Calamidades.

1052 Words
Cal recorría el bosque de Paal en compañía de Ferenc y Johen. Los tres se encontraban cazando cómo cuando esos dos últimos eran jovenes. - Cal, no es justo… mis rodillas me matan. Se quejó Johen de Brass. Calisto se giró y observó a sus amigos, y sintió envidia. Envidia al verlos maduros, envidia por cambiar, envidia por no ser los mismos de siempre. Johen se percató de cómo lo observó Cal y le devolvió la mirada muy incomodo. - ¿Que te sucede?. Le preguntó éste. Cal entonces decidió sincerarse con sus amigos. - Comienzo a arrepentirme de mi inmortalidad, sigo amando a Luzbel pero no me gusta en lo absoluto seguir luciendo de veintiún años. Literalmente mi hijo Josna luce mayor que yo. Les tengo envidia a ustedes y a mi hermano y también al idiota de Stavros. Ferenc sonrió con tristeza. - Cal, si no hubieses dado tu alma a Luzbel, muy probablemente no hubiésemos podido ganar la guerra, lo que hiciste… tus decisiones fueron las correctas. Le respondió Ferenc mientras se sujetaba de la mano de Cal para poder subir por una roca muy grande. - Ademas, aún somos tus amigos y nosotros no te vemos como un jovencito de veintiún años. Además técnicamente eres dos años menor que yo y que Johen… tampoco es para que te lo tomes tan mal… envejecer es horrible. Señaló Ferenc dando por terminado su sermón. Johen asintió mientras tomaba el carcaj. - Fer tiene razón… al menos a ti se te va a seguir parando toda la eternidad, no como a nosotros que en determinado momento no vamos a poder mantener una ereccion… Señaló Johen, ocasionando que Cal y Ferenc lanzaran una carcajada. - Bueno… en ese sentido, supongo que tienen razón… Aceptó Calisto. - ¿Han sabido algo de los Nashor?. Preguntó Ferenc al cabo de un rato. - No… se supone que mañana tendrán que estar en Wenderas, o de lo contrario… Respondió Calisto. - ¿Que?. Preguntaron Ferenc y Johen al mismo tiempo. Cal se encogió de hombros muy contrariado. - Pues no lo sé, no había pensado en eso… supongo que en el fondo quiero creer que Jenna me dejará ver a Karlf. Hay muchas cosas que tengo que hablar con ese muchacho. Señaló Cal. Ferenc y Johen intercambiaron miradas nerviosas. - ¿Por que tengo la sensación de que algo malo va a ocurrir?. Preguntó Johen. ***************************************************** - Noto a Cal muy extraño últimamente… Le dijo Clint a Belial mientras el otro servía una copa de vino. - ¿Porque?. Preguntó Belial muy interesado. - Pues… para empezar creo que le está comenzando a afectar lo de ser inmortal. Le respondió el otro. Belial fue a sentarse a lado del ángel y lo miró con interés. - No creo que se deba exactamente a eso, Janos está atravesando por lo mismo, por cierto… nunca te agradecí por hacerlo inmortal. Le contestó Belial ofreciéndole la copa. Clint le dió un pequeño sorbo y lo miró sonriéndole de lado. - Sólo lo hice por que se muy bien lo mucho que lo amas… lo amas de igual manera que yo amo a Cal. - Tengo una idea, ¿Porque no hacemos que ambos platiquen y así, tal vez y sólo tal vez los dos puedan desahogarse. Clint sonrió entusiasmado. - Suena bien… ¿Bel?… ¿no crees que fuimos muy egoístas al hacerlos inmortales?. Le preguntó Clint. Belial arrugó la nariz y dió un respingo. - Era eso, o vivir por la eternidad llorando sus pérdidas. No sé tú, pero yo no podría vivir sin él. Respondió Belial. Clint asintió. - Yo tampoco. En eso Belial se puso de pie. - ¿Has sabido algo de Asmodeus?. - No. El muy cabron parece haberse esfumado. Le respondió Clint. - Sinceramente no creo que se haya ido de esta dimensión… más bien yo creo que el muy cretino se ha de haber escondido… Clint le lanzó una mirada inquisidora. - Cal y yo también pensamos lo mismo, Miguel dice que debe de llevar consigo una runa de culto. - Claro, con esa cosa jamás podríamos dar con él. Coincidió Belial. - La cuestión está en que o el muy maldito está oculto en alguna cueva o ruinas o de plano poseyó algún cuerpo y anda por ahí. Belial y Clint se miraron evidentemente preocupados, en ese momento llegó Janos, quien al ver a Clint sonrió emocionado. - ¡Hola Clint!. Le dijo el joven. Clint fue y le estrechó la mano con fuerza. - ¿Como estás el día de hoy?. Le preguntó Clint muy alegre, tratando de ocultar su evidente ansiedad y preocupación por el tema de Asmodeus. Janos lo miró frunciendo el entrecejo. - Evidentemente me encuentro mejor que tú, ¿Que te tiene así de preocupado?. Le preguntó él ahora entonces Rey de Kyrian. Clint alzó las cejas muy sorprendido. - Que perspicaz eres… verás, hay varias cosas que me preocupan, la primera de ellas tiene que ver con Calisto, no está pasándola muy bien y me preguntaba si podrías ir a hablar con él. Tal vez contigo se suelte y te diga abiertamente lo que en realidad piensa, a mí medio me dijo pero creo yo que sólo me contó de manera superficial. ¿Podrías ir?. Janos miró a Belial y luego posó sus ojos castaños en Clint. - Por supuesto que si, sabes bien que haría cualquier cosa por ustedes. - Excelente… Dijo Clint muy satisfecho. - ¿Y la segunda cosa que te preocupa?… Le preguntó Janos mirándolo con los ojos entornados. - Pues tiene que ver con Asmodeus, llevamos dieciséis años buscándolo y no damos con él, es evidente que sigue aquí, en esta dimensión y está oculto tal vez con una runa, para no ser detectado… el problema es encontrarlo. Le informó Clint evidentemente ansioso. Janos comenzó a dar vueltas en círculos pensando y luego se detuvo. - Si yo fuese Asmodeus y no quisiese que me encontraran pero a la vez quisiera vengarme… yo me ocultaría a la vista. Dijo el joven sonriendo. Clint y Belial se miraron sorprendidos. - ¿A la vista?. Preguntó Belial. Janos miró a su esposo y sonrió. - Sí, piénsalo… uno nunca busca donde tiene cerca… - Janos, eres un puto genio. Dijo Clint.
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