XIII. Conflictos internos

3297 Words
-        ¿Quién? -        Yo Carolina, ¿Puedo? -        Si pasa -        ¿Estás bien?, Te oí discutir. – Me dice mientras entra y abre la puerta, yo bajo las cobijas sacando mi cabeza con la melena alborotada. -        Ah no tranquila, estaba hablando con Amanda. -        ¿Ah de verdad? ¿Qué dice? -        No, pues me estaba regañando por no haberle avisado que ya había llegado, ya sabes como es ella de sobreprotectora. -        Jeje, si lo sé, ella siempre fue la mamá de nosotras, supera hasta a Solangie, ¿Recuerdas cuando nos perdimos en el bosquecito detrás del colegio?, estaba histérica, y solo estábamos a unos metros, pero como ella no sabía cómo la habíamos llevado hasta allá por vendarle los ojos por el cumpleaños de ella, ja ja. -        ¡Ay sí!, pobrecita, lo que la tenía confundida era que no escuchaba ningún ruido, y entre todas nos pusimos de acuerdo a decirle que era que estábamos en una finca de una vereda y habíamos salido a caminar y nos habíamos perdido, sitica, ja ja, pero al final me dio embarrada y no pude más, me tocó decirle, estaba un poco desesperada, tu siempre fuiste la más malvada. -        Ja ja ja, malvada no, sólo me gustaba bromear. –Me responde mientras se sienta en la cama-  bueno y ¿Qué te dijo?, preguntó por mí. -        No, lo lamento, si quieres más tarde la llamo y hacemos una video llamada, es solo que estaba muy enojada. -        Hum bueno, no pasa nada, ¿Cómo te sientes? -        Un poco enguayabada la verdad. -        Camina y te bañas y vamos por otra, no hay nada que quite un guayabo como una buena cerveza. -        No es cierto, tu lo que quieres es verme así toda vuelta nada. – Le digo haciendo voz de niña chiquita. -        ¿Ah chi? ¿Echo crees?, Entonces toma- La muy se me lanza encima y me aplasta, me da un beso en la mejilla como en los viejos tiempos y me dice, ven arréglate, tengo que presentarte a mi marido. -        ¡Ay ño! -        Ay Chi, muévelo, estoy segura que no se opondrá a ti, pero es bueno presentarte. -        Está bien. Con el mareo que me causa el sólo hecho de moverme, ante la mirada divertida de Carolina, comienzo a moverme como gusano fuera de la cama,  y cuando pienso en el tiempo que tengo para bañarme y arreglarme, recuerdo que no pensé en traer sino ropa de uniforme, ¿En qué carajos estaba pensando cuando arreglé la maleta? Luego me acuerdo que no he sacado del auto las compras que hice con Amanda, así que antes que Carolina abra la puerta y salga le digo: -        Caro, ¿Puedes por favor bajar al auto y traerme unas bolsas que dejé allá? -        Si claro, ¿Qué es? -        Es la ropa que traje, son como cuatro pantalones y seis blusas, un par de chaquetas y unos zapatos negros divinos con hebilla al costado y ya… -        ¡Uy y eso!, ¿Me lo vas a regalar? Porque sabes que me encanta la ropa nueva. -        Ay no Carito, primero no te queda, tu eres igual de alta a Amanda, y segundo, calzo más que tu, y tercero, nooo, es mi ropa. -        Pues mi vida, o bajas tu o me la adueño, porque yo estoy también en pijama, ¿No me ves? En ese momento reparo en verla, no puedo creer que no la haya visto antes, entonces le respondo: -        Deja así, las subo luego yo, si quieres más tarde te regalo algo bonito, pero no voy a bajar en pijama, no es que quiera ser grosera, pero esta pijama que me prestaste, está tan delgadita que se me ve todo. -        Ja ja ja, es cierto perdón, pero tranquila, así te ves sexy y de pronto te levantas un vecino en el ascensor. Ja j aja. -        Ja ja, que chistosita, no te voy a dar ese gusto, ya sé que voy a hacer. Entonces ella sale muerta de la risa, típico en ella mientras me ve hacerle muecas y sacarle la lengua mientras le abro bien los ojos; cuando ella cierra la puerta me pongo a arreglar el pantalón n***o que tenía ayer, ese no tiene problema si lo uso un día más, reviso la blusa y aunque no huele mal, no me antoja ponérmela, reviso si puedo coger una de las blusas del uniforme, pero son color verde oliva claro, casi gris, y la empato con la chaqueta café y veo que no combina, entonces decido dejar para después, saldré con mi chaqueta bien cerrada y en el auto más tarde me pondré una de las blusas, creo que compré una con Amanda, abro el closet y encuentro toallas y cobijas dobladas que supongo puso Carolina en caso de que yo las requiera, agarro una rosada y camino fuera de la habitación busco el baño y cuando llego está cerrado, entonces pregunto bajito y toco a la vez: -        Caro, ¿Estás ahí? Pero no responde nadie, entonces vuelvo a tocar y siguen sin responderme, así que me quedo esperando afuera de la puerta un buen rato hasta que Carolina sale de su habitación y me dice: -        ¿Qué haces? – Pone cara de confundida y se acerca despacio. -        Está cerrado – Entonces abro los ojos y sin pronunciar palabras pero moviendo los labios le digo – ¿Él está ahí? Ella niega con la cabeza y se acerca más rápido, agarra la cerradura y la gira y abre la puerta, entonces me mira y no aguanta la risa, yo me siento más chiquita de lo normal y ella no para de reír y se devuelve a la habitación, me siento tonta, pero admito que hubiera intentado girar la cerradura antes y tal vez ya estaría por salir. Entro y me quito la pijama y la ropa interior, la dejo colgada en el toallero en el extremo que está vacío, pongo también la toalla allí y cuelgo la pijama en el gancho para la salida de la ducha, me aseguro que la puerta esté bien cerrada y entonces me meto y cierro la puerta, en ese cuartico de un metro cuadrado reviso las llaves, aparentemente son una caliente y una fría, no parece tener ducha eléctrica, pero con cuidado abro la caliente y comienza a salir el agua, la toco con la punta del pie y está helada, al ver que lleva un ratico y no calienta la cierro e intento con la otra llave, pero está peor de helada, así que no sé qué hacer, pero no quiero darle el gusto a Carolina que se vuelva a reír de mí. Así que cierro y abro la primera llave y me meto debajo del chorro, me pasa un escalofrío tremendo por todo el cuerpo, siento que voy a quedarme allí congelada, tomo el jabón que se nota puso allí mi amiga pues está nuevo y comienzo a enjabonarme, cierro el agua para que no me caiga mientras tanto, luego de enjabonarme vuelvo a abrir la ducha y me ducho a toda velocidad, entonces salgo y me pongo la toalla alrededor de mi cuerpo, me escurro el cabello hacia un lado de la ducha para no mojar, afortunadamente mi cabello es corto, me llega un poquito debajo de los hombros, lo que me facilita recogerlo cuando uso el uniforme, recojo mi ropa sucia y la pijama y salgo abriendo primero un poquito para asegurarme que no me voy a llevar sorpresas, entonces salgo rápido del baño y corro a mi habitación, justo cuando estoy cerrando la puerta, escucho que la puerta de la habitación principal, que queda al lado de la mía se abre, una voz de hombre resuena y le dice a Carolina que va a preparar de desayunar. Dejo las cosas en el piso y reviso mi celular, son las nueve y media de la mañana. Me visto de afán y me cierro mi chaqueta, dejo mis cosas lo más ordenadas posibles y cuando abro la puerta para salir de mi habitación me encuentro de frente con Carolina, entonces me ve y me dice: -        Te ves divina, pero deberías abrirte esa chaqueta. -        Lo haré cuando recupere mis blusas. -        Ja ja ja, de acuerdo, ven te presento a Julio. Me agarra la mano y caminamos hasta la sala allí me hace esperar un momento antes de entrar a la cocina y entonces muy animada le cuenta a su esposo sobre mí y mi petición de quedarme los seis meses con ellos, entonces él se enoja y sale como una bala a su habitación, ella se devuelve y pasa por mi lado también sin verme, corre a la habitación y golpea la puerta para hablar con él, pero la cosa sigue sin dar resultados, no sé cómo sentirme, pero evidentemente no me siento bien, después de la bienvenida que me dio anoche Carolina, pensé que todo estaba arreglado y listo, no pensé en incomodar, me siento como una niña chiquita cuando sus padres discuten, pero no quiero irme a ninguna parte sin haber hablado con Carolina, así que abro una de las ventanas de la sala, acerco una silla y recostándome sobre la ventana con los brazos cruzados, miro hacia afuera mientras me llegan amortiguados los gritos de los dos: -        Sabía que escondías a alguien y confié en que era una amiga solo por anoche. -        No escondí a nadie, te lo había dicho desde antier. -        Antier…Lo dices cómo si fuera mucho tiempo, ni siquiera me dejas pensarlo. -        Amor, no hay nada que pensar, es una amiga mía de toda la vida, ella puede quedarse en otra parte, pero yo le pedí que se quedara conmigo. -        Me importa si tu lo pediste o lo pidió ella, no voy a mantener a nadie. -        Amor, no tienes que mantenerla, ella es policía y gana su dinero, y por los gastos que se generen mientras ella esté acá, yo respondo. -        ¿Y el sexo? -        ¿Qué hay con eso? -        Pues no podré hacerlo si ella está acá. -        Por eso no te preocupes, no es una niña, y en últimas me encargo yo para que estés tranquilo… Después de eso un silencio se apodera de la discusión, escucho como salta el seguro de la cerradura de la puerta de la habitación que se abre desde adentro, entonces unos minutos más de silencio y escucho que Julio habla, ahora desde detrás de mi espalda. -        Mucho gusto Julio Pedraza. No estoy segura de contestar, pero no le daré pié para que siga discutiendo con mi amiga, entonces me giro y le contesto: -        Marion Durand, que tenga buen día. Vuelvo a girar mi cabeza hacia la ventana, a lo lejos puedo ver niños jugar en el parque de la zona común, un viento fresco me da en la cara mientras los rayos del sol de la mañana me calientan un poco, escucho música de diferentes géneros desde múltiples direcciones, y en algunos apartamentos ruidos de platos y cubiertos al ser recogidos de la mesa, o lavados en el fregadero. Entonces de nuevo escucho que en susurros hablan entre ellos, sin aguantarme mucho me giro en la silla, me levanto y me acerco, entonces les digo: -        No se preocupe Julio, yo no me voy a quedar dónde no me quieren, Carito, mi niña, te amo, y gracias por tus buenas intenciones, pero no te voy a causar líos… ¿Recuerdas lo que siempre he dicho sobre esto? – Subo las cejas y aprieto mis labios en una mueca, entonces le doy un abrazo y camino a la habitación mientras le digo.- Le mandaré tus saludos a Amanda. -        Marion no, por favor, espera Trata de agarrarme de la mano, pero sin querer me le escapo de su agarre, entro a la habitación y comienzo a recoger mis cosas, no es tan difícil por lo que lo había dejado ordenado antes de toda esta discusión. -        Mariooon, ¡Ach! – Su voz se oye llorosa, entonces se encierra en la habitación, y me preocupo, me levanto y ahora soy yo la que toca la misma puerta. -        Caro, abre…, ven por favor, no llores, tu eres la más feliz del combo, no te portes como niña chiquita, es lo mejor para… Carolina abre la puerta y sale, me empuja a la habitación de al lado que es la que ocupo y mientras se limpia la cara va cerrando la puerta, luego me dice: -        Mira Marión Durand, tu y yo somos amigas, quizás no soy la más cercana a ti, pues sé que siempre fue Amanda, nunca resentí eso, pero si quiero que estés aquí en mi casa, te vas a quedar, es la única forma en la que siento que puedo seguir trabajando en nuestra amistad, no sabes lo importante que has sido tu en mi vida, tienes razón sobre las relaciones y los hombres, son unos idiotas, pero yo amo a ese idiota, ahora por favor quédate aquí y no te vayas, te vas a quedar en mi casa siempre que lo necesites, una noche, un día, un mes o toda la vida, eres mi amiga y si bien los últimos años nos hemos distanciado un poco, siempre has estado para mí y para todas nosotras, recuerdas, ¿Cómo los mosqueteros? De verla llorar mis ojos también se llenan de lágrimas, sus palabras me traen recuerdos y al final con un poco de gracia le respondo: -        Una para todas je je. –Le digo -        Y todas para una. – Ella responde. Ella sonríe, me agarra la cara y por un segundo juro que me va a besar en los labios, pero me gira la cara y me da el beso en ambas mejillas, entonces me suelta abre la puerta y sale decidida, escucho que se enfrenta a Julio y le dice: -        Mira Julio, eres el hombre con el que elegí pasar el resto de mi vida, y no me arrepiento de eso, pero no vas a tenerme de juguete, éste apartamento es tan tuyo como mío, y ya te dije que ella no será una carga para nosotros, yo si extraño a mi amiga y la voy a apoyar con esto. Así que o vas y le pides disculpas y le pides que se quede, o duermes en el estudio a partir de hoy, porque no voy a dejarla a ella irse a otra parte a menos que ella misma lo quiera y ya no necesite vivir en Bogotá. -        ¿Y esperas que de verdad viva toda la vida con nosotros? -        Si fuera necesario sí, tu no la conoces como yo, y me sentiría honrada por qué así fuera, pero…Ella no lo necesita sino seis meses, quizás menos, ella me lo dijo, y para mí eso no es nada, en cambio si la apoyaré y ella a mí. -        Creo que estás siendo injusta conmigo, y contigo, ¿Cómo te vas a echar al hombro a otra persona?, por eso justamente es que no quiero tener hijos De nuevo el silencio, luego escucho nuevamente la voz de Carolina llorosa que responde: -        Julio Pedraza, te ganaste tu puesto en el estudio. Y con eso veo aparecer a mi amiga en mi habitación, cierra la puerta y se acuesta en mi cama, comienza a llorar y a mí se me rompe el corazón, yo quiero tanto a Amanda es cierto, pero también quiero a Carolina y a Solangie como si fueran mis hermanas, distintos padres, pero estuvimos juntas siempre, siempre apoyándonos, siempre ganando juntas o perdiendo juntas, es tan complicado de desentrañar, que lo único que se me ocurre hacer es no pensar e ir a consentirla, entonces me acerco y la abrazo, comienzo a llorar con ella y le acaricio su cabello liso que cae sobre su rostro como una cortina, le froto la espalda y ella comienza a calmarse, yo sentada a su lado trato de contener un poco el llanto o vamos a terminar con los ojos hinchados antes del mediodía. -        Gracias amiga, fue muy lindo eso que dijiste. –Le digo mientras sigo acompañándola y consintiéndola, yo también te quiero mucho, y sé que cuento contigo para lo que sea. Ella sonríe y se calma, entonces se acomoda boca arriba y se limpia las lágrimas, luego como si fuera un mal chiste escucho un toc toc en la puerta. -        Amor, amor, ¿estás ahí?, perdóname por favor, no quise decir eso, bueno sí, pero es que no sabes lo aterrador que es para mí tener un hijo, y la llegada de tu amiga, así de improvisto…Amor, de verdad, yo si quiero estar contigo y aunque reconozco que no me gusta la idea, si es para tenerte a ti contenta, yo acepto a tu amiga, pero dejo en claro que estás siendo injusta conmigo. Ni Carolina ni yo respondemos, pero creo que ambas nos damos cuenta de lo cómico de la situación que todo el tiempo nos estamos hablando a través de las puertas y yo trato de aguantarme la risa, ella si no se la aguanta y sale su carcajada con tanta fuerza que se sienta de inmediato en la cama, luego se arrastra así sentada sobre las cobijas hasta salir por los pies de la cama, abre la puerta y aunque aún tiene una las huellas de quién ha llorado le dice a su marido de frente: -        Aclárame eso de injusta. -        Pues es que yo no puedo traer amigos a la casa a dormir y pues tu… -        Hay diferencias Julio, tus amigos son unos borrachos que no saben respetarme aun estando tu presente, ella en cambio, no te ha faltado el respeto, a pesar del trato que le has dado se ha mantenido y sé que se mantendrá integra y sin molestarse en igualarse contigo, en ningún momento me va a irrespetar y además, anoche tu saliste con tus amigos, llegaste borracho y no te dije nada, te metiste así a mi cama y no te dije nada, porque quiero que tú seas feliz conmigo sin perder tu libertad ni moldearte a mi antojo, así que no hay injusticia en eso, ahora, si de verdad quieres traer a un amigo a dormir, espera a que Marion ya no requiera estar en Bogotá, y puedes traer a todos los que quieras, eso sí, yo me voy a donde mi mamá; y allá no me vayas a buscar, porque si regreso a donde mi mamá, no regreso contigo. -        Sigues siendo injusta, pues me pones sí o sí una sola opción, pero ya te dije, si es lo que te hace feliz… Buenos días amiga de Carolina, bienvenida a mi casa, -Ella estaba mirándome mientras él me dirigía la palabra, pero en éste instante lo miró como si fuera a matarlo con sus ojos, entonces él corrige- perdón a nuestra casa. -        Gracias Julio. -        ¿Me repites tu nombre por favor?, perdón, no puse atención hace un rato. -        Claro que sí, Marion Durand -        Bueno Marion, Caro, ¿Qué quieren desayunar? El resto del día y el fin de semana se pasaron tan rápido que no me di cuenta cuando suena la alarma del despertador el lunes a las cinco de la mañana, al final Julio era un lindo y tierno perrito, después de esa discusión se portó increíblemente amable con ambas, y hasta se puso a contarme sobre su trabajo y sus cosas, si no es porque ya somos grandes, y no tenemos más relación que nuestra amistad, diría que somos una linda y típica familia.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD