VIII: Traslado improvisado

3484 Words
Bajo lo más rápidamente evitando que Martha me vea y piense que estaba escuchando escondida, al llegar a la oficina todos me ven como si esperaran una razón o algún comentario de mi parte, pero solo les digo: -        No ha dicho nada, pero ya lo recibió, no sé hasta cuándo vamos a poder ocultarlo. -        Por lo pronto Durand, tenemos más cosas que atender – Me responde Victor. -        De acuerdo. Entonces cuando me siento en mi puesto reviso el correo electrónico y veo que el banco ya me ha dado respuesta, la cuenta bancaria de Laso está congelada, reviso todos sus movimientos y la consignación más alta la realizaron hace tres semanas y no fue sino por un valor de quinientos mil, lo cual no equivale ni siquiera a la mitad de su salario, así que descarto que haya recibido dinero en su cuenta, pero decido mantenerla congelada, con el fin de saber si en algún momento intenta utilizarla, poder rastrear desde dónde la ha usado. Minutos más tarde mientras estamos todos en la oficina llega de nuevo Martha la secretaria del coronel, se acerca a mi puesto y me dice: -        Mijita, el coronel quiere verla, por favor suba a su oficina. Todos han escuchado, y con el miedo de cuando te llamaban a rectoría en el colegio me miran esperando una respuesta, Víctor finge no mirarme, pero estoy segura que tiene sus otros sentidos alerta. Asiento con la cabeza en silencio, apago la pantalla de mi computador y lo bloqueo, salgo despacio detrás de una Martha que me espera para escoltarme y camino a su lado hasta la oficina del jefe; al llegar él me ve y me dice: -        Por favor tome asiento teniente Durand. –Su voz es tan profunda y clara que una parte de mí se siente ansiosa frente a su presencia, pero al igual que en la reunión de ayer, disimulo poniendo la cara más seria. -        Gracias mi coronel. -        Teniente la he mandado llamar ya que estoy requiriendo una persona que me cubra en Bogotá, verá, normalmente permanezco en la casa de Nariño, pero viendo que no podré volver hasta finalizar el mes, estoy requiriendo a alguien con su talento y habilidad para controlar personal. -        No comprendo señor, pensé por lo que dijo ayer que estaba dudando de mi liderazgo. -        Si, así era, hasta que he leído los dos informes que he recibido, el que le presentó al general y éste. –Levanta con su mano izquierda el informe que hace una media hora yo había subido – Y me doy cuenta que es una mujer determinada y muy capaz, ha coordinado al equipo del teniente Castillo sin mayor esfuerzo y es justo lo que necesito. -        Comprendo señor y le agradezco la confianza, pero ¿Qué pasará con la investigación del caso del atentado a? … -        Su compañero el teniente Castillo está perfectamente capacitado para continuarla, por favor asegúrese de dejarle toda la información necesaria para que él llegue a buen término la investigación. -        De acuerdo señor, pero y ¿Qué pasará con mi equipo?, es decir, cuándo me asignarán uno, ¿O me está relevando de mi cargo como jefe de investigaciones? -        No, no, por favor no piense eso teniente, esto que le pido es una especie de favor que requiero de su parte, y veo que usted, como ya le dije es la más capacitada en el momento, por su equipo no se preocupe, tan pronto como tenga personal para asignarle, usted volverá al frente de su equipo y tendrá luego dos meses para acondicionarlos al ritmo de trabajo de la estación. -        No lo sé señor, quisiera pensarlo. -        Bueno Durand, es un hecho que quiero hacer honor a mi apellido y ser cortés, pero si comienza con esa actitud de duda, prefiero que sea una orden. -        No señor, no es duda, sino que de verdad es algo que me toma por sorpresa. -        Hagamos algo teniente, vaya, y coméntelo con su compañero Castillo, entregue todo y deje todo al día, mañana usted y yo salimos para Bogotá. -        No comprendo señor, pensé que dijo que no se puede mover. -        Y así es, pero no quiero enviarla solo con una carta y ya, quiero que todo el personal que tengo a cargo allá, sepa quién es usted y que la respaldo personalmente. -        Okey señor, ¿Puedo hacer una pregunta más? -        Si puede, adelante. -        ¿Qué pasará con la estación mientras usted esté conmigo allá en Bogotá? -        Durand, eso no es asunto suyo, pero para que esté tranquila, conténtese con saber que tengo el permiso del general para ordenar todo en Bogotá el fin de semana y volver. -        De acuerdo señor, gracias, sólo tengo otra duda. -        Dígala -        ¿Dónde me quedaré cuando esté allá?, es decir, ¿Dónde me hospedaré y por cuanto tiempo será? -        Se puede quedar en el batallón de policía más cercano, yo