregunto.
- ¿Cómo se supone que debo entrar a la casa de este señor si me has dicho que su seguridad es extrema? - él ríe.
- Juliana, así se llama la chica, es hija de Evaristo, él cuida mucho que ningún hombre que no sea digno de su pequeña se acerqué a ella, pero tu misión será conquistarla, hacerle creer que estás interesado en ella para que te pueda dar acceso a su casa, me informaras todo, sobre escondites en el interior, salidas, todo, cuando logres ese objetivo es cuando entraremos nosotros a hacer lo nuestro, ya de lo demás no te preocuparas, ¿cómo vez?
Él me miró fijamente.
- Qué más me queda - musité.
- Si haces bien tu trabajo te prometo dinero, poder y algo más que quieras para ti, puede ser una jovencita pelirroja que anda por ahí - fruncí el ceño al instante, Emily – la traería hasta acá para ti.
- Esta bien, acepto, ¿pero y quién es este otro hombre? - señalé la última fotografía.
- Demetrio Gutiérrez, guardaespaldas personal de Juliana, nunca se le despega.
Me quede en silencio unos momentos mientras observaba las tres fotografías que tenía en mis manos.
- ¿Cuándo debo comenzar? - estaba tan aturdido que la cabeza me comenzaba a punzar.
- Calma, Álvaro, en tres días será un evento de presentación previa a elecciones por parte del partido, habrá empresarios y políticos importantes, esa será tu primera interacción con Julianita, mientras tenemos que instalarte en tu nueva casa, comprar ropa y las cosas que necesites para hacerte pasar por sobrino de mi mujer.
- Pero, ¿no se darán cuenta de los cargos que hay en mi contra?
- Claro que no - exclamó relajado - la chica pelirroja de la que abusaste nunca presento cargos en tu contra, así que si alguien te investiga sólo encontrará tus buenas notas de la universidad, tu mención honorifica, tus logros laborales y la empresa que diriges, la que te heredo tu padre, todo un modelito, por eso te escogí.
Estaba desconcertado al saber que Emily nunca presentó una denuncia en mi contra, tal vez esa fue la razón por la que Esteban quiso hacer justicia por su propia cuenta. Al menos no tendría que fingir otro nombre, me quedaría con mi propia identidad.
Por una parte, tenía que hacer lo que Andrés decía o no tenía duda en que me regresaría al manicomio, por otra una vez quise jugar con una mujer y el que salí perdiendo fui yo. Haría esto rápido para poder largarme de este país.
Resulta que la casa a la que me llevaron era un tipo de mansión, colindada por una enorme barda perimetral de ladrillo. Me asombre de la seguridad dentro de la casa, esto era otro nivel dentro de los negocios, sucios claro, que jamás haya visto. En esa casa vivía Andrés con su esposa, hizo presencia en cuanto entramos, era una mujer de unos casi cuarenta años, muy cuidada, aparentaba menos edad, con unas curvas voluptuosas, operada seguro, cabello largo, lacio y n***o que le llegaba hasta más abajo de los hombros. Me miraba con curiosidad, pero con superioridad, Ella sabía perfectamente que yo era un peón para su esposo en este juego de la política.
Se presento como Natalia Correa.
Me pidió que la siguiera hasta una habitación en la segunda planta. Al abrir la puerta no pude evitar abrir los ojos por completo, el lujo era excesivo, una habitación minimalista, pero irradiaba estilo y costo por donde la vieras. La decoración era en blanco y n***o.
- ¿Te gusta? - pregunto con una sonrisa traviesa en su rostro.
- Es más de lo que imaginé – dije con voz seria, ella me tomó del hombro haciéndome girar, me miró fijamente.
Sonrió traviesa.
- De ahora en adelante, seré tu tía Nat, ¿okey? - ella podía ver en mi rostro toda la incomodidad que esta situación me generaba – tranquilo, Álvaro, si haces bien tu trabajo todo saldrá como está planeado, en cuánto obtengas la información que mi esposo necesita sobre las relaciones de carteles de mafia y políticos corruptos con los que Evaristo está trabajando, tú te podrás retirar a vivir tu vida de antes.
Salió de la habitación dejándome a solas.
Me senté en el borde de la cama, dejé caer mi espalda sobre el colchón y cerré los ojos.
Me incorporé de inmediato cuando escuché como la puerta se abrió de golpe y frente a mi estaba Pablo con una bolsa de plástico transparente que por lo que pude ver contenía medicamento.
- Te lo manda el jefe, no queremos fallas - guiño un ojo despidiéndose con una sonrisa.
De las cajas con medicina saqué varias pastillas y las tomé.
Juliana Muñoz
¿Amor? ¿Qué es eso? En mi familia no conocemos la palabra amor, en la “Familia Muñoz” todos se han casado por conveniencia, lo más importante para nosotros, los negocios. El dinero es ese algo exquisito que, si bien no te compra la felicidad, es el medio para conseguirlo, mírenme a mí, hermosa, inteligente, millonaria, me divierto por montón, que más podría pedir.
Nunca comprendí la forma de pensar de mi madre, ella nos abandonó cuando mi hermano y yo éramos apenas unos niños, nos dejó por un pobre diablo, que de seguro no tenía en que caerse muerto, pues resulto que el tipo era docente de primaria, que da lo mismo porque tampoco es como que ganen demasiada plata. Gracias a esto, mi hermano Alan desarrollo una especie de obsesión por encontrar a nuestra madre, hace dos años la encontró, estaba viviendo su cuento de hadas, simplemente dijo que se había ido porque estaba harta de mi padre, que jamás lo amo ¿y nosotros que? Tuvimos que crecer sin una madre que nos viera, nos abrazará, nos quisiera.
Mucha gente atribuye mi carácter frío y calculador a este hecho, yo pienso que es más bien mi sentido crítico lo que me hace ser como soy. No soy tan sensible como mi hermano, y si por mi fuera, que jamás la hubiera encontrado. Ahora él la visita seguido, como si nunca nos hubiera abandonado y aunque me ha rogado porque lo acompañe en numerables ocasiones nunca lo he hecho y no lo pienso hacer. Mi hermano Alan y yo somos muy diferentes, él es muy sensible, es rebelde ante las peticiones de nuestro padre y nunca quiso apoyarlo en su carrera política, prefirió largarse de viaje por el mundo, dice que hace actos de caridad, sólo él se cree esa mentira, desaparece de nuestras vidas durante meses y luego reaparece como si nada. Maneja varias asociaciones de beneficencia.
En cambio, desde niña siempre fui entrenada por mi padre para ser su mano derecha, siempre ha dicho que se siente orgulloso de tenerme a su lado. Manejo con éxito varias empresas en las que ha invertido en el extranjero, algunos hoteles de lujo y últimamente adquirió una refinería en Estados Unidos. No sé cómo le hace para que todos quieran venderle, supongo que tiene un muy buen poder de convencimiento. Aún tengo mucho por aprender de mi padre para un día llegar a ser como él.