Julianna colgó el teléfono sin contestar.
Abrió el cajón de la mesilla de noche, sacó dos frascos de medicamentos con mano temblorosa y se tragó unas pastillas de Sertralina y Paroxetina.
Julianna sufría una grave depresión.
Al principio, podía calmarse tomando dos pastillas, pero con el tiempo aumentó la dosis a cinco y ahora a una docena.
—¡Hola! Julie...—Glenn gritó al teléfono.
Glenn solo pudo oír el sonido de que habían colgado el teléfono.
Glenn estaba ansioso. Colgó el teléfono y se apresuró a bajar las escaleras para conducir hasta el hotel donde se alojaba Julianna.
Glenn conoció a Julianna en el extranjero cuando eran jóvenes.
Los dos eran vecinos entonces.
Glenn era cuatro años mayor que Julianna. Julianna le parecía muy guapa desde que eran jóvenes.
Entonces Glenn y Julianna volvieron al país para estudiar uno tras otro. Resulta que estudiaban en la misma escuela.
Julianna era inteligente y se saltaba cursos. A los dieciséis años, fue admitida en una universidad con una excepción y se convirtió en compañera de Glenn.
Julianna mantenía un perfil bajo en la escuela, y Glenn había estado esperando a que creciera.
Sin embargo, antes de que Glenn se confesara con ella, salieron a la luz las impactantes noticias sobre Julianna y Edwin.
Luego Julianna y Edwin se casaron por influencia familiar. Lo que más lamentó Glenn fue no haber visto a Julianna.
Media hora después.
Glenn llegó al hotel.
Julianna se había calmado.
—Estás aquí, Glenn. —Julianna sonrió y le preparó a Glenn una taza de café.
Julianna parecía estar estable, y Glenn se sintió aliviado. —Julie, ¿qué tienes en mente? —
—Los ignoraré. Solo déjalos hablar.
—Julie, estamos en una nueva era. El ciberacoso puede destruir a una persona e incluso a una familia y una empresa.
Julianna parecía frustrada. —Pero, ¿qué puedo hacer? —Ella no sabía cómo luchar contra algo así.
Glenn guardó silencio unos segundos y luego le dio unas palmaditas en el hombro a Julianna. —No te preocupes. Deja que yo me ocupe.
—Estoy aquí para ti. No seas dura contigo misma. —Glenn la abrazó.
Julianna se apoyó en sus brazos y dijo suavemente —Gracias, Glenn.
Julianna estaba muy agradecida de que Glenn se preocupara por ella, pero sabía que ya no le merecía.
Su familia no aceptaba a una divorciada con tres hijos.
Además, Glenn era un playboy. No solo era amable con Julianna, sino también con las artistas que le acompañaban.
—Julie, quédate en el hotel y descansa un poco. No salgas por el momento. Algunos trolls son descerebrados y se van al extremo.
—Temo que te ataquen.
—No pasa nada. Puedo protegerme. Debo ir a la empresa hoy.
Julianna quería firmar un acuerdo de juego con Edwin hoy. Si no se presentaba, Edwin lo tomaría como excusa para echarla del Grupo Reece.
—De acuerdo. Te enviaré a la empresa más tarde.
Glenn estaba en la industria del entretenimiento, y tenía un poderoso equipo de relaciones públicas.
Le resultaba fácil invertir la opinión pública y propagar una persona.
—Gracias.
—De nada. No necesitas decir “gracias” entre nosotros.
...
Edwin fue a su empresa temprano por la mañana.
Primero tenía que ocuparse de sus asuntos.
En la sala de conferencias.
Todos los ejecutivos del Grupo Keaton estaban sentados en la sala de conferencias con expresión seria.
Edwin tenía mal carácter. Cuando estaba en una reunión, nadie se atrevía a cometer un pequeño error.
La puerta de la sala de conferencias se abrió.
Edwin entró con expresión fría.
—Hola, Señor Keaton.
—Comencemos. —Edwin se dirigió a la larga mesa de conferencias.
La secretaria enciende rápidamente el proyector, prepara una taza de café y la pone sobre la mesa.
Los demás encienden sus ordenadores y se preparan para grabar el contenido de la reunión.
—Tengo tres cosas que anunciar hoy...
Mientras hablaba, Edwin encendió su ordenador y se dispuso a publicar el contenido de la reunión.
El ordenador estaba encendido.
Entonces apareció una foto.
El enorme proyector estaba conectado al ordenador. La foto de un hombre desnudo apareció en la gran pantalla.
¡Eso fue impactante!
Los demás se miran sorprendidos.
Los ojos de Edwin se abrieron de par en par.
Edwin miró más de cerca y descubrió que la foto era suya.
La postura era muy encantadora. Tenía una mano en la cintura y la otra le acariciaba coquetamente las nalgas. Su expresión parecía coqueta.
Sin embargo, era obvio que era una foto photoshopeada.
Edwin se puso furioso e intentó cerrar la imagen pulsando el icono “cerrar”.
Maldijo para sus adentros, ¿quién demonios se atrevía a piratear mi ordenador para burlarse de mí?
Entonces aparecieron una serie de emojis.
Había todo tipo de emojis de Edwin, y entre uno de ellos estaba que se estaba agarrando la polla meando.
Los demás se horrorizaron al ver esa foto.
Todos bajaron apresuradamente la cabeza y fingieron que no veían nada. Cuando Edwin se enfadara, se sentirían miserables.
Sin embargo, todos reían en silencio.
Estaban acostumbrados a ver el aspecto frío y apuesto de Edwin. Al ver cómo habían jugado con Edwin, sintieron que se habían vengado.