mismo me encargaré de los detalles, y en cuanto el tiempo, no sabría decirle, pero confío en que sea menos de un mes, ya le dije que es mientras le ubico personal para que sea parte de su equipo y del mismo modo, buscaré a alguien que me pueda reemplazar allá cuanto antes, de manera que usted vuelva lo antes posible…Pero…-Agacha su cabeza y mira otros documentos que tiene en su escritorio, luego vuelve y la levanta- Prepárese para unos seis meses por lo menos, ya sabe, es mejor siempre estar preparados para lo que sea. Abro mis ojos de par en par, no puedo creer lo que estoy escuchando, en seis meses es seguro que encuentren un reemplazo, pero para mí, estoy a punto de salir de la investigación, y no hay nada que pueda hacer… -        De acuerdo señor, entregaré todo lo antes posible y quizás tenga que salir antes para organizar lo que debo llevar mañana y… -        Si, como quiera –Su vista está en el computador – ya puede retirarse Durand. Me levanto como una autómata y camino lentamente hacia la puerta, me siento como flotando en una realidad que no es la mía, antes de salir le digo al coronel: -        Permiso para retirarme coronel -        Si, siga. No volteó a mirarme de nuevo y al salir la sonrisa de Martha es nerviosa, pero aun así ella sube los pulgares, seguro escuchó todo y ahora no tengo la menor idea de que hacer, ese coronel es peor que el coronel Guzmán, es tan pedante y una parte de mí juraría que me ve de una manera diferente a como me ven los demás; lo otro es que puede creer que por ser atractivo puede tratarme como quiera y solo lo permito por su cargo, pero hasta eso tiene límite. Llego a mi oficina y esta vez aunque siento los ojos de todos sobre mí, no puedo dar crédito a lo que me está pasando, así que no digo una sola palabra, entonces Víctor se sienta frente a mi escritorio y me pregunta: -        ¿Qué quería Durand?, ¿Era sobre la investigación? -        Si y no, parece que quiere… -        ¿Qué?, habla… -        Te me calmas Castillo, recuerda que somos iguales. -        Si, si perdona Durand, es que me pones ansioso… -        Hum jum, contrólese. -        ¡Ay no es desde ese punto!, es que quiero saber qué es lo que quiere el jefe. -        Bueno es que no es muy agradable. -        Pero por favor habla. -        Quiere que te entregue todo lo de la investigación y me vaya para Bogotá. -        ¿Cómo? ¿Y la investigación? -        Por eso, quiere que te la entregue y yo me voy a Bogotá a “atender los asuntos de él” -        No me opongo en tener el control de la investigación, pero eso significa que ¿Dejas de ser la líder del otro equipo? -        ¿Por qué haces las mismas preguntas que ya le hice a él? -        Bueno, no lo sabía, pero entonces… -        Si perdona, es que no es fácil, él dice que no, que es temporal, pero me pidió prepararme mínimo seis meses de estadía allá. -        ¿Qué?, pero eso significa que… será que sospecha que sabemos algo y quiere sacarte de la investigación porque sabe que vas por buen camino, y es cuestión de tiempo que lo descubramos…Oh no… -        ¿Qué? -        ¿Y si después me saca a mí, para que ya archivemos la investigación? -        Puede ser, pero… mientras tanto, te necesito alerta, voy a irme a Bogotá, de eso no hay duda, en un rato termino el informe para la inspectora que nos saca de la investigación, añade por favor tu listado para sacarte de la lista de sospechosos, y enfócate en encontrar quien plantó el arma, el motivo para haber matado a la senadora, supongo que mañana serán las exequias de los fallecidos, así que no tendrás mucho tiempo, yo aprovecharé que estaré en casa de Nariño para averiguar quién contactó a Laso, aunque casi estoy segura que fue él. -        ¿Y cómo lo vas a enlazar si ahora tú estarás cubriendo su posición? -        No lo sé, pero ya lo pensaré. -        ¿Qué vas a hacer con tu muchacho desaparecido?, ¿Crees que esté muerto? -        No, estoy segura que no está muerto, sólo que aún no tengo pruebas. -        ¿Sabes ya dónde está? -        Creo saberlo, pero no tengo las pruebas. -        ¿Y? -        No está en Colombia -        Eso ya me lo esperaba, pero ¿Dónde sí? -        De momento está en Buenos Aires. -        ¿Qué?, ¿Cómo? -        Mira, ya te dije, no tengo pruebas, pero ahora te mando un archivo con todo lo que tengo, por ahora ya terminé mi informe para la inspectora. Me levanto y recojo las hojas para la inspectora, le adjunto mi listado de llamadas y luego se lo entrego a Víctor y le digo: -        Ahí tienes, por favor añade el tuyo para llevarlo ya a la inspectora. A regañadientes se levanta de la silla frente a mi escritorio y va al suyo, rebusca debajo de algunos papeles y vuelve con un paquete de hojas, luego me las entrega y me dice: -        Gracias Durand. Se voltea y se va a su puesto, yo camino hasta la oficina de la inspectora y le entrego el informe personalmente, entonces le digo: -        Gracias por la confianza, acá está la prueba de que no mentimos ni yo ni mi compañero el teniente Castillo. -        Excelente teniente Durand, ya la esperaba. -        Con gusto, que tenga buen día. Regreso a toda velocidad a la oficina y comienzo a arreglar las cosas, ordeno mi escritorio y le envío un archivo con toda la información que tengo a Víctor, luego verifico el reloj y son las doce del mediodía, entonces les digo a todos: -        Muchachos, salgo a almorzar pero no regreso, nos vemos confiando en que todo salga bien hasta dentro de unos seis meses o menos, gracias por el apoyo brindado. -        Mi teniente Durand… -        Dígame Rodríguez. -        ¿Qué sucedió?, ¿La despidieron? -        No Rodríguez, me reasignaron temporalmente, no es tan grave. -        ¿Y la investigación? -        La van a continuar con el teniente Castillo, pero permanezcan alerta, quizás los contacte en caso de emergencia. -        Si mi teniente – Responde Rodríguez. Entonces salgo de la oficina, me subo a mi auto y conduzco hasta la casa de Amanda, cuando logro timbrar un par de veces, ella sale con delantal y al verme a la cara solo me dice: -        Entra por favor. Entro a la casa de Amanda y mientras caminamos a la sala, ella se va quitando guantes y delantal, luego las tira al suelo, se devuelve y me abraza, ella me conoce bien, así que su abrazo hace que rompa mi llanto y allí nos quedamos abrazadas un rato, luego cuando al fin me calmo, ella me dice: -        Siéntate, ya te traeré agua. Ella sale corriendo a la cocina mientras yo me quedo llorando en su sofá, no puedo creer lo que me está pasando, cuando estoy en la cúspide y a punto de dar con todo, viene de nuevo el poder castrante y patriarcal y me hace esto… Cuando Amanda regresa con el vaso de agua, ella me la ofrece y trata de averiguar que ha sucedido, quiero contarle, pero trato de ignorar las partes de la investigación que no le toca saber, luego de llorar durante una media hora, me dice: -        Bueno amiga, cálmate ya y trata de verle el lado positivo. -        ¿El lado positivo?, Dime cuál es el lado positivo, me sacan de mi trabajo, me quitan la mejor investigación que he tenido en la vida, me mandan a hacer labores administrativas y encima, voy a estar lejos de mis padres y de ti por seis meses, dime cuál es el lado positivo… -        Bueno, si solo ves eso si es muy triste, pero piensa que en Bogotá te encontrarás con Carolina y yo aprovecharé para ver si Solangie está viva. -        Je je, boba, me hiciste reír. -        Creí que para eso es que me tienes. -        Sí, es verdad, eres mi boba favorita ja ja. -        Bueno y por otro lado, hagamos algo, según me dices tienes la tarde libre, ven y almorzamos, vamos por los niños y se los llevo a mi mamá, luego nos vamos de paseo y compramos ropa para ti y de pronto nos queda tiempo para ver a tus papás. -        Pues no sé si nos alcance el tiempo, pero me gusta tu idea, vamos amiga, por eso te amo. -        Ve al baño a limpiarte el maquillaje, mientras te sirvo el almuerzo, luego te quitas ese uniforme y coges algo de mi cajón, ya sabes dónde está y vámonos en tarde de amigas. -        De acuerdo Nos ponemos a almorzar y charlamos de muchas cosas, luego de un rato nos damos cuenta que necesitábamos esa tarde para salir y reír, me pongo un pantalón de tela suave n***o y una blusa rosada, guardo mi uniforme en una bolsa y le cojo unas sandalias de tacón bajo, al verme al espejo siento que no han pasado años sino apenas unos días de cuando vestía igual que mi amiga, al salir nos subimos al auto y rodamos unas cuadras hasta el colegio de los niños, los subimos al auto y van contentos, ella llama a su mamá en el camino quien le parece una excelente idea tener a sus nietos una tarde entera, entonces nos despedimos de la madre de Amanda y nos vamos a la zona comercial de Tunja y allá compramos unas cosas para mí, otras para Amanda, no es que nos sobre el dinero, pero he sido muy organizada en las finanzas, a la mitad de la tarde nos tomamos una merienda de café con torta y helado, nos descansamos un buen rato y al final me acompaña por dos horas hasta la vereda donde viven mis papás. Cuando me ven llegar se sorprenden, sobre todo por que llegamos casi a las siete de la noche, y apenas es jueves, aun así nos hacen pasar y cenamos con ellos, les comento que me han trasladado por unos seis meses a Bogotá a lo que mi padre me responde con su habitual tono francés que no se le ha quitado a pesar de los veinte tantos años que lleva en Colombia: -        Pego eso es muy bueno, así tendgué escusas para visitag a mi hija en la capital del país. Mi mamá solo sonríe y se agarra de su brazo, luego añade: -        Mijita, sé que debe sentirse incomoda de que la sacaran de su trabajo, pero yo sé que eres muy pila y no tardarás en volver, además, quizás allá te den un ascenso. -        No lo sé mamá, ser la líder del equipo de investigaciones era uno de mis más grandes sueños y siento que ahora se está yendo rápido y por el caño. -        Pego no es paga que lo veas así, si egues inteligente, tu pogas volvegte detectiv, ¿No hay eso acá? -        Si papá, de hecho ese sería el cargo que tengo actualmente, sino que entiendo  que te refieres a que puedo ascender a detective especializado. -        Coguecto. -        Ja ja gracias por los ánimos papá. Una hora después regreso por la carretera hasta Tunja, son casi las ocho y media de la noche  y entonces dejando a Amanda en su casa le digo: -        Amita, me voy a dormir, gracias por todo, te estaré llamando seguido, mañana pasaré por acá y te entrego las llaves, necesito que le eches un ojito a mi apartamento, sobre todo porque no alcanzo a lavarte la ropa que me has prestado y no quiero que al volver haya cucarachas o ratones en mi cuarto por dejar algo abierto por ahí, puedes coger mercado de la nevera si necesitas, no tengo mucho como sabrás que casi nunca estoy en casa, pero sé que te gustará lo que encuentres. -        Amiga no hables como si no fueras a volver. -        No, yo sé que volveré, pero tengo que dejarle a alguien mis cosas mientras tanto, y tu eres mi bobita favorita, ja ja ja. -        Ja ja, deja la bobada tú y te espero mañana ¿ A qué hora? -        Por ahora dejémoslo a las siete, ¿Vale?, te pasaré dinero para que me pagues los servicios cuando vayan llegando. Nos abrazamos y ella baja sus compras, yo arranco y me voy a mi apartamento, ya estando en mi casa me quito todo como siempre y me meto a la ducha, al salir me siento en la cama, me concentro y empiezo a pensar en mis cartas, al cabo de unos segundos el peso de la cajita de madera en mis muslos me avisa su llegada, abro la caja y comienzo a barajar cartas una y otra vez, hago preguntas mentalmente de mi vida y la vida de Amanda, muchas cosas las entiendo y resultan bastante acertadas, otras siento que como que no son. Hago la búsqueda en mi celular y encuentro el mismo archivo de pdf, después de dos horas de estar leyendo he aprendido varias formas de tirar las cartas, al cabo de un rato se me ocurre preguntar por el caso, no he querido pensar en toda la tarde porque me frustra saber algo y no poder hacer nada, pero recuerdo que con Víctor quedamos en apoyarnos en caso de confirmar información u obtener más pruebas. Sin embargo las cartas me dicen lo que ya sé, entonces se me ocurre preguntar por mi futuro y sale que haré tres viajes, uno cada vez más lejos, quiero entender un poco más, pero en eso las cartas se quedan cortas, no son tan elocuentes como una persona. Me levanto y guardo las cartas en la mesita de noche, y yo me pongo a arreglar mi maleta, guardo tres uniformes, con los que he usado estos días y el que quedó destrozado ya me quedaron solo cuatro, tengo uno en el auto y los otros los tengo acá, sin mencionar el de gala que también lo guardo. Guardo obviamente mi ropa interior y mi maquillaje, los zapatos de tacón bajo del uniforme de gala, las sandalias que me prestó Amanda hoy que me gustaron mucho, un par de toallas y dejo espacio para algunos elementos de aseo, pensar en volver a quedarme en el batallón me enloquece, es como volver a ser cadete, me siento degradada y sin embargo… Una idea me cruza la cabeza, son cerca de las diez de la noche, pero ella es mi amiga, así que le escribo a Carolina preguntándole si me puedo quedar en su casa mientras estos seis meses, el mensaje le llega, pero no me contesta. Pasa casi una hora y casi a las once me responde diciéndome: -        Amiga, claro que sí, es para mí un gusto, no sé si te pueda dejar los seis meses acá, pero ahí lo vamos viendo, no te preocupes, no te voy a dejar en la calle. Luego me manda otro mensaje con su dirección, en internet busco su dirección en Bogotá y luego la dirección de la casa de Nariño, quedándome en casa de Carolina estaría a más o menos una hora, eso es un poco difícil de digerir para mí, ya que aquí con trancón es media hora para mí; aun así le agradezco que me acepte y le respondo de inmediato. -        Perfecto, te estaré avisando cuando pueda llegar a tu casa, gracias. Después de eso me acuesto a dormir como me gusta, me suelto la toalla del cabello, la bata y me meto bajo las cobijas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